El protagonista de "Las defensas" es Camilo Escobedo, un neurólogo que tiene una enfermedad auto inmune que no han sabido diagnosticarle o que lo han hecho mal. Padecía el síndrome de la niña del exorcista. ¡Ay es nada! “En Sant Jordi, hará dentro de unos días tres años que me enteré de la historia que he narrado en "Las defensas". Estaba firmando libros en un stand cuando se me acercó una persona y me dijo que quería hablar conmigo y contarme su historia. Le concedí un minuto, durante la charla me contó que tenía una enfermedad rarísima y que su vida bien merecía una película de Hollywood con George Clooney de protagonista. Ante eso, ya que me hizo mucho gracia, quedamos una semana después para hablar con más calma”, cuenta Gabi Martínez en la entrevista que mantuvimos en la biblioteca de un conocido hotel de la Gran Vía madrileña.
Esa persona que se encontró Gabi Martinez fue un neurólogo con esa rara enfermedad, ese mismo doctor intentó escribir él mismo el libro de su vida, pero no le salió como esperaba. “Apenas llegó a las 70 páginas, aunque era una persona muy instruida y leída, lo que escribió no le acabo de convencer y de ahí que buscase a un escritor para hacerlo y me lo ofreció a mí”, explica el autor de Hospitalet. “Él no quería hacer un libro del estilo de Oliver Sacks, famoso neurólogo fallecido el pasado verano, lo que quería era que contase una historia que fuese un poco más allá”, apunta.
“Para Camilo, el stress fue el detonante de su enfermedad. Llegó a tener 506, en el ínidce de stress, cuando lo normal está por debajo de 100. Nuestra sociedad nos ha educado en los paradigmas de que el esfuerzo tiene su recompensa y la familia es un refugio, cuando eso se rompe, aparece el stress”, expone con claridad el autor de “Las defensas”. Además, opina, con toda la razón del mundo, que “la autoridad, a menudo, es de todo menos justa”. Lo provoca demasiado stress hacia las personas, lo que termina volviéndose contra uno mismo.
“Las defensas” está narrada en primera persona, pero con tres voces diferentes. “Una voz es la primera persona de cuando está en el presente y está enfermo y le ha permitido adentrarse en “una persona perturbada y enferma”, la segunda es cuando habla del pasado y lo hace con un vocabulario más amplío y literario y la tercera voz es la que le permite proyectarse en el futuro. “Esto es algo que hacía, de manera parecida, el escritor estadounidense Peter Matthiessen, que planteaba tres voces narrativas en una misma obra, el único autor que ha ganado dos National Awards en ficción y no ficción”, resalta con admiración. También Margarite Yourcernar hizo algo parecido en alguna ocasión. En la novela de Gabi Martínez, “la primer persona masculina está rodeada de nueves personajes femeninos. En cierto modo, es un mundo muy almodovariano, con tientes de Goya y Unamuno”, apunta.
Es, en esta novela, la primera vez que se siente arropado durante la escritura, “he tenido al asesor en todo momento a mi lado, para consultarle términos médicos y que me recordase su historia”, dice el autor catalán. “Cuando abordé el proyecto, sentí una fuerte empatía con el protagonista real y en la pasión del protagonista por contar su historia yo me sentía muy identificado. Además, la historia es muy potente en sí misma”, expone con claridad y añade “he llegado hasta aquí poniéndome en peligro. Y el peligro nos hace más vulnerables de lo normal. Escribir es compartir experiencias y aquí se comparten muchas”.
En su opinión, la sociedad actual se está alejando cada vez más de la naturaleza. Cree que el último libro de Sergio del Molino refleja muy bien lo que es nuestro país. “Estamos pervirtiendo nuestro mundo”, afirma. “Hay pocos libros que traten a España en su conjunto tal y como lo hace Sergio. Yo quería en mi libro enfocarme en España de manera global, algo que no se está haciendo en la literatura española, quizá un poco cuando se trata el tema de la guerra civil o en las novelas negras, donde podemos encontrar algún retazo”, analiza el autor catalán.
Por eso, le gusta escribir sobre viajes. “No me encontraba a gusto y, por eso, he escrito de la periferia de la periferia. Me fui a Pakistán para escribir “Sólo para gigantes”, por cierto, un libro que se está traduciendo a muchos idiomas y saldrá próximamente en Estados Unidos”, señala.
“En el protagonista de mi novela encontré un personaje ideal para hablar de mi ciudad, Barcelona. En cierta forma es un libro de viajes con un protagonista que es un loco, francotirador o librepensador, algo políticamente incorrecto y eso era algo idóneo para hablar de Barcelona y de España, aunque tiene un perfil en él que nos podemos reconocer todos”, sostiene Gabi Martínez.
Para finalizar, el escritor declara que el propósito del libro era “que el protagonista explicase como era y por qué se comportó de la forma que lo hizo, ya que él, precisamente, no era un santo. El periodo que trata el libro va desde la Transición hasta la actualidad”. En realidad, el protagonista “tiene un perfil en el que nos podemos reconocer todos y queda para el lector el discernir por dónde va la historia. Ni todo es blanco, ni todo es negro. La vida tiene muchos grises”, concluye Gabi Martínez.
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