Desde hace siglos, en las brumosas selvas de Borneo se guardan más de un secreto: los diamantes ocultos en sus ríos han sido utilizados para sellar pactos y promesas. Los sultanes los empleaban como rescate, los mercaderes indios arriesgaban todo por obtenerlos y aventureros de diversas índoles desafiaban la suerte en su búsqueda. Con el paso del tiempo, estos diamantes fueron llevados desde Borneo a tierras distantes, donde hábiles talladores flamencos transformaron esas fabulosas piedras prehistóricas en Rosas de Amberes o deslumbrantes joyas victorianas de gran valor. Esta es la hisoria que se cuenta Nina Melero con muchas dosis de aventuras y misterio en su nueva novela "Los diamantes de Kilimantán". Su pasión por el mar y la experiencia que la avala están en la génesis de esta novela. ¿Cómo surge Los diamantes de Kalimantán? La idea surgió en una de mis primeras expediciones a Borneo, remontando el río Kahayan. Conforme uno se adentra en el centro de la isla va descubriendo que en zonas de vegetación exuberante y aparentemente impenetrable subsisten varios grupos indígenas seminómadas, englobados bajo el nombre de «dayaks». El origen de la novela está en el contacto con las personas que habitan en esos ríos, que tuve oportunidad de retomar en expediciones posteriores. Acción, aventura, intriga, buenas dosis de humor… un viaje apasionante a Borneo. ¿Sin el conocimiento profundo de la zona, habría podido escribir una obra de 600 páginas? La investigación previa es esencial. No habría sido posible construir la trama ni crear algunos de los personajes sin conocer la realidad de los pueblos de la isla, su mentalidad y sus problemas actuales; o sin haberse adentrado en los parajes del interior, donde se desarrolla la acción. El lector se merece siempre una buena historia, pero también que ésta esté bien documentada. Para mí es muy importante que, aunque la trama sea de ficción, ésta esté siempre anclada en el presente y en la realidad, y para eso necesito documentarme a fondo. Ahora bien, se trata de una novela de acción y aventura. El libro tiene una ambientación específica y se dan pinceladas de historia, pero la información no es desde luego el elemento predominante. Es indudable que su novela hará pasar muy buenos ratos a los lectores, pero, a la vez, los libros también enseñan. ¿Qué más quiere transmitir la autora? La novela está pensada para disfrutar al máximo viajando por el Sudeste asiático. A través de la trama, los lectores van a adentrarse en la tupida foresta subtropical en extraña compañía, recorrerán los ríos del interior del Kalimantán en barcos tradicionales, descubrirán los ritos y costumbres de los pueblos dayak, atravesarán la selva en helicóptero, dormirán en una plataforma petrolífera abandonada en mitad del mar y se jugarán la vida en combates cuerpo a cuerpo con maestros de la lucha malaya. Espero, de corazón, que disfruten viviendo cada página igual que yo disfrute escribiéndola para ellos. Es un libro muy sensorial que nos traslada a un entorno idílico, aunque también de la mugre, el hotel decrépito… hasta las palabras saben a gula Melaka… Colores, olores, sabores… ¿Es imposible resistirse al encanto de esas tierras, a lo exótico y salvaje que tienen? El Sudeste asiático es una región apasionante, por su historia y por su paisaje humano. Y, como cualquier otro lugar, es un tapiz de luces y de sombras. Indonesia no es sólo el verde de los manglares y mares azul turquesa, como tampoco es únicamente el humo de los incendios provocados, la corrupción y la pobreza. Al escribir, sería manipulador cargar las tintas en el empeño de transmitir un mensaje social o ecológico, y reduccionista centrarse sólo en la belleza de lo exótico. La región tiene sus complejidades, y éstas no pueden nunca transmitirse mediante la descripción exhaustiva ni la reflexión en tono didáctico —que en mi opinión no deberían jamás formar parte de una novela—, sino mediante la pincelada, la elección de rasgos esenciales que se ofrecen al lector con vocación impresionista, de manera que éste pueda sacar sus propias conclusiones. Los diamantes han dado lugar a muchas novelas y películas, ¿qué aporta su obra al respecto? Los diamantes son, en muchas culturas y desde hace siglos, un símbolo de pureza, perfección y eternidad: siempre se han usado para sellar pactos y promesas. La fascinación por los diamantes es muy antigua. Piensa que se han encontrado joyas en Oriente Medio y anillos romanos con piedras extraídas en India varios siglos antes de Cristo. Las legendarias minas de Golconda, hoy un fuerte abandonado, surtían al mundo de diamantes (aunque las tallas eran rudimentarias y muy diferentes a las que conocemos hoy). Los primeros diamantes de Borneo que se conocen son más modernos que los indios; aparecen en el siglo XIV: tributos a los sultanes, ojos de dioses en antiguos templos… Y hoy en día, aunque la minería sigue siendo manual y a pequeña escala, la artesanía y el comercio del diamante siguen vivas en la isla. La talla de las piedras, el mercado de los diamantes y los hilos invisibles que unen Yakarta con Amberes son una parte importante de la trama de la novela, que contiene elementos de intriga. Una carta escrita de manera extraña, casi en clave: esperar la hora de las guitarras mustias… ¿hay que tener un espíritu muy aventurero para comenzar este viaje con nuestro protagonista? Claro… Los lectores pueden fantasear con las opciones que se abren ante el protagonista e imaginar qué hubieran hecho ellos en su lugar. Jaime ha recibido un mensaje muy peculiar de una persona casi desconocida invitándole a ir a Borneo. Es un momento difícil en su vida por muchas razones, y el viaje que se le plantea puede ser una vía de escape o una trampa mortal. Él es un científico apasionado por lo que hace y que no se siente intimidado por los retos, pero… No está acostumbrado al tipo de vida que llevan sus nuevos amigos, ni a todos los líos en los que se va a ver envuelto en Borneo. "El trabajo de cualquier escritor, hombre o mujer, es meterse en la piel de los demás, jugar con los puntos de vista, crear otras voces"Nina Melero utiliza la primera persona, y se mete en la piel de Jaime. ¿Cómo ha sido el reto de escribir desde un personaje masculino? El trabajo de cualquier escritor, hombre o mujer, es meterse en la piel de los demás, jugar con los puntos de vista, crear otras voces... El género o raza de quien escribe son irrelevantes. Jaime anda buscando algo… como cada uno de nosotros. ¿La autora lo ha encontrado en el Sudeste Asiático, donde reside? He encontrado una región apasionante, en la que puedo aprender mucho… Pero ningún lugar puede curarte del todo «el hambre de geografía». Adelante es siempre lejos, y no sé a dónde me llevarán mis próximos viajes.
¿Comparte con los dayak el sentimiento de que el verdadero enemigo es esa íntima debilidad que se lleva dentro? ¿Hace falta valentía para admitir el propio temor? Por supuesto. Al fin y al cabo, los verdaderos valientes no son los que no conocen el miedo, sino más bien aquellos que lo conocen a fondo. Los que lo sufren y, a pesar de todo, lo miran de frente. Uno de los aspectos de la cultura dayak que más me interesa es su concepto del miedo y el valor. Se trata de un grupo étnico conocido en toda Asia por su coraje e incluso ferocidad, pero una de sus ceremonias más antiguas está relacionada con el miedo. El centro de ese rito son los miedos de cada uno, que se comparten en comunidad. Y, si hace falta un gran valor para admitir el propio miedo, imagínate para compartirlo en público… En el libro aparece esta ceremonia y los lectores descubrirán cómo se ven envueltos en ella los protagonistas, que son españoles. El choque cultural (con sus vertientes dramáticas y cómicas) es también una parte importante de la novela. ¿Qué es más importante? ¿encontrar lo que buscas o admirar todos los cielos que ves… mientras buscas? El trayecto es siempre más importante que el destino. A fin de cuentas, alcanzar o no la meta nunca depende de nosotros… Lo único que nos quedará al final es el camino recorrido. ¿Todavía hay personas que piensan que se puede cambiar el mundo? Yo creo que sí: muchísimas. Son todas esas que no sólo piensan que se puede, sino que además lo hacen posible. Millones de personas anónimas que cada mañana se esfuerzan por hacer las cosas bien a pesar de todo, dando lo mejor de sí y no permitiendo que las dificultades les roben el entusiasmo y la ilusión. Esos son los que cambian el mundo, cada día. ¿Sin miedo no hay esclavos? ¿Cuál es el miedo al que nos enfrentamos hoy día? El miedo es un sentimiento extraño, que puede salvarte la vida pero también robártela. Y, por desgracia, es también un instrumento poderosísimo que permite esclavizar a otros, como ha quedado ampliamente demostrado a lo largo de la historia humana. En cuanto a los miedos modernos, creo que en lo fundamental no se diferencian de los miedos del pasado, aunque cambien las circunstancias…. O las latitudes. Como descubrirá el protagonista de la novela, Oriente y Occidente tampoco son tan diferentes cuando nos desnudamos y llegamos a lo esencial: los miedos de cualquier persona podrían ser los nuestros… Ahora o hace miles de años, aquí o allí. No somos especiales, no somos tan distintos. ¿Lo que uno imagina da más miedo que la realidad? Siempre. Ya lo dijo Séneca: «A menudo estamos más asustados que heridos: sufrimos más a causa de nuestra imaginación que por la realidad». La anticipación de lo terrible puede ser peor que el horror mismo. Pero todos los miedos se derrotan igual: lanzándose contra ellos. ¿Jamás se regresa intacto de un viaje? ¿Siempre vuelve otro? Por supuesto… Todos los viajes del mundo son sólo de ida. Puedes comprar el libro en:
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