El autor trae a su libro personajes tan lejanos como Aquiles, Alejandro Magno o Julio César pero también tan cercanos como Hitler, Stalin, Mao o Fidel Castro, pasando por épocas intermedias como la Edad Media, la Edad Moderna y la Edad Contemporánea, donde no podía faltar su admirado Napoleón Bonaparte.
González-Trevijano (Madrid, 1958) agradeció, en la presentación del libro, a Mario Vargas-Llosa, su contribución a la obra con la escritura del prólogo a la misma y destacó que “el libro pretende ser un entretenimiento, un paseo atropellado y ligero de distintas personalidades de la historia y de la política universal”. Muchas de las cuales llevan unida la idea de la destrucción y de la sangre que trae la política, como elemento que caracteriza su forma de ser.
Casi todos los personajes que se incluyen en el libro han tenido relación con las guerras o con la violencia que en un momento de la historia se hna dado. ¿Es la ciudadanía la responsable de la existencia de estos personajes? ¿O por el contrario, estos personajes han surgido a espaldas de los ciudadanos? Recordemos el caso de Adolf Hitler, tratado en el libro, que llegó al poder tras unas elecciones democráticas y en un país como Alemania, tan culto y vinculado a la literatura, a la música o al arte de una forma tan cotidiana.
El autor tiene su opinión al respecto “seguramente en una ciudadanía más crítica, en una ciudadanía más exigente, en una ciudadanía con unos valores y con unas tendencias diferentes, la existencia de estos personajes no hubiera sido ni tan frecuente, ni tan omnímoda como ha sido la civilización occidental y también la oriental. De ahí a decir que la ciudadanía tiene los gobernantes que se merecen va un abismo y yo nunca he creído eso”, aseguró.
El relajo en la formación de la ciudadanía puede acarrear la proliferación de estos personajes que llevan unida la idea “insita a su hacer de la destrucción y de la sangre que trae la política, como elemento que caracteriza la forma que comportarse de los personajes tratados en el libro, “al margen de que en alguno de ellos se puedan ver aspectos relacionados con la libertad y la justicia”, afirmó el catedrático y en este punto señaló uno de sus personajes preferidos: el general de la Unión Ulises Grant que posteriormente sería presidente de los Estados Unidos en dos periodos.
También aclaró que el trabajo es un “examen” de distintas personalidades militares, históricas y políticas específicas y concretas, y no una “reflexión marxista” sobre los modos de producción en la concepción dialéctica de la historia. Es en fin un estudio sobre la personalidad “draconiana”, según él de esos personajes históricos y, para ello, no duda en acuñar neologismos como “dragoconquistadores”, “dragopapas” o “dragohumano” que rebajen la crueldad de los mismos.
El acto tuvo dos presentadores de excepción, el escritor Juancho Armas Marcelo y el periodista Ignacio Camacho, ambos amigos del rector de la Universidad Juan Carlos.
Armas Marcelo destacó que el libro “se lee como un libro de texto” pero que tiene un sentido pedagógico superior. Los personajes españoles retratados en el libro “son tratados de maravilla”, por el autor.
“Él escribe desde la libertad, desde la democracia. El texto es una lucha entre el autor y los personajes, el autor desde la libertad y los personajes desde el poder”, así definió el escritor canario el libro y se quejó de que “se escriben ensayos para los ensayistas”, sin embargo, González-Trevijano no, “se deja llevar por su sentido pedagógico y convierte en novela, en relato real, cada uno de los personajes del ensayo”, remachó Armas Marcelo.
Ignacio Camacho destacó del libro que “en él, no había ninguna figura democrática. Es una lista subjetiva y abierta que ha decidido el autor, pero que podría haber muchos más personajes”. Definió al autor como “un ensayista ameno, atento a los detalles, culto, observador irónico que maneja un castellano moderno, escritor profundo pero no pesado” y del libro señaló que “no es un canon, es una mirada transversal a los grandes líderes que trata, y de cada capítulo podría salir un guión de una novela histórica”.
El libro Dragones de la política sobrepasa escasamente las 200 páginas y es porque el autor no ha querido hacer un libro demasiado voluminoso y complejo, ha optado por hacer un estudio ameno pero riguroso de unos personajes cruciales de la historia universal y, desde luego, lo ha conseguido. La amenidad no tiene por qué estar reñida con la profundidad y el libro tiene mucho del estilo divulgativo que se da en el mundo anglosajón. Un buen camino para acercar a estudiosos y profanos a personajes que han cambiado el rumbo de la humanidad.
Si (
No(
