Su última novela, La tentación de ser felices, ya está siendo adaptada para rodar una película, la dirección correrá a cargo del prestigioso cineasta italiano Gianni Amelio. La novela tiene como protagonista al anciano Cesare Annunziata, un viejo y cínico tocapelotas que no quiere ejercer de abuelo. Con setenta y siete años, viudo desde hace cinco, Cesare ha decidido pasar de todo y de todos, para dedicarse a vivir, a hacer lo que no ha podido realizar durante su vida. “Esta no es una novela sobre la vejez, es una novela sobre la vida, en la que he utilizado un personaje anciano”, afirma el escritor napolitano nada más comenzar la entrevista que mantuvimos en la sede de su editorial.
“Cesare es un personaje que quiere hacer balance de su vida, no quiere malgastar el tiempo que le ha sido regalado. Este es un tema que nos atañe a todo el mundo. Es casi una elección obligada sobre el poder del cambio”, explica Lorenzo Marone durante la entrevista. Para él, tiene mucha importancia las emociones. “Cesare es un hombre que va a la búsqueda constante de emociones, de amor y de sexo. Y lo hace porque ha tenido una vida normal y nunca ha consumido cosas que realmente sentía, de ahí que trate de entrar en contacto consigo mismo y con los demás”, cuenta. Estamos ante un protagonista que estuvo enrocado en su propia pasión y que gracias al encuentro casual con Rossana, una madura enfermera, despierta al amor y a un sinfín de emociones que no esperaba pudiese vivir.
La relación con Rossana es vivida con tremenda ternura. “Hay una aceptación del propio derrumbe físico que se tiene en la vejez. Eso hace que haya una cierta complicidad entre los dos”, expone el autor napolitano y añade “Cesare es una nueva persona, gracias al encuentro con ella, un hombre en construcción. Una persona que está llena de añoranzas, de no-elecciones, de no-hechos. Un personaje al que la vida, la infelicidad, la falta de valor han vuelto un borde, una persona con grandes problemas de comunicación. En fin, una persona que se cansa de vivir”.
Con este personaje, que quiere a sus hijos pero que no quiere ejercer de abuelo, se preocupa por su felicidad pero en la distancia. Desarrolla Lorenzo Marone una novela sentimental y, a la vez, dura. “Cesare quiere chuparle el jugo a la vida, ahora que todavía no es tarde y tiene que apurarse porque no lo ha hecho antes, por eso tiene ganas de despilfarrar el tiempo y recuperar la vida y el montón de cosas que no ha hecho”, analiza el escritor italiano.
Para el autor, su protagonista tiene los mismos pensamientos que tenemos todos. “Tratar de enderezar la vida y escucharnos más. Tener una segunda oportunidad”, refiere. No ha sido difícil, en su opinión, meterse en la piel de Cesare, “me he liberado al hacerlo, la tercera edad es maravillosa porque no repele a los demás, podemos ser nosotros mismos y empatizar con las demás personas”, apunta.
El autor se ha adentrado en la mente de su protagonista. “Llegará un momento en que seremos ancianos y llegará un momento que por necesidad, lo que no hayas hecho en la vida, lo tendrás que hacer. Si decides romper con el pasado, tienes que tomar la decisión de no añorar el pasado. Con ochenta años seguramente será más sencillo hacerlo. Yo he pataleado toda mi vida para encontrar mi camino, para intentar llegar a ser lo que soy de verdad, para llevar a la luz mi mundo interior. Como nos enseña Nietzsche, tenemos que estallar, echar para fuera nuestro caos interior, nuestra vitalidad sepultada bajo años de renuncias y elecciones equivocadas”, recapitula.
Cuando hablamos de su estilo, se muestra con alguna idea contradictoria. “Me gustan escritores tan diferentes como Elsa Morante o Charles Bukowski. Creo que mi estilo es más de comedia napolitana por eso creo que mi vida es mucho más burguesa de lo que me gustaría. No deja de ser una mirada poética del desengaño”, concluye Lorenzo Marone.
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