Su poesía tiene una capacidad de evocar la emoción mediante una sencillez que jamás se vence ni al patetismo ni a los lugares comunes, que aborda el tema de la mujer en el mundo actual en una alabanza a la misma y la evolución de su lugar en una defensa de su papel pero alejándose del adoctrinamiento radical o político social. La voz de Dolores exuda originalidad bien entendida, es un canto sin grito, un dolor sin estertores, un sentimiento preciso.
El Premio Internacional de poesía Covibar-Ciudad de Rivas nació con el espíritu de otorgar a esta localidad madrileña, todo un referente cultural, de un premio de empaque y prestigio con un jurado heterogéneo en sus perspectivas respecto a la lírica que no se adscribiera a ninguna escuela conocida con la idea de que el galardón siempre fuera considerado el mejor poemario presentado, bajo las premisas de un rigor absoluto en lo relativo a la calidad y una extrema transparencia en lo relativo a la limpieza en unos tiempos en los que los concursos literarios, para la mayor parte de escritores, se consideran una apuesta poco confiable. Editado por Vitruvio, organizado por la Asociación Cultural Letras Vivas, cuenta con el patrocinio de la ripense Coperativa Covibar —no se entiende Rivas sin Covibar— en una fuerte apuesta por la cultura y su difusión.
MI HIJA Y YO
Mi hija y yo vamos defendiéndonos.
Nos ponemos vendas y seguimos.
Comenzaron los problemas cuando alguien
preguntó por primera vez el porqué estamos
empeñadas en escribir algo distinto a nuestro nombre.
Desde ese momento, vivimos cogidas de la mano y
seguimos anotando cada día todos los porqués que
aparentemente no sirven para nada.
A mi hija y a mí nos molestan muchas cosas:
los portazos, los golpes que no dejan marcas,
las heridas que no se ven, la indiferencia
cuando alguien grita eres una puta,
porque en ese momento, vienen a la memoria
los arañazos como princesa,
lista, joven (siempre),
guapa, lugar (mujer–lugar),
limpia. Azul.
Pequeña.
Mi hija y yo nos damos cuenta de que hay algo
por encima de los reproches y del resentimiento.
Nos queremos desde antes de abrir los ojos.
Por eso no hay prisa. Espero.
Amo a mi hija y espero.
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