Hay que destacar que este libro es una reedición ya que fue publicado en 1995 pero no adquirió la importancia que tiene ahora hasta la publicación de la trilogía completa. En este primer libro, Ellroy introduce a unos personajes que paulatinamente nos van descubriendo las conexiones más sombrías entre el clan más angelical e idolatrado de los EEUU (los Kennedy) y el Crimen Organizado. Conexiones que, en virtud de una política que no va a ser compartida por esos oscuros compañeros de viaje, desembocarán en el asesinato de Dallas.
Además, la complejísima trama se desarrolla a distintos niveles, con multitud de personajes reales como Fidel Castro o Lee Harvey Oswald, entre otros, e “instituciones” (C.I.A., F.B.I., Oposición Anticastrista, Mafia, Sindicatos, Hollywood…) que darán una idea al que no haya leído la novela, de por dónde van los tiros.
Ellroy es por derecho propio el mejor novelista actual de novela negra. El Maestro ha tenido la indiscutible osadía de reinventar todo un género negro en donde parecía que todo ya estaba inventado. Y lo hizo consiguiendo tramas, personajes y violencia como excelentes bases de sus novelas como hicieron los anteriores genios… pero a lo bestia.
Ellroy nos introduce en su obra en una trama de una complejidad tal que es fácil perderse, ya que suele desarrollar varias a la vez y éstas quedan vinculadas a cada uno de los personajes principales de manera que, en un principio, cada una de ellas parece independiente de las otras. A su vez cada trama se complementa con pequeñas “subtramas” por las que deambulan secundarios de distinto pelaje. Según transcurren estas subtramas, éstas van conectándose al igual que sus personajes, cuyas relaciones vamos averiguando progresivamente. Ellroy inserta información continuamente y, llegado el momento, como en la mejor novela policíaca, todas las piezas acaban encajando.
Con sus personajes, Ellroy tampoco da tregua: ninguno de ellos es “bueno” ni nada que se le pueda parecer. Su carácter se mide mediante los logros que realizan y el dinero que ganan mediante acciones al margen de la ley cometidas tanto por criminales como por personajes que supuestamente tienen que velar por el orden público.
En definitiva, no hay mejor definición de sus obras que la que él mismo dio: “Escribo historias en las que un grupo de hombres blancos se dedican a hacer el mal”… y a fuerza que lo consiguen.
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