“Sabina. No amanece jamás” es el tercer libro que escribe sobre el cantante de Úbeda. El primero fue “Perdonen la tristeza”, “una biografía al uso, pura y dura”, señala Javier; el segundo, “En carne viva”, un libro de conversaciones y el tercero, “con el que termino un ciclo sobre Joaquín”, éste que ahora publica la editorial catalana Blume. Hasta ahora la editorial había publicado libros sobre artistas musicales pero, siempre, de autores extranjeros. Ha sido Javier Menéndez Flores la primera apuesta del país, gracias al editor Jordi Galli con el que ya trabajó cuando publicó en Penguin Ramdon House.
Sus libros sobre Sabina han tenido unas ventas extraordinarias. El primero ha llegado a las 21 ediciones y en la edición de bolsillo tuvo quince ediciones. “Además, se han vendido mucho en Latinoamérica. En México y Argentina, Joaquín Sabina es dios”, afirma con rotundidad el autor. Además, cree que tenía una espina clavada y que necesitaba cerrar el círculo con su nuevo libro. Ahora, publicado, el círculo está cerrado y ha conseguido escribir una obra sobre un artista que muy pocos podrán decir que la tienen.
“El principal activo de Joaquín Sabina son sus letras. Su obra sobrevivirá en el tiempo”, afirma el escritor madrileño. Las canciones que el cantautor ha publicado se acercan a las 400, la mayoría para él mismo, otras muchas para otros cantantes y un buen puñado de colaboraciones con distintos artistas. “Este libro, No amanece jamás, tiene una voluntad enciclopédica: pretende contarlo todo sobre Sabina y no dejar fuera ni un solo aspecto fundamental de su obra”, señala Javier.
Para Javier Menéndez Flores, Joaquín Sabina es un auténtico poeta que hace alta literatura. “Si quitas la música a una canción y el texto se sostiene, entonces es poesía. Con las letras de Bob Dylan se puede hacer y con unos cuantos cantantes en castellano como Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Robe Iniesta y, por supuesto, Joaquín Sabina, también”, apunta categórico.
“Si a Bob Dylan le han dado el Premio Nobel no entiendo por qué no le pueden dar el Cervantes a Joaquín Sabina o ingresar en la Real Academia Española”, afirma con toda la razón el autor durante la entrevista que mantuvimos en una cafetería de una céntrica plaza madrileña rodeados de botellas que a lo mejor en su día se bebió Joaquín. “En España nos rasgamos las vestiduras por demasiadas cosas y tenemos que hacer un esfuerzo enorme por desacralizar la cultura, acercarla a la calle, a la gente”, razona.
Joaquín Sabina es uno de los grandes retratistas de nuestra época y que ha sabido evolucionar. “Todos los cantautores de su época se iban a Francia, él, sin embargo, estuvo exiliado siete años en Londres donde pudo mamar el rock británico, de ahí ese punto canalla rockero y nocherniego que tiene”, analiza. A su vuelta a España, se afincó en Madrid. “Es la única ciudad española que no es provinciana, es un crisol de culturas, de mestizaje, es la Nueva York española”, opina. Y en Madrid se alió con Javier Krahe y Alberto Pérez para dar unos conciertos memorables que fueron la sensación de la época.
El libro “Sabina. No amanece jamás” es un análisis detallado de las canciones de Joaquín Sabina, un análisis filológico de sus letras. “Para mí, últimamente escribe mejor que nunca, ya no cuenta historias como hacía antes, ahora le interesa plantearse nuevos mundos. Es un poeta del lenguaje”, expone. 19 días y 500 noches es para el autor su mejor disco, con las letras más brillantes y con un toque de referencias bíblicas. La Biblia y la noche son dos constantes de la obra del cantante al que ahora le cuesta salir de casa. “Ya no se relaciona con músicos, son los escritores con los que ocupa su tiempo”, apunta.
Tan es así que últimamente ha hecho colaboraciones con escritores como Benjamín Prado. Algo que no necesitaba, pero lo que sí necesita es que “le espoleen, si no no sale de casa”, comenta y añade “Joaquín tiene un enorme talento y generosidad pero está viviendo en su torre de marfil y necesita a alguien que le anime a salir y componer”. Pese a eso, el álbum que compuso con Benjamín, “Vinagre y rosas”, no es de los mejores de Joaquín Sabina.
Javier Menéndez Flores ha incluido en el libro la opinión de varios personajes públicos sobre el cantante. También ha querido explicar algunos hechos hasta cierto punto polémicos como la disputa que tuvo con Manolo Tena que surgió por la utilización de Joaquín de unos versos de una de sus canciones, para ello utiliza los textos de las conversaciones que publicó en el anterior trabajo. “Creo que es oportuno citarme a mí mismo”, señala, entre otras cosas porque “creo que nadie puede hacer un estudio pormenorizado de la obra de Joaquín sin tener en cuenta mis libros”, puntualiza. Nadie ha analizado la vida y la obra de Sabina como lo ha hecho el periodista y escritor madrileño.
“Yo he escrito el libro que me hubiese gustado comprar. Joaquín Sabina siempre ha estado ahí y nadie había escrito tan en profundidad como lo he hecho yo. A veces, en la vida hay que arriesgarse y yo lo hice al escribir sobre él”, cuenta. No quiere terminar la entrevista sin decir que “Joaquín Sabina trasciende todos los círculos sociales por su calidad, es el único artista de consenso, gusta tanto a la derecha como a la izquierda. Todos sabemos de qué pie cojea Joaquín pero como escritor no tiene color político, sólo cuando lo hace como ciudadano”, concluye Javier Menéndez Flores, el periodista que mejor conoce a Sabina.
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