João Cerqueira nació en Viana do Castelo y estudio en Oporto. Es un reconocido estudioso de la historia del arte y un excelente novelista que tiene en la ironía y el humor sus mejores armas. Sin olvidarnos de su rigurosidad histórica y su facilidad para fabular hechos históricos que no han sucedido. En la entrevista que mantuvimos nos transmite sus preocupaciones actuales y nos desvela algunos de los secretos de la que es su novela más internacional. De momento el escritor portugués se siente mejor tratado en España que en su país.
¿Cómo le surgió la idea de la novela con personajes tan populares y conocidos?
La idea de escribir “La Tragedia de Fidel Castro” está relacionada con haber visitado Cuba tres veces y, desde pequeño, ver a Fidel Castro en la televisión desafiando a Estados Unidos. El muro de Berlín cayó, la Unión Soviética acabó, China se convirtió en capitalista, pero Cuba resiste. Disfrútese u ódiese a Fidel Castro, él es un personaje inspirador para los escritores. Pero mi intención era crear algo nuevo, una historia que nunca nadie había contado, y no sólo ficcionar la revolución cubana. Y he aquí que entonces se me ocurre crear una trama donde los protagonistas son Fidel Castro, JFK, Hoover, Dios, Jesús, el Diablo y un personaje llamado Fátima. Establezco así un lazo entre la revolución cubana y el milagro de Fátima en Portugal en 1917. La dificultad fue hacer todo esto creíble para el lector. Para eso estructuré el libro en tres partes: en la primera parte (JFK) se presentan las diferencias entre el Socialismo y el Capitalismo, en la segunda (Fidel Castro) se muestran los problemas a los que Cuba se enfrenta y los conflictos de los que perdieron la fe en la revolución y en la tercera (Fátima) la segunda venida de Jesús a la Tierra conduce a la resolución del conflicto.
¿Cuánto tiempo dedicó a la documentación y a la escritura de “La tragedia de Fidel Castro”?
Mi principal investigación fueron los tres viajes que hice a Cuba y el contacto con los cubanos. Fue en La Habana donde me contaran la historia del fusilamiento del General Arnaldo Ochoa -un héroe de la revolución que acabó condenado a la muerte-, de las protestas contra el régimen durante el Período Especial y de cómo los estudiantes fueron llevados durante las vacaciones para trabajar en el campo sin ganar nada, o sea, transformados en esclavos del régimen. El personaje Camilo Ochoa -falsamente acusado de traficar droga- es pues una mezcla de Arnaldo Ochoa y de Camilo Cienfuegos - que murió en circunstancias misteriosas. Y el espía Varadero representa a aquellos que creyeron en la revolución y más tarde se desilusionaron. Además, leí algunos libros sobre Fidel Castro de los cuales destaco la entrevista al periodista italiano Gianni Miná.
¿Puede herir susceptibilidades abordar un personaje tan contradictorio como Fidel?
Claro que sí, aunque ese no es mi deseo. En Portugal, el medio literario y periodístico es dominado por gente de izquierda que admira Castro. Tal vez por eso, los premios que gané en Estados Unidos y de la publicación del libro en España no se informó en mi país. Y en Argentina, cuando fui a presentar el libro a la feria de Buenos Aires, después de haber sido entrevistado por dos cadenas de televisión y tres radios, ninguna de las entrevistas fue transmitida en mi tierra
Otro de los personajes pseudohistóricos es JFK, si bien es un personaje de ficción, ¿qué paralelismos guarda con aquel presidente estadounidense de comienzos de los sesenta?
JFK surge en el libro como el enemigo de Castro, pero, en realidad, es un personaje secundario. Varadero, el espía castrista y Jesús son más importantes que JFK. Este personaje es el símbolo de la democracia capitalista cuyos diálogos con Varadero sirven para establecer la diferencia entre los dos sistemas. Cuando escribí el libro pensé en hacer referencias a su vida personal, como la relación con Marlyn Monroe, pero luego me di cuenta de que eso no encajaría en la historia.
"La tragedia de Fidel Castro" es, obviamente, una sátira al comunismo. Sin embargo, no se trata de un folleto anti-castro porque el sistema capitalista es también blanco de críticas.
"La tragedia de Fidel Castro" es una sátira al comunismo. Sin embargo, no se trata de un folleto anticastrista porque el sistema capitalista es también blanco de críticas. Varadero, el espía castrista, busca inicialmente defender al régimen cubano, aunque después deserta. En un diálogo con JFK y su consejero, Varadero enfatiza las ventajas del comunismo -como la sanidad gratuita- y ataca los puntos débiles del capitalismo, el ser humano reducido a una mercancía.
Y como he dicho, en la parte de los diarios de Fidel Castro le doy también la oportunidad de defender su revolución. De esta manera intento proporcionar al lector puntos de vista diferentes sobre la realidad actual. Yo nunca afirmo que el comunismo es malo y el capitalismo es bueno. Son los personajes, mediante sus actitudes que satirizan el régimen castrista. Un grupo de prostitutas no acepta la revolución porque no quieren ser nacionalizadas; un intento de reforma agraria termina en enfrentamientos cuando un campesino grita «nadie toca a mi cerdo»; el propio Fidel va a una sesión de Santería y hace un pacto con el diablo para quedarse en la historia como un héroe. Supongo que a los críticos marxistas no les gusto que hiciera humor con la Revolución.
También tiene personajes en la novela como Dios. ¿Cómo se documentó para describir a dicho personaje?
La religión ha jugado un papel importante en mi desarrollo cultural. Me bautizaron, fui a clases de catecismo, fui confirmado y fui a misa hasta los catorce años. Dios es un personaje del libro, pero Jesús y Fátima son más importantes. Siempre me ha intrigado la historia del Milagro de Fátima: la Virgen Madre y los ángeles descienden del cielo y revelan tres secretos a tres niños pastores: la descripción del infierno, el fin del comunismo y un tercero secreto, que durante mucho tiempo se creía que era el fin del mundo. Además la Virgen les advirtió que el sol se movería el 13 de octubre de 1917 y miles de personas viajaron a Fátima y juraron que realmente lo vieron moverse. Para los creyentes era un milagro, para los escépticos era un engaño producido con la ayuda de espejos o una alucinación colectiva, y algunos incluso creían que había habido algún tipo de intervención extraterrestre. Mi imaginación tenía todo lo necesario para crear una historia con estos personajes.
¿Definiría su novela cómo una sátira?
Sí, es una sátira humorística. Estoy influenciado por George Orwell y por el escritor portugués Eça de Queirós. El humor es un arma de destrucción masiva, pero no para matar a la gente. Sólo destruye la estupidez. Los romanos solían decir Ridendo castigat mores (se corrige costumbres riéndose de ellos).
Los seres humanos son diferentes de otros animales porque tienen la capacidad de pensar, de cuestionar cosas y de reir. Que es porque tenemos democracia y libertad. Si tenemos sentido del humor, aceptamos mejor la complejidad del mundo.
¿En qué género se encuentra más a gusto escribiendo?
Como he dicho, en la sátira, en el humor, en la historia alternativa y en el realismo mágico.
La literatura actual se toma demasiado en serio; puede ser brillante, pero es gris
¿Se está perdiendo el humor en la literatura contemporánea?
El humor y la sátira ya han sido un elemento fundamental de la literatura europea. Sin embargo, en el presente la sátira parece estar fuera de moda al igual que el humor. Podría estar equivocado, pero creo que poco de los principales escritores se sirven de estos recursos. La literatura actual se toma demasiado en serio; puede ser brillante, pero es gris. Por otro lado, el políticamente correcto va a matar al humor pues es una forma de censura. Se ve el caso del Islam: ay de quien dice que en el mundo islámico no hay libertad, que las mujeres son tratadas como objetos pertenecientes a un dueño, que los homosexuales son perseguidos, lleva luego el rótulo de islamofóbico. Sin embargo, si se dice lo mismo de la religión católica, aunque tal no sea verdad, el crítico pasa a ser un progresista, alguien con superioridad moral.
Después de Salman Rushdie, y ahora con Charlie Hebdo, no sólo los escritores, todos los creadores, se convirtieron en islamofóbicos. Es decir, tienen miedo de satirizar el Islam. Mi libro fue aprobado para su publicación por una editorial de Chipre que pretendía lanzar una versión en árabe. Sin embargo, semanas después recibí un correo electrónico donde me decían que reconsideraban la decisión porque el libro hacía humor con Jesús, Dios y el milagro de Fátima. No hay en el libro ninguna broma a Mahoma, pero jugar con Dios -dijeron ellos- es algo inaceptable para la mayoría de los lectores islámicos.
¿Qué escritores de este género son sus favoritos?
Los libros con humor más inteligente que leí fueron “Palomar” de Italo Calvino, "Los Viajes de Guillver" de Jonathan Swift, "La Fiesta en el Covil" de Juan Pablo Villalobos y "Rebelión en la granja" de George Orwell. Este último es mi favorito por haber sido escrito por alguien que luchó en la guerra civil de España por la causa de la libertad y por poner a ridículo el comunismo. Entre otros episodios caricaturescos, el libro muestra una de las razones por las cuales todas las utopías igualitarias fallaron: la yegua Molly prefiere seguir usando lazos que adherirse a la sociedad sin clases.
La novela ha tenido un gran éxito internacional. ¿En qué país se le ha tratado mejor?
En los Estados Unidos ganó tres premios literarios, fue considerada la tercera mejor traducción en 2012 (en una lista donde estaba Don Quijote) y fue adaptada al teatro. En España tuve una excelente recepción en Madrid y ya aparecieron dos críticas muy buenas.
Parece que la comunicación en temas literarios entre España y Portugal no fluye cómo debiera. ¿Cuál es su opinión al respecto?
En este momento, hay muchos escritores españoles que están siendo publicados en Portugal. Por mi parte, puedo decir que me siento mejor tratado y reconocido en España que en mi país.
La novela está escrita con narrador omnisciente pero hay capítulos donde utiliza la primer persona, en este caso para suplantar a Fidel Castro, ¿se ha sentido cómodo escribiendo cómo Fidel?
El gran desafío fue crear un Fidel Castro verdadero. La novela es una sátira del régimen cubano, pero he intentado defender su revolución cuando he escrito sus diarios. He puesto Castro a defender el socialismo y atacar al capitalismo, usando sus entrevistas. Tal vez por ello algunos lectores han dicho que he hecho un Castro demasiado humano -a pesar de hacer después un terrible pacto con el diablo-. Por otro lado, un crítico marxista ha dicho que me confundía ficción con realidad, de hecho, el piensa que Cuba es más democrática de que los Estados Unidos.
¿Ha aguantado entero algún discurso de Fidel Castro?
Afortunadamente, nunca fui sometido a tortura psicológica.
¿Qué opinión personal tiene de este personaje?
Un dictador es un dictador. No hay dictadores buenos y malos. Franco, Salazar, Pinochet, Pol Pot, Castro - odos mataron a seres humanos que discrepaban de ellos-. Fidel Castro tal vez haya sido el más hipócrita de todos por qué habló siempre de derechos humanos y vivió en el lujo capitalista. Hasta el propio Saramago dijo que cortaba relaciones con el régimen cuando Castro condenó a la muerte a tres hombres que intentaron huir en un barco: “Cuba no ganó ninguna batalla heroica fusilando a esos tres hombres, pero perdió mi confianza, destruyó mis esperanzas y defraudó mis expectativas ", escribió Saramago en un artículo de opinión publicado en el diario español El País.
Visto en la distancia, Fidel Castro qué sería más un superhéroe anticapitalista o un personaje de cómic.
Los cubanos van a juzgarlo mejor que yo.
¿Se toma aprecio al personaje histórico que se trata en una novela?
La novela histórica ha logrado despertar interés por muchos personajes del pasado. En un ensayo, Stefan Zweig defiende que el escritor que opte por este camino debe ser fiel a la verdad histórica. Mi libro tiene un fondo de verdad, pero reescribe la historia y hasta la religión. A Stefan Zweig no le gustaría seguramente.
La novela se desarrolla en dos planos, uno terrenal y, digamos, otro celestial. ¿En cuál de esos planos se ha sentido más cómodo?
Un crítico estadounidense consideró mi libro un thriller metafísico. En realidad, la parte que más me gustó fue haber puesto a Dios a discutir con Jesús sobre el origen del mal y, después, haber puesto a Jesús en la tierra a enfrentar las tonterías de los seres humanos. La influencia de los Monty Python fue grande.
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