Dando caña es un libro valiente sobre determinados acontecimientos que han ocurrido en España recientemente y sobre el despido de Enrique de Diego de Intereconomía. Despido que se veía venir porque el grupo que, con mano temblorosa, dirige el político navarro Julio Ariza es un grupo mediático que no sirve a la libertad, sólo sirve a determinado partido político que en la comunidad de Madrid dirige con mano de hierro la pseudo-política liberal Esperanza Aguirre.
La condesa consorte de Murillo, grande de España, con los dineros públicos de la Comunidad de Madrid ha sufragado los suntuarios gastos de la cadena de Intereconomía. De ahí el comportamiento sumiso y diletante del medio de comunicación que pregona a quien le quiera oír las corrupciones de partidos adversarios y pasa por alto al PP. Al fin y al cabo no conviene morder la mano que te da de comer.
Este comportamiento servil ha conducido a Intereconomía a una ruina tanto económica como moral. En los últimos tiempos son más de 200 los trabajadores que han sido despedidos sin agradecer sus servicios y Enrique de Diego fue el primero de ellos, un honor para él; un descrédito para una cadena que sólo sabe pedir dinero a los televidentes y a las instituciones públicas de Madrid en nombre de una libertad de prensa que no cumple, ni ha cumplido, ni cumplirá.
Cuando escribió Dando caña, Enrique de Diego afirmó muchas cosas sobre Intereconomía y sus adláteres. Al pasar el tiempo, hemos visto que el periodista ha acertado en casi un 100 %. Ese honor que le cupo al ser el primer despedido de una larga serie de despidos, le dan una fuerza moral para hablar como lo hace, sin pelos en la lengua, llamando al pan, pan y al vino, vino. Aunque eso le pueda costar contratos de trabajo o independencia.
Gracias al libro nos enteramos de la intrahistoria del grupo de comunicación del toro, quizá un toro que embiste contra sí mismo. Nos enteramos de gran cantidad de decisiones que toman sus dirigentes con un único afán: el de la manipulación informativa. Pero también nos hemos enterado de la manipulación que otro periódico hizo de la tragedia el 11-M, de cómo se compran testigos y voluntades para hacer parecer la realidad tal y como no es. Enrique de Diego da nombre y apellidos, Pedro J. Ramírez, Federico Jiménez Losantos y Esperanza Aguirre como principales responsables de un desaguisado informativo en el que todo es exactamente al contrario de cómo nos lo han contado.
La presidenta de la Comunidad es un personaje peligroso que está desmantelando todo el estado del bienestar conseguido en los últimos 35 años, incluso en el último siglo. Ella no quiere ciudadanos, quiere súbditos que la obedezcan y además la idolatren. En algo se tenía que notar su ascendencia nobiliaria, por parte de marido, y su grandeza de España, o tendríamos que decir bajeza. Con dinero público, de todos los madrileños, ha financiado periódicos truculentos, emisoras de radio, Esradio, infumables, incluso cadenas de televisión, como la del diario El Mundo, que han tenido que reconvertirse para poder sobrevivir o Libertad Digital Televisión, dirigida por la mano firme del antiguo comunista Federico Jiménez Losantos o el evangelista César Vidal. Todas ellas emitiendo desde suelo público y no sabemos a qué precio.
Dando caña no es una fría venganza, es una fiel estampa del mundo en que vivimos. Los que nos dominan, los que nos manipulan aparecen por las páginas del libro y después de una atenta lectura un frío sudor nos recorre las sienes. Si el futuro que nos espera es lo que anticipa este texto, estamos listos. El futuro que le espera a Intereconomía nos lo anticipa. O le subvenciona el PP o la cadena caerá en manos de Mario Conde, ya poseedor de algo más de un 10% de la cadena y de otros socios, como Rodrigo Rato, que quizá estén pensando en un regreso a las primeras líneas de la política con un nuevo partido que se presentará a primeros de octubre de este año.
Imagínense el riesgo para la democracia que supondría un partido con un fuerte componente de culto a la personalidad, surgido por un ex banquero y unos políticos arrinconados del PP. Eso tiene un nombre: fascismo y es lo que está surgiendo de una cadena de televisión y el gobierno de una comunidad. Pongan ustedes los nombres y échense a temblar porque dentro de poco, libros como éste, no se podrán publicar. Todavía ahora se publican aunque se silencian, en el futuro ni eso.
El libro está escrito de forma clara, precisa y concisa. Su estructura es sencilla, como su forma de escribir. Enrique de Diego escribe como hablaba en la radio, ya que ahora se está tomando un corto periodo sabático para aprovechar y escribir novelas históricas como Las Navas de Tolosa o El último judío, oscurecidas injustamente por el resto de su obra.
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