Ahogada en llamas del periodista y escritor santanderino Jesús Ruiz Mantilla es la crónica de una ciudad y de una familia durante medio siglo, más que la narración de unos hechos luctuosos y trágicos que marcaron el devenir de Santander: La explosión del vapor Cabo Machichaco el 3 de noviembre de 1893 y el incendio sufrido en febrero de 1941. La obra ha sido publicada por la editorial Planeta. En la novela se nota que Santander es la gran pasión de Jesús Ruiz Mantilla, pero también sus habitantes y visitantes ocasionales, como lo fue el rey Alfonso XIII que pasaba los veranos en el Palacio de la Magdalena, un rey juerguista e irresponsable que contribuyó a la decadencia de una institución putrefacta y caduca y que en la actualidad se está haciendo notar con sucesivos escándalos familiares y cinegéticos. Alfonso XIII era el visitante más ilustre de la ciudad en verano, pero no el único. Benito Pérez Galdós pasaba largas temporadas en Santander y muchas de sus obras las escribió en su casa santanderina. En la novela se cuenta someramente el enfrentamiento cainita que los prohombres de la ciudad tuvieron entre Pérez Galdós y el historiador Marcelino Menéndez Pelayo, lo que acarreó que a ninguno de los dos se les concedieran el Premio Nobel de Literatura. Partiendo de la explosión del buque, Jesús Ruiz Mantilla cuenta la historia de una familia, matrimonio y tres hijos, donde el patriarca Daniel Martín queda viudo por la explosión de Cabo Machichaco. A partir de ese momento la educación de sus hijos se convierte en lo más importante de su vida hasta que vuelve a contraer nupcias con una viuda que aportaría al matrimonio una hija pequeña de la misma edad que el menor de sus hijos. Desde ese momento su vida da un vuelco, sus hijos toman diferentes caminos. Diego, el mayor, opta por la vida sacerdotal. Enrique, el mediano, por ser banquero y Rafael, el menor, por la vía bohemia, dedicándose a la pintura y la caricatura en distintos medios. Rafael será el causante de la desgracia familiar al enamorarse de Marina, la hija de Carmen Revuelta y, por tanto, hijastra de su padre. Este "ser medio hermanos" hará que salte el escándalo familiar. El libro cuenta la saga familiar de los Martín, sus grandezas y sus miserias. El mayor, dedicado a la vida sacerdotal, vive con una joven amante. El mediano vive exclusivamente por y para el dinero, para enriquecerse a él mismo y a su padre. El pequeño tiene que seguir su vida fuera de la ciudad al no poder demostrar su amor a Marina por las conveniencias sociales de la época. La novela refleja a la perfección la sociedad de ese medio siglo. Empresarios especuladores, como el naviero Ibarra, políticos soberbios y corruptos, como el alcalde de la ciudad en los momentos de la explosión del vapor, clérigos preocupados de sus carreras en vez de los fieles, luchas religiosas entre católicos y evangelistas de la época, pobreza y miseria en los barrios populares y extrarradio. El libro comienza como una crónica, pero según va avanzando la narración se va volviendo más introspectiva con los personajes. No es sólo un retrato de la ciudad y de una familia lo que tenemos entre manos, sino las motivaciones de los protagonistas, por qué son así y qué les ha llevado hasta ello; todas esas explicaciones están en el libro, con un lenguaje claro, facultad que deriva de su profesión periodística, que se vuelve a cada paso más barroco, puntilloso y luminoso. La ciudad es una excusa para tratar una historia de pasiones humanas donde los protagonistas comienzan de una manera y terminan de otra, es una especie de western a la española, donde ninguno es lo que parece y van cambiando según pasa el tiempoy donde la fuerza sexual está presenta en muchos de ellos, lo que supondrá grandes cambios en su devenir. Al igual que va pasando con la ciudad, en continuo cambio, una ciudad que vive de cara al mar, que es su alma. Lo mismo ocurre con esa gente del mar, que es la protagonista en un escenario, donde los diversos tipos que se dan en la ciudad añaden una idiosincrasia peculiar, con unos perfiles muy definidos que agregan el humor esencial que se necesita para sobrevivir en las grandes catástrofes. Esos tipos de Santander, esos estereotipos, están sacados de la realidad. Jesús Ruiz Mantilla se los encontró en un libro de Rafael Gutiérrez-Colomer titulado Tipos populares santanderinos. El autor los enriquece y los hace aparecer en la novela de forma humorística. Son los personajes reales de la novela, al igual que los personajes históricos, que se contraponen con los inventados por el autor. Todo ese cosmos hace que la novela tenga muchos matices y que componga una obra más que interesante y bien escrita. Se nota la pluma de periodista, pero más reposada y con más vértices, que enriquecen un relato épico. Retrata a la perfección tanto los bajos fondos como la alta sociedad santanderina. Es un fresco muy variado de una ciudad que pocos han retratado y que sólo un escritor de la categoría de Álvaro Pombo ha tocado.
Puede comprar el libro en:Noticias relacionadas+ 0 comentarios
|
|
|