Casi siempre que se sitúa una novela en el levante español, suponemos que el tema de la corrupción será tratado convenientemente. Nuestro mar Mediterráneo no sólo está lleno de desperdicios sino que la corrupción es moneda de cambio desde el norte hasta el sur de nuestra costa. La desaforada urbanización que ha inundado nuestra costa mediterránea ha sembrado la miseria moral en muchísimas personas, tan sólo ahora parece que nos hemos dado cuenta de la situación a la que hemos llegado y se están emprendiendo acciones para solucionarlo. ¡Esperemos que no sea tarde!
A eso precisamente se refiere Juan Laborda Barceló con el títulño de su obra “Paraíso imperfecto”. La localidad donde transcurre la novela es Albessora, una supuesta población que podría estar en cualquiera de las tres provincias valencianas pero el autor la ha diseñado pensando en una localidad concreta que el lector avisado podrá identificar si descubre las pistas que nos va dando el escritor madrileño.
La novela comienza con un crimen que se produce de manera casual y no premeditado, y que desencadena toda la trama de la novela. Ese asesinato hace que se forme un extraño dream team compuesto por cuatro personas de diferentes edades; dos son ancianos y otros dos jóvenes, todos provenientes de diferentes estratos sociales. Estamos, pues, ante una novelal coral con varios protagonistas y un cumplido plantel de secundarios.
Estas cuatro personas lucharan contra un ayuntamiento corrupto para vengar la muerte del hijo de Daniel Torner, lo que les llevará a luchar por la alcaldía de esta pedánia. La novela tiene mucho de western meridional, donde los “buenos” van formando un equipo que luchará en precaria posición contra el poder político y corrupto que dirige la corporación municipal. Una historia de David contra Goliat, en la que todos nos imaginamos quién ganará.
Pero, también, es una historia de culpa, de venganza y de fracaso. Los diversos protagonistas se encaminarán en esas direcciones para cumplir con sus designios. Además, en “Paraíso imperfecto” hay dos grandes historias de amor, las que protagonizan Vea y Nico, con final feliz, y la de un concejal del ayuntamiento y una joven musulmana con un final sorprendente.
Juan Laborda Barceló ha logrado con su novela una madurez más que interesante. Sabe desenvolverse a la perfección en una trama cada vez más complicada, con muchas aristas y poliédrica, a la que saca el mejor partido. Además, su lenguaje se ha hecho más reposado y eficaz, con diálogos muy certeros y originales, y con descripciones ricas en adjetivos precisos y muy visuales. Prevemos que la carrera de este joven historiador y escritor va a ser larga y fructífera y que el futuro irá haciendo de él un autor cada vez más universal. Prueba de ello es que la literatura de género se le ha quedado pequeña y necesita más registros para crear y, por lo tanto, crecer.
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