José Luis Pardo fue el encargado de la presentación de la obra. Dijo que él no se considera especialista de la obra de María Zambrano pero que, desde siempre, le ha llamado la atención. Profesor de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado libros como Esto no es música o La regla del juego, por la que obtuvo el premio Nacional de Ensayo en 2005.
Pardo lamentó en la presentación del libro que "lo que se ha tenido es una política editorial a menudo obediente al capricho y al oportunismo y, en cualquier caso, a la dispersión y a la falta de criterio". Sin embargo, señaló que ese "vacío" ha sido llenado por la "presencia abrumadora" de la escritora, y con su vida, que ha sido románticamente novelizada: sus aventuras y desventuras del exilio forzado han tenido más relevancia que lo que ha escrito.
La obra titulada Esencia y hermosura es una magnífica antología, seleccionada por el poeta, fallecido el año pasado, José-Miguel Ullán, con un relato prologal de casi 100 páginas donde cuenta numerosas anécdotas de María Zambrano. “Texto inconcluso” según Joan Tarrida, que anticipó la próxima publicación de sus obras completas en cinco volúmenes que comenzarán a publicarse a finales de este año y que la llevará a cabo el profesor Jesús Moreno.
Pardo indicó que "todos los que escucharon la voz de María Zambrano quedaron presos de su encanto", por lo que el hecho de que las personas que se acercaron a ella quedasen "prendidas" de su voz, puede ser la razón que haya "inhabilitado" a los contertulios y especialistas de prestigio a ignorar parcialmente su obra y a aproximarse a su escritura.
"María Zambrano supo hacer de esa condición empírica y desdichada de exiliada una ocasión para elevarse a la falta de patria trascendental, que es una condición ideal de todo escritor moderno", apuntó el filósofo. Y, además, cree que constituye el motivo por el cual no se dispone aún de una edición "que permita ponderar" el peso del conjunto de la obra de esta escritora, que fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias en 1981 y Premio Cervantes en 1884.
Pardo precisó que hace falta una "normalización literaria y académica", así como sacar su obra del "lugar suspendido en el que se encuentra". Según destacó, la importancia que tiene Zambrano no sólo es que engarza con el 'mainstream' de la filosofía occidental, sino que tuvo que inventar cómo escribir en castellano sobre cosas que no se habían abordado en este idioma".
Respecto a la selección realizada por José-Miguel Ullán en el libro, Pardo señaló que se trata de una manera "muy inteligente" de escoger los textos que mejor retratan la capacidad embriagadora que percibían las personas que la conocieron en persona, para resurgir esa "chispa" que se apreciaba en su palabra viva y añadió que dicha selección está “aparentemente organizada de manera cronológica, la selección obedece en realidad a otro criterio, propiamente poético”.
"No es sólo la secuencia temporal lo que vincula unos textos con otros, sino que hay un plano musical armónico más secreto", apuntó Pardo, y añadió que “en la obra de María Zambrano el tópico de la contraposición entre filosofía y poesía está rodeado de un ambiente platónico, en el cual se mueve en la caverna con los prisioneros”.
El volumen selecciona varias cartas, de las que todas suponen una novedad, excepto tres de ellas, y entre la que destaca las 'Cartas al pintor Juan Soriano'. Son muchos los pasajes subyugadores del libro; en especial, además de las cartas mencionadas, merece la pena destacar los capítulos dedicados a “Los intelectuales en el drama de España”, escrito en 1937 a don Miguel de Unamuno, imprescindible para entender su pensamiento, y a Galdós, también el dedicado a Cuba.
Mención a parte merece “Las palabras del regreso”, un regreso que se retrasó hasta 1984. En esta obra repasa su experiencia vital: su amor por la República, denominada la Niña en numerosas ocasiones, su largo periplo de exilio por dos continentes, las personas con las que compartió su vida, escritores y pintores que fueron modelando su pensamiento.
Asimismo, en su obra ha obviado la relación con sus maestros Ortega y Gasset y Zubiri. Los desencuentros con el primero, en la Revista de Occidente, hicieron que en su huida alborotada en 1939 hacia el exilio forzado se dejase olvidados los apuntes de esos dos filósofos, por eso, como ella apuntó en su obra “sólo hay filosofía cuando se resiste a esa tentación”.