Dambisa Moyo, nacida en Zambia y doctora en Economía por la Universidad de Oxford, analiza estas cuestiones en su libro Cuando la ayuda es el problema (Editorial Gota a Gota), busca soluciones y muestra el daño causado por algunas políticas de ayuda al desarrollo aplicadas desde el fin de la II Guerra Mundial. Como afirma Ramón Gil-Casares en el prólogo, “con una sorprendente apoyatura en datos económicos, el lector se enfrenta a un libro de teoría del desarrollo en África que se lee casi como una novela”. Cuando la ayuda es el problema explica de forma convincente en qué condiciones la ayuda no es parte de la solución, sino que se convierte en parte del problema.
La situación actual, según se expone en el libro, es ésta: han pasado sesenta años, se ha otorgado más de un billón de dólares a África en concepto de ayuda, pero no hay nada bueno que mostrar. Si la ayuda sólo fuera inofensiva (esto es, limitarse a no conseguir lo que se pretende conseguir), este libro no habría sido escrito nunca. Ahora bien, el problema radica en que la ayuda no es provechosa, sino dañina. Ya ha dejado de formar parte de la solución posible, ahora forma parte del problema; en realidad, la ayuda es el problema.
Y pese a los miles de millones de dólares que se han transferido desde los países ricos a África durante los últimos 60 años para la ayuda al desarrollo, larenta per cápita hoy es menor de lo que lo era en los años 70, y más del 50% de la población (350 millones de personas) vive con menos de un dólar diario, una cifra que casi se ha doblado en dos décadas.
Dambisa Moyo también propone para África un nuevo modelo de desarrollo que reduzca la pobreza, favorezca el crecimiento económico y permita al continente aprovechar las ventajas de la globalización y en el que se evite que la ayuda sin condiciones constituya una condición previa de cualquier iniciativa de desarrollo, porque esta ayuda no es capaz de erradicar algunos de los males de África, entre los que destacan las guerras civiles y la corrupción. Al contrario, la ayuda al desarrollo fomenta la corrupción y permite a algunos regímenes mantenerse en el poder artificialmente.
En definitiva, la idea de que la ayuda puede aliviar la pobreza sistemática es un mito y, para la autora de este libro, la solución pasaría por una interesante propuesta que consiste en una mezcla entre comercio, inversiones extranjeras directas, mercados capitales, bonos del mercado, remesas y micro finanzas, todo ello combinado con el fomento de una fuerte inversión en el sector privado hacia esas economías para lograr una creación de empleo.
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