"En el mejor de los casos la crisis nos va a llevar diez años, en el peor no vamos a salir nunca de ella", ha afirmado con rotundidad Ángel Pascual-Ramsey y Andrés Ortega ha corroborado en parte lo dicho por su compañero diciendo que "de esos diez años ya llevamos cinco de crisis". Parecen no estar del todo de acuerdo y durante los años pasados trabajando para José Luis Rodríguez Zapatero, "hemos discutido mucho a lo largo de esos años y no siempre hemos estado de acuerdo", reseñó el editorialista y columnista Andrés Ortega.
Claro está que en todo no podían estar de acuerdo, pero en lo esencial sí, por eso hicieron un riguroso análisis de lo vivido cerca del ex presidente. "Zapatero cometió tres errores, admitidos por él mismo. En primer lugar, no haber reconocido la crisis a tiempo. En segundo lugar, tras la caída de Lehman Brothers, pensar que la crisis iba a ser más corta y el tercer factor sería no haber explicado suficientemente los recortes y las reformas emprendidas", explicó Ortega en la presentación.
En abril de 2008 estalló la crisis actual a nivel mundial y en agosto fue cuando la burbuja inmobiliaria española irrumpió por culpa de la financiación bancaria. La crisis, para los autores, ha producido un cambio a nivel financiero y geopolítico que va a ser permanente, "el mundo como lo conocíamos ya no va a ser igual", señalan. Hay demasiados factores implicados en el proceso, además del gubernativo, las comunidades autónomas, los ayuntamientos, la banca, el Banco Central Europeo, la clase empresarial, los sindicatos, los partidos y, por supuesto, los ciudadanos; todos son culpables de la crisis.
Además, "Rajoy no genera confianza", afirma Andrés Ortega. A su entender no se pueden presentar unos presupuestos y al día siguiente añadir recortes por valor de 10.000 millones de euros en sanidad y educación. Para salir de la crisis se necesita "un gran pacto nacional, diferente a aquel de los Pactos de la Moncloa, porque las condiciones no son las mismas", añadió. Recuerda que se han producido entendimientos entre los dos grandes partidos nacionales, como los acuerdos de Zurbano y se deberían producir más acuerdos como ese para salir de la crisis sistémica en la que nos encontramos.
En esos acuerdos deberán participar todos los grandes partidos del espectro político nacional, PP, PSOE, CiU, PNV e IU; además se tendrán que sumar los sindicatos, las organizaciones empresariales y, desde luego, las comunidades autónomas. Un frente común de unidad presupuestaria pero con la flexibilidad suficiente para no ahogar la economía, que es lo que de momento parece que está haciendo el Partido Popular.
Para Andrés Ortega no se debe recortar ni en Sanidad, ni en Enseñanza, ni en Investigación y Desarrollo (I+D+i), a lo cual habría que unir una nueva política industrial y pone como ejemplo lo que está haciendo Obama favoreciendo a las empresas industriales estadounidenses. Otro caballo de batalla que no se puede desbocar es la reforma laboral, porque "recortar no es reformar". Si persisten los recortes, "la alternativa al PP no va a ser el PSOE, sino un populismo peligroso, tal como ocurre en Grecia y la tecnocracia, como en Italia", señala el especialista.
Para Ángel Pascual-Ramsay España tiene un grave problema estructural, de las dimensiones de un cambio climático, que nos puede llevar a una depresión económica irreversible. "La austeridad no es la respuesta, ya que está empíricamente demostrado, si seguimos por ese camino, Rajoy va a llevar a España al hundimiento", apunta el asesor. Y explica lo que ocurrió con el presidente Herbert Hoover en los años treinta en la Gran Depresión, que es exactamente lo que puede ocurrir en esta crisis.
"Tenemos un problema de crecimiento. Los recortes no generaran crecimiento a corto y medio plazo", asevera el especialista. Por eso aboga por una flexibilización que alargue los plazos para cumplir los preceptos que nos demanda Europa. Si seguimos por esa senda, "el riesgo de intervención es real". Para él, el gobierno de Zapatero estuvo obsesionado por ese riesgo y todas las medidas que aprobó fueron para que no se produjese esa intervención que podría arrastrar a países como Francia e Italia y, al final, al propio euro.
Su diagnóstico es que el modelo económico ha fracasado, vivimos en España en un mercantilismo plutocrático, con poca competencia y con una clase empresarial elitista y poco dinámica, explica. Por ello, cree que se necesita una transformación en la estructura económica que liberalice todos los sectores de nuestra economía. Pero no sólo de la economía: se deben iniciar, a su parecer, unas reformas en serie que democraticen el acceso de los jóvenes a la innovación, se deberán reformar "el funcionariado y la judicatura, que parecen perviven en el siglo XIX, además de los sindicatos y toda estructura corporativista que en España permanecen inalterable de forma muy conservadora y, por supuesto, plantear un gran acuerdo con Europa, huyendo de soluciones extremistas y populistas.
Si seguimos por el camino emprendido, el futuro hará que el descontento social vaya en aumento. Que los ciudadanos no vean la luz al final del túnel puede abocar a una sociedad frustrada que pueda estallar en cualquier momento. Aunque creen que gracias a la estructura familiar, sobre todo a los cabezas de familia de entre 45 y 55 años, el estallido no se ha producido, "se hacen huelgas generales y al día siguiente se olvidan gracias a esa masa de profesionales y trabajadores que aún tienen un trabajo fijo", agregan.
Lo único bueno que apuntan es nuestra permanencia en la Unión Europea, "como decía Javier Solana, es lo mejor que nos ha pasado en los últimos 1.500 años de nuestra historia", recuerdan. Es quizá lo único positivo, lo otro sería leer el libro y, como apuntaba Joan Tarrida al comienzo de la presentación, "el libro nos da las claves de lo que debemos hacer para salir de esta situación desde una visión crítica y honesta".
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