Jericó, un empresario en proceso de quiebra económica y con un matrimonio que se derrumba, le pide al camarero del pub que suele frecuentar por las tardes la dirección de un local con un ambiente distinto, a la búsqueda de emociones que le ayuden a olvidar su drama vital.
El camarero le proporciona una tarjeta con un nombre, «Donatien», un teléfono móvil y una contraseña: «Los infortunios de la virtud.» El empresario contacta y acude a la dirección del Barrio Antiguo de Barcelona que figura en la tarjeta, y que resulta ser un local clandestino. Desde esa misma noche se verá inmerso en un juego sádico, en una orgía instituida como un culto subterráneo en el que las prácticas amatorias extremas pretenden perpetuar el espíritu libertino del Marqués de Sade.
Jericó descubrirá durante el juego que, desde que comenzó su idílica relación con la riqueza y el poder, ha sido víctima de una serie de manipulaciones que lo han atado a un pasado del que intentará ahora liberarse, desnudándose ante sí mismo y su destino.
El juego de Sade podría ser definida como una novela a caballo entre la novela negra y la novela erótica, con un predominio de la primera sobre la segunda; pero ninguno de estos dos componentes podría explicarse sin el otro, ya que se entrelazan en todos los frentes que recorre la novela y su relación es tan estrecha que si omitiéramos alguno de ellos, aunque fuera en parte, nos cargaríamos la genial estructura que Miquel Esteve ha construido basada en el equilibrio entre una trama de misterio e intriga y el erotismo.
La trama es relatada con un curioso narrador en segunda persona, ya que es Jericó, el protagonista de la novela, el que se habla a sí mismo en todo momento para transmitir la acción, lo que da lugar a una gran acercamiento de este personaje a la trama y paralelamente a un acercamiento del lector a este personaje, ya que sus abundantes monólogos interiores acerca de todo lo que pasa por su mente y por su corazón nos permiten una grado de complicidad máxima con él.
Además, es un personaje muy bien definido, ha sido un ganador durante la mayor parte de su vida, pero con la llegada de la crisis, la empresa que dirige se va acercando de forma inexorable a la quiebra, sus amigos le abandonan, su mujer le es infiel... y únicamente es capaz de seguir adelante por el enorme faro que guía e ilumina su vida: su hija. Y esta nueva situación en la que vive se nos expone como un juego muy interesante entre vida y deseo.
Pero si hablamos de personalidades, hay otra personalidad histórica muy importante que tiene un magnífico papel en la novela, que no es otra que la del hombre cuyo nombre aparece en el título: el marqués de Sade, un personaje fundamental tanto en la literatura como en el imaginario erótico universal. No es el marqués, sino su espíritu, lo que nos acompaña a lo largo de las páginas de este libro, y no deja de estar presente en ningún momento ya que el sexo (junto con el sadomasoquismo) es el principal pilar sobre el que se sustentan el argumento y la intriga acerca de cómo y sobre todo por qué se ha construido un juego tan sensual y a la vez tan perverso del que es muy difícil salir.
En definitiva, El juego de Sade es una novela de intrigas, traiciones, engaños y chantajes, con un final sorprendente y una narración singular en la que las miserias humanas serán puestas al desnudo tanto como el protagonista principal.
Crítica literaria
Puede comprar el libro en:
Si (
No(
