Goya es su obra más actual y es una copiosa monografía del pintor de Fuendetodos. Es un estudio con una interpretación muy novedosa de Francisco de Goya, alejada del pensamiento imperante hasta ahora de que Goya, como en su tiempo se dijese de Miguel de Cervantes, era un ingenio lego, un ebanista que pintaba por encargo. A ello contribuyó de manera errónea el filósofo José Ortega y Gasset, que no dio valor al ingenio de un pintor, al que según el pensador francés, fue un intelectual de primer orden, como atestigua su obra.
Vivir solos juntos es una compilación de ensayos que desde hace unos veinte años lleva realizando Todorov y que a través de la historia del pensamiento ha agrupado en un gran tema: la necesaria relación que mantiene el ser humano con personas diferente a él, o como señala el autor “el ser humano vive actualmente mucho más aislado, pero en sociedad”.
Comienza el libro con una obertura en la que estudia al intelectual palestino Edward Said, amigo suyo y al que conoció en Nueva York, en un trabajo que tiene algo autobiográfico, pero de forma indirecta, ya que trata de su relación personal con él. Continúa el libro con un estudio sobre el descubrimiento de América, un tema recurrente en su obra, y prosigue con diferentes aproximaciones a genios de la literatura, el pensamiento y la música como Rousseau, Mozart, Constant, Stendhal, Samuel Beckett y terminando por Goethe, al que señala como la síntesis de gran parte de su pensamiento y al que suscribe plenamente en la fórmula y las formas.
El libro sobre Goya no es un libro de la historia del arte al uso, sino que es un libro sobre la historia del pensamiento, “la historia del arte ha dejado un poco de lado la historia de las ideas”, señala el filósofo francés y añade que “Goya es uno de los máximos pensadores de la historia de la humanidad a la altura de Goethe o Dostoyevski”.
Es una cuestión que siempre se ha obviado en él: la dimensión como pensador. Sus contemporáneos no le entendieron porque fue mucho más allá que ellos en el Siglo de las Luces. Goya, se puede decir que llevó dos carreras en paralelo e independientes una de otra. La más conocida fue la obra que realizó por encargo y, la otra, cuantitativamente más interesante, es la que realizó en privado, su pintura negra, a la que no se hizo mención en público en su época.
La serie de televisión que dirigió José Ramón Larraz fue un prodigio de anticipación, ya que el director catalán afincado en Londres, sí supo ver hace ya muchos años esa faceta del pintor y mostraba a un pintor torturado por los desastres de la guerra. Todorov se fija en esta dimensión del pintor aragonés y su obra versa sobre la dimensión subterránea de Goya, al mostrar el pensamiento que encerró en esta obra suya que denomina “subterránea”.
Acompañó en el acto el editor español de su obra y responsable de la editorial, Joan Tarrida y el escritor y diplomático José María Ridao, autor del prólogo del libro. Ridao reconoció estar “obsesionado con las pinturas negras de Goya”. Sobre Goya se ha escrito mucho pero nunca de la dimensión intelectual de su obra. Pero, a su entender, hacía falta una obra donde se conjugasen el arte con el pensamiento. “Todorov describe en su obra los rasgos del nuevo humanismo y lo hace mirando a los autores del pasado. No es el primer ensayo que escribe sobre pintores, ya tiene otro sobre Rembrandt”, aclara Ridao en su explicación.
Para el diplomático, “Todorov pone el dedo en la llaga, reivindica a Goya y su pensamiento como en su tiempo lo hizo Américo Castro sobre Miguel de Cervantes”, dice. Para él, en las páginas de Cervantes está el pensamiento de Erasmo. Y explica cómo Goya se mostró muy crítico con Napoleón y sus tropas cuando invadieron España, dedicándose a un saqueo cultural flagrante. Para él, el comportamiento de las tropas napoleónicas fue execrable y ultramontano porque “lo importante no son los fines sino los medios que se utilizan para conseguir esos fines”, explica Ridao.
Tzvetan Todorov es un pensador cada vez más reconocido por sus interesantísimos trabajos, siempre de una actualidad meridiana. Su postura ante las nuevas tecnologías es favorable, aunque también ve sus defectos. Para él, la historia de las relaciones sociales se dividen en dos, “antes y después de face-book”, afirma con una ligera sonrisa en los labios y se muestra favorable a las redes sociales que define como “una reacción del aislamiento creciente del individuo” y no se muestra convencido que esa sea la solución a la nuevas relaciones.
Quizá por ello se ha fijado en Francisco de Goya, lo que supone un elogio al individualismo: un individuo que irrumpe en la esencia de la pintura sin escribir una sola palabra al respecto. Quizá porque no haga falta: sus pinturas negras son por sí mismas un tratado de historia contemporánea y un tratado del pensamiento de una época vista por un hombre que pintó todo aquello que no le gustó.
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