Poder, sexo, muerte, ética, estética, literatura, metafísica, sociología, psicología son materias que van reiterándose y alternándose hasta construir un cuerpo de pensamiento hermosamente expresado. Se dice que quien escribe bien es porque piensa bien. Y eso sucede en estos escritos de Mario Pérez Antolín. En sus más de medio millar de aforismos conviven textos de muy diferente factura, desde los abiertamente sentenciosos, pasando por microrrelatos, prosas poéticas e incluso algún breve poema, hasta pequeñísimos ensayos que mantienen la unidad de estilo al abordar los temas a partir de la mínima unidad de expresión y sentido.
De este modo, podemos encontrarnos con textos de lo más variado, desde escritos compuestos por una única oración que ocupe ella sola una página entera hasta pasajes de varias frases que no van más allá de las tres o cuatro líneas, Y la realidad es que Mario Pérez Antolín no necesita nada más para decir lo que quiere transmitirnos a los lectores.
El libro está plagado de múltiples estilos e influencias literarias, pero sobre todas ellas destaca un humanismo profundo, reflexivo, escéptico y complejo, impregnado de melancolía en la mayor parte de las páginas pero sin caer nunca en el nihilismo, ya que el autor no deja de lado en ningún momento a la dignidad humana, la cual defiende de principio a fin aunque cada vez sea un aspecto que en la realidad de nuestros días se vaya valorando cada vez menos.
Así, el hilo conductor que une todos y cada uno de los fragmentos o epigramas que constituyen La más cruel de las certezas es una defensa arraigada del antipoder, frente a cualquier fe, moral o ideología que atente o socave en modo alguna la dignidad humana. De esta manera, Mario Pérez Antolín defiende que la eliminación de todas estas certezas contrarias a la dignidad del hombre es la única manera que tenemos de alcanzar un pensamiento liberador, siendo éste el propósito principal y fundamental de este libro. Y defiende dicho propósito sin tapujos ni inútiles circunloquios que restarían contundencia a lo directo y sencillo de sus frases. No tiene pelos en la lengua a la hora de dejar las cosas claras ni de reflejar la realidad tal y como es, por lo que no se esconde detrás de un exuberante lirismo que le desviaría de centrarse en su propósito fundamental.
En definitiva, estamos ante una hermosa recopilación de aforismos, donde el pensamiento filosófico surge mediante un estilo de alto valor literario y huye del lenguaje retórico y enrevesado que es característico de la mayoría de los filósofos.
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