No son muy frecuentes pero en la literatura se han producido las llamadas serendipias; o sea, la anticipación del relato literario a un hecho real; la más célebre es la recogida en Las aventuras de Arthur Gordon Pym, donde Edgar Allan Poe hasta vaticinó el nombre de la víctima, Richard Parker.
Y he aquí que el crimen del pasado viernes, 9 de diciembre, en Alicante, de la viuda del antiguo presidente de la caja ahorros regional, volvía terriblemente a repetir este extraño fenómeno literario, pues lo habíamos leído en Las cuentas pendientes, de Gastón Segura, donde el relato arranca con el asesinato de la mujer de un presidente de la caja de ahorros de la Comunidad Valenciana. Y lo más escalofriante es que hasta el coche donde fue asesinada doña María Carmen Martínez —un Porsche, modelo Cayenne—, en Alicante, también aparece en Las cuentas pendientes y de forma muy significativa o que según las primeras informaciones, el crimen tiene su origen en asuntos familiares, tal como también sucede en el relato.
Por todo ello, constituye a la novela en otra serendipia, por terrible y execrable que sea el hecho real. Y lo es porque Las cuentas pendientes fue escrita entre 2009 y 2010, y publicada por Drácena en 2015.
Lo que no hace sino añadir una inquietante verosimilitud a esta magnífica “novela negra”, sobre la corrupción en el Levante español.
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