«Llegará un tiempo en que la única manera de apercibir la parábola total de los hombres y de los sucesos será probablemente enfrascarse en la gran lectura otra vez, que nos dé el paso del tiempo y de los hombres, las causas de su historia y de su función vital a través del sencillo y heroico mecanismo de la oración gramatical con todas sus consecuencias: sujeto, verbo y complemento».
En un solo volumen, los dos primeros libros de la serie de novelas sobre la burguesía barcelonesa que dio a conocer al periodista y escritor Ignacio Agustí.
Zúrich, otoño de 1942. En su piso de la Dufourstrasse con vistas al lago, Ignacio Agustí, corresponsal de La Vanguardia en Suiza, escribe en un teletipo de la United Press una frase germinal: «Hablo de muchos años atrás...». Era el pórtico de una novela-río con nombre de mujer: Mariona Rebull. Dedicada a la memoria de su padre y a «los padres de mis amigos que ensancharon y defendieron una ciudad», Mariona Rebull vio la luz en junio de 1944. Una semana después, la gente la reservaba en las librerías porque se había agotado. La obra se planteó en principio como tetralogía, que llamó "La ceniza fue árbol", integrada por Mariona Rebull, El viudo Rius, Desiderio y Joaquín Rius y su nieto. Finalmente, este último título se desdoblará en 19 de julio (1965) y Guerra civil (1972). En agosto de 1944, Azorín saluda Mariona Rebull con una concluyente frase: «Al fin, tenemos un novelista».
En junio de 1945 El viudo Rius confirma las expectativas con ediciones ininterrumpidas hasta 1948. Si Mariona Rebull presentaba a las familias Rius y Rebull en una Barcelona en transición, el segundo título de La ceniza fue árbol, sitúa sobre el tablero social las fuerzas contendientes en una urbe sometida a la presión anarquista.
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