“La idea de la novela surgió de una conversación con una amiga que vive en Londres y que me contó el caso de una policía transexual”, comienza diciéndome Antonio Mercero en la cafetería del Círculo de Bellas Artes donde habíamos quedado a la hora del aperitivo. “Lo primero que me vino de la novela fue el personaje. Una policía transexual que resuelve un crimen mediático en pleno proceso de cambio de sexo, algo que menoscababa su personalidad debido al tratamiento hormonal que estaba realizando”, explica con pasión el autor madrileño. Mientras lo explica me imagino a esa policía en la Scotland Yard y cómo lo debió pasar. “En el caso londinense no fue como en la novela, fue muchísimo peor. Existe todavía demasiado machismo en los cuerpos policiales, aunque algo ha ido cambiando”, apunta.
La situación de Sofía –la policía transexual- provoca un conflicto muy chocante. “Es el viaje del héroe más potente que se podría tener”, sostiene. Y, efectivamente es así. Antonio Mercero ha dado con una protagonista de una fuerza inusitada, con un conflicto interno muy especial que tiene mucho brío. “El postoperatorio de los operados transexuales es durísimo y quería reflejarlo”, puntualiza. Tal es así que ya está escribiendo el siguiente libro sobre Sofía Luna. “Alfaguara me ha encargado la continuación que tiene que estar publicada para el año que viene en primavera”, nos avanza. Me imagino que deberá estar listo para la Feria del Libro.
“En la novela, quiero incidir sobre el machismo. En la sociedad se está manifestando un cambio desde el machismo más ancestral al feminismo, pero aún falta mucho en cuestiones como la conciliación familiar y en la consecución de cargos ejecutivos de las empresas”, opina razonadamente el escritor. Hay ciertos personajes como el heraldista Crory que representan a lo más rancio de nuestra sociedad machista. “Me interesaba tratar el cambio de la sociedad visto desde los ojos de un personaje tan tradicional”, añade.
Antonio es un gran creador de personajes y sus novelas, podríamos decir, que son corales. “Me considero un escritor de personajes, me encanta desentrañar el retrato psicológico de todos ellos”, señala, quizá debido a su gran experiencia como guionista televisivo y cinematográfico, algo que se nota mucho en su escritura. Antonio Mercero –hijo-, ha mamado la televisión desde siempre en su casa y desde aquí queremos hacer un pequeño homenaje a su padre que ha sido uno de los grandes directores españoles del último tercio del siglo pasado y que está pasando por malos momentos de salud.
Para Antonio, “la novela negra es un buen género para contar los cambios de la sociedad”, de ahí que escogiese ese género para explicar la transformación de Sofía. “Lo primero que tuve claro de la novela fue el personaje, luego el caso porque que me permitió traer a colación los distintos tipos de machismo de la sociedad, en la policía, en el mundo académico, en la relaciones familiares, etc.”, expone con lucidez el escritor.
En cuanto a la novela, la empezó a diseñar hace unos tres años, en los cuales estuvo imaginando la trama para que fuese efectiva y de ese tiempo, seis meses fueron de escritura. “Me entrevisté con transexuales para que me explicasen sus experiencias, con policías, para encajar bien la trama y con forenses o jueces para saber de sus trabajo y que no chirriase nada”, desgrana con vehemencia.
Últimamente, ha dejado de lado la televisión o el cine para centrarse más en el mundo literario. Se podría decir que ahora vive con Sofía Luna todo el día. “Es el personaje más bonito que he tenido nunca pero no sería nada sin una buena trama policíaca. La trama tiene que ser trepidante y no soltar al lector desde la primera página, para eso pongo cebos durante su desarrollo, pistas para que el lector pueda saber quién es el asesino pero la habilidad del escritor radica en que no se den cuenta hasta el final porque la conclusión tiene que quedar muy arriba”, analiza.
La novela está escrita con un narrador omnisciente y cree que es la forma adecuada para este tipo de historias. “Si la hubiese escrito en primera persona podría haber dejado fuera muchas situaciones que he descrito. En una novela negra, todos los personajes han de ser sospechosos”, asevera riéndose y agrega “el único miedo que tuve mientras escribía es que quedase demasiado epatante pero, creo, ha merecido la pena el riesgo”.
“Soy lector de novela negra desde los quince años. Empecé con Agatha Christie y he leído de todo pero reconozco que la novela nórdica no me llama tanto la atención. Me gusta Patricia Highsmith, su modo de tratar la violencia es muy sugestivo y mucho más aterrador que el de los nórdicos. La violencia del hombre cotidiano me llama más la atención que la explícita”, profundiza. En “El final del hombre”, se mueve en esos parámetros ya que cree que España no es un país violento. “En mi novela hay un asesinato con unos móviles muy concretos que se podría producir perfectamente en cualquier sitio. Creo que es una novela realista”, concluye. A la conclusión de la entrevista, nos vamos caminando hacia el Metro. “Me gusta moverme en Madrid con el Metro y el Cercanías, es una forma de estar más conectado a nuestra sociedad”.
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