Se incorpora a la colección Vandalia una de las voces más reconocidas y prestigiosas de la poesía española con-temporánea: el escritor valenciano Juan Vicente Piqueras. Y lo hace con un libro titulado ‘Narciso y ecos’, formado por poemas, aforismos y fragmentos en prosa que deslumbra por su originalidad y la hondura de su discurso. Escrito en Roma, reescrito en Atenas y corregido en Argel, entre 2007 y 2017 (su trayectoria profesional en el Instituto Cervantes por medio mundo ha dejado huella en su obra), este libro plantea una personal versión del mito de Narciso y a la vez una reflexión sobre uno de los más agudos males contemporáneos, el narcisismo. De igual manera que Narciso se refleja en la fuente, el autor se reflejó en el mito, y ambos en la fuente de la página, en un juego de espejos y espejismos que cifra el origen de una herida, de una enfermedad: la condena del ser humano a pasarse la vida solo.
La obra
Juan Vicente Piqueras habla de un mal solitario que aísla y aleja al ser humano moderno, que convence a quien lo padece de ser el centro del mundo y a los demás en ecos que lo llaman echándolo de menos. Antonio Machado tuvo claro que un corazón solitario no es un corazón, dejó en el aire la pregunta de Narciso –para qué sirve la sed– y nos advirtió para siempre de que en nuestra soledad vemos cosas muy claras que no son verdad. De lo que ve Narciso en su soledad trata este libro.
El autor afirma : “creo que es un libro distinto, un tanto raro, híbrido, en el sentido de mixto y en el de monstruoso, pero hay en él inevitablemente temas y obsesiones que me acompañan desde siempre y aparecen en toda mi obra: la sed, el desierto, el agua, los espejos, los pozos, la huida de lo que se necesita, la soledad, el amor imposible, lo fatal, el quién soy, el qué hago yo aquí, el dónde, el cuándo, el no tener un lugar en el mundo, y la voluntad de ser preciso y musical al expresar este desasosiego”.
“El ser humano es el único animal que se pasa la vida hablando solo, consigo mismo. Ante el espejo, ante la página, en la soledad de su cuarto, consultando con el mar o con la almohada, imaginando, soñando, esperando, temiendo, vive rodeado de voces que vienen de sí mismo. Tal es la gravedad de ese vicio que acaba hablando consigo mismo incluso cuando habla con los demás y deja de escuchar lo único que podría salvarle: la voz de los demás… la voz de otra vida, no los ecos de la mía. La soledad en las sociedades modernas es extrema, porque creemos no necesitar a nadie, aspiramos a ello, nos convencemos de que podemos vivir solos y hasta hemos construido el nuevo mito del solitario feliz. Hemos olvidado que un corazón solitario no es un corazón. Que la soledad es un destino inevitable no una aspiración deseable. Esta es la Edad de Narciso y de Onán. Y creo que las nuevas tecnologías y las redes sociales han agudizado esa soledad, y el abismo abierto entre quienes somos y quienes creemos que somos. Se venden como instrumentos de comunicación y nos aíslan cada día más, de manera alarmante”.
La soledad
“La soledad es el tema de este libro, y de la vida humana. Nacemos solos y morimos solos, y al mismo tiempo no. Necesitamos salir de la cárcel del yo. Necesitamos un nosotros. Y ya no hay nosotros. Yo, por ejemplo, ya no soy de los nuestros. Ya no tengo nuestros. Tenemos sed de amor, sed del agua que somos, sed del oasis que hay en el desierto de al lado, sed de salir de nosotros mismos. Sentimos que la felicidad está fuera de nuestro laberinto interior”.
“La poesía no es sólo un género literario. Es la esencia de la vida. Sin poesía la vida es un error, mejor dicho: es imposible. La poesía es la gracia y el misterio de la vida, el temblor que hay en todo lo que vive, la gota de miel que hay dentro de cada cosa. Yo aprendí poesía antes de aprender a leer. Mi madre me cantaba nanas, canciones, coplas, cantilenas… Hay pueblos sin literatura pero no hay ninguno sin poesía. El habla cotidiana está llena de poesía inconsciente. Decir que estás “entre la espada y la pared” es un verso digno de Shakespeare. Cada palabra encierra un poema si sabemos sentirlo. La poesía es mucho más que los libros de versos, donde a menudo brilla por su ausencia”.
Juan Vicente Piqueras (Los Duques de Requena, Valencia, 1960) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia y trabaja en el Instituto Cervantes, actualmente en Lisboa. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas Tentativas de un héroe derrotado (1985), Castillos de Aquitania (1987), La palabra cuando (premio José Hierro, 1992), La latitud de los caballos (premio Antonio Machado en Baeza, 1999), Adverbios de lugar (2004), Aldea (premio del Festival Internacional de Medellín, 2006), Palmeras (2007), La hora de irse (premio Jaén de poesía, 2010), Yo que tú (2012), Atenas (premio internacional Fundación Loewe, 2013), La ola tatuada (2015), Padre (2016) y Animales (2017). Ha traducido a autores como Tonino Guerra, Izet Sarajlic, Ana Blandiana, Kostas Vrachnós, Elisa Biagini y Cesare Zavattini.
Vídeo y fotografías de José Belló Aliaga
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