Para presentar el libro, Javier Menéndez Flores se reunió de un grupo de amigos y no tan amigos y otros muchos de Sabina. No tan amigos porque dos de los presentadores no aparecieron en la presentación después de confirmar su asistencia. Fernando Tejero se debió de enredar con sus fogones, así como José Mercé se enredaría en un palo flamenco. “Son un par de cabronazos”, les calificó el autor. Afortunadamente, el resto de presentadores fueron más formales y cumplieron con su obligación de amigos.
Javier convocó a un gran número de amigos en el local Alegoría para presentar su libro y quiso hacerlo al revés de como se suele hacer. Fue él quien empezó la presentación. “El libro es el resultado de muchos días de charla con Joaquín Sabina. Lo bueno que tiene es que hablando con él no deja de darte titulares para el libro o para las entrevistas. Un día hablando de política le pregunté qué opinaba de la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella y el me respondió: Mira Javier, yo no puedo hablar mal de las botellas”, cuenta el autor con humor. El mismo que tiene Joaquín Sabina cuando habla de política.
A veces al cantante le sale su lado más canalla y feroz al responder a los periodistas. “En otra ocasión, una reportera de televisión le perseguía para hacerle unas preguntas. ¿Es verdad que tienes cáncer, Joaquín?, le dijo la joven periodista. -Tengo un cáncer en la punta de la p…-, le respondió”, relata. Contando anécdotas como estas se podría tirar el autor días o quizá más tiempo.
El editor Jordi Galli, con el que había trabajado en la editorial Penguin Ramdon House, le propuso escribir un nuevo libro sobre Sabina para la editorial Blume. “Decidí arriesgarme y escribir el libro analizando sus canciones. Quería bucear en sus letras con un toque academicista y literario, y en los recursos estilísticos de Joaquín”, expone el autor madrileño finalizando su intervención y dando paso al guitarrista de Extremoduro, Iñaki “Uoho”Antón.
El músico vasco señaló que a Joaquín Sabina le admiraba mucho. “Escuchando la canción Pongamos que hablo de Madrid me di cuenta que se podían hacer buenas canciones de rock en español”, afirmó y quiso romper una lanza por el autor con el que había trabajado en la biografía de su grupo. “El periodismo necesita cada vez más de caballeros y Javier lo es”, apostilló.
Después del insigne guitarrista del grupo extremeño tomó la palabra Melchor Miralles, quién reconoció que en las presentaciones se siente como un párroco en un burdel. Calificó a Sabina de genio, “es una especie de Maradona de la música” y continuó diciendo “no todos los artistas son personajes y Sabina es un personajazo aunque tenga algo de libertino”. Alabó la edición del libro, que le parece soberbia con la unión de texto y fotografías.
Para concluir el acto habló el periodista y poeta Ángel Antonio Herrera, al que calificó el autor como uno de los grandes poetas vivos del país y recordó que hace 16 años se encontraban presentando el primer libro que escribió sobre Sabina, que no pudo asistir a la presentación porque está grabando un nuevo disco, que, por otra parte, esperamos que sea mejor que el último que resultó un tanto flojo. “Javier, como autor, ha sabido empatizar con Joaquín Sabina mucho más allá que el artista. Es un entrevistador implacable como un criminal y su escritura es muy literaria”, expuso.
Al ritmo de las canciones de Joaquín Sabina, el público asistente a la presentación se fue marchando del local con la sensación de haber asistido a un cóctel tan bien montado, como diseñado y ejecutado está el libro “Sabina. No amanece jamás”. Un libro imprescindible para entender la poesía del cantante ubetense, del que Javier Menéndez Flores sostiene que “si a Bob Dylan le han dado el Premio Nobel, a Joaquín Sabina le tendrían que dar el Premio Cervantes”. Algo que se nos antoja difícil en este país en el que vivimos.
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