“Las dos grandes potencias, EE.UU. y Rusia, rivalizan en los frentes militares, sobre todo en Siria donde los rusos han aumentado su presencia militar reforzando al gobierno de Damasco en la guerra. Nada induce a creer que puedan avenirse a un compromiso que por lo menos sirva para aliviar a la población, objeto de los estragos bélicos. Los poderes regionales −Arabia Saudí, Irán, Qatar, Turquía, Israel− están enzarzados aquí y allí en inextricables luchas”.
Alcoverro, que lleva 40 años como corresponsal en Oriente Medio, aglutina en su nuevo libro, ¿Por qué Damasco?. Estampas de un mundo árabe que se desvanece’ (editorial Diëresis) las crónicas más relevantes escritas sobre esta zona para el periódico La Vanguardia en los últimos seis años, y advierte que “lo peor está por llegar”. “Con impotencia y con rabia asistimos a la destrucción de un gran pueblo”, subraya.
El periodista, testigo de la historia de estos países desde hace más de cuatro décadas, sobre todo de las guerras libanesas desde 1975 a 1990, o la invasión estadounidense de Irak, asegura que Siria es el último país contagiado por la “malhadada primavera árabe”. “La desintegración de Irak llevada a cabo para desarraigar el régimen de Sadam Husein, provocó entre sus muchas consecuencias, la radicalización de grupos islamistas no sólo suníes, sino también chiíes, como el ejército del Mehdi, de Moqtada al Sadr, y de rebeldes de toda calaña que combatieron a las fuerzas ocupantes.
Su atenta mirada sobrevuela lugares enraizados en una guerra sin cuartel como Damasco, Alepo, Homs o Palmira, la ciudad prohibida, pero también se centra en enclaves tan importantes como Beirut, Egipto o Irak. El libro se convierte así en una elegía a un mundo árabe que se desvanece ante la pasividad de Occidente.
Para Tomás Alcoverro, es el enfrentamiento de suníes y alauíes con su trasfondo histórico de hostilidades, el factor más destacado en el complejo conflicto sirio. Asimismo explica que parte del problema de Siria radica en la multitud de comunidades religiosas y étnicas que ocupan su territorio con sus difíciles equilibrios y por su reciente historia colonial de humillaciones durante el mandato francés.
En este sentido, destaca que las peripecias en el campo de batalla de Siria cambian cada día, mientras los gobiernos europeos “bombardean bases de los bárbaros del Islam, arman y financian a grupos combatientes aliados, sin efectivos resultados en el terreno donde no se aventuran a enviar a sus propias tropas”.
Con su habitual maestría a la hora de reflejar los detalles más humanos, las situaciones más inverosímiles, callejuelas de Beirut o personajes curiosos, el autor nos lleva en un viaje en el que nos adentramos en la cara menos conocida de una de las regiones más apasionantes del mundo y que Alcoverro ama con profundidad.
El periodista, que está en posesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica en su máximo grado de comendador, de la Creu de Sant Jordi y ha recibido los premios de Periodismo Godó, Gaziel, Cirilo Rodríguez y Ortega y Gasset, describe con mimo y admiración los barrios de cada ciudad por la que ha pasado; los curiosos oficios de sus habitantes, o incluso la pasión de los árabes por la lencería femenina fabricada en Siria.
Tomás Alcoverro es el corresponsal en Oriente Medio más veterano y laureado.
Ha firmado más de ocho mil crónicas narrando la dramática actualidad de este avispero del mundo. Miembro de la sección de política internacional del diario La Vanguardia, reside en Beirut.
Desde esta ciudad singular es testigo de excepción del devenir de una región que ha sufrido guerras constantes y también esperanzadores levantamientos, como la fallida primavera árabe, hasta desembocar en el actual conflicto de Siria.
Alcoverro ha sido condecorado por su trabajo con la Encomienda de Isabel la Católica y la Creu Sant Jordi, y ha obtenido los premios de periodismo Godó, Gaziel, Ortega y Gasset, Vázquez Montalbán y Cirilo Rodríguez.
Es autor de varios libros, entre ellos El decano y Espejismos de Oriente.
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