La existencia del alma fue demostrada por la organización Lebab en 2032. Posteriormente, en 2039, se presentó evidencia científica de la reencarnación. Los integrantes de Lebab tienen como objetivo generar una ola de empatía que transforme el orden social global, aunque los más influyentes intentarán impedirlo. Y tú, ¿cuál es tu posición en este asunto? ¿Les asusta que lleguemos a 2039? El 2039 que describimos en la novela no es muy diferente de la actualidad. No hay coches que vuelan ni nada muy ajeno al 2024. Lo que sí encontramos en este 2039 es un control brutal de la información. Pero ¿acaso no es ese el camino que llevamos? ¿Nos debería asustar el presente que vivimos? ¿Tecnología y libertad son incompatibles? La primera ¿siempre estará al servicio del poder? La utilización de la tecnología puede ser muy diversa. Efectivamente, puede convertirse en instrumento de control al servicio del poder, como sucede en el caso de los dispositivos que aparecen en la novela, pero también puede suponer un motor de cambio. En el caso de la organización Lebab, la tecnología le permite descubrir algo capaz de iniciar una revolución social. ¿Por qué queremos seguir avanzando si vamos a nuestra perdición como seres individuales, únicos y libres? Siempre nos queda imaginar que las cosas pueden cambiar y mejorar. En nuestro 2039 los protagonistas de LEBAB. El efecto luciérnaga viven en un mundo distópico, pero aspiran a una utopía. Acaban de descubrir algo que podría acabar con las desigualdades sociales, el racismo, el machismo, la homofobia… ¿No cambiaría todo si descubriéramos que los seres queridos que perdimos se han reencarnado en otro cuerpo, en otra raza, o en situaciones desfavorecidas? Si se reencarnaran en un país en guerra, ¿dejaríamos que fueran bombardeados? Lebab cuenta con despertar la empatía como fuerza renovadora para crear un mundo mejor. El afán de perdurar, de trascender después de la muerte es una constante en los seres humanos. ¿El miedo a la muerte dejaría de existir con la creencia de la reencarnación? Si tal y como plantea la novela, la ciencia pudiera demostrar el viaje del alma, este hecho cambiaría radicalmente el pensamiento humano. Ante una certeza así, se alteraría el valor y el sentido de nuestra existencia. Sin embargo, cada encarnación, cada vida, es única y debe ser vivida como tal, por lo que probablemente el miedo a terminarla acompañaría igualmente al hombre, aunque quizás con otros matices. En la comunidad lectora del libro algunas personas nos han comentado que un invento como el de Lebab supondría un gran alivio para ellos. Muchos de los autores futuristas, si hubieran vivido más años habrían constatado que sus predicciones se han ido cumpliendo poco a poco… ¿Temen que, en su caso, ocurra algo parecido? Si se demostrara científicamente la reencarnación, si pudiéramos señalar al bebé que lleva el alma del ser querido que perdimos…. Seguramente supondría un shock a nivel mundial. Quizás nosotros, los autores, también tenemos miedo de los grandes cambios, pero está claro que vivimos un presente en el que las desigualdades son tremendamente dolorosas. “LEBAB El efecto luciérnaga puede ser leída como una distopía con tintes de utopía”¿Se han divertido imaginando el futuro o creen que, con los avances tecnológicos, cualquier cosa es posible? La tarea de imaginar y crear un nuevo mundo es siempre motivadora, sea cual sea el escenario. LEBAB El efecto luciérnaga puede ser leída como una distopía con tintes de utopía, o quizás como un intento de utopía en un mundo distópico. La tecnología para nosotros ha sido un instrumento que nos ha permitido hablar de emociones desde un punto de vista muy diferente. Sobre el alma, ya escribía Aristóteles allá por el año 350 a. C. Desde 1996, Stuart Hameroff y Sir Roger Penrose trabajan en una teoría cuántica de la conciencia, afirmando que el alma está contenida en estructuras denominadas microtúbulos… ¿Cómo han documentado su libro? Nos hemos acercado al alma a través de la filosofía occidental y oriental, pero sobre todo a través del pensamiento en las diferentes religiones; la budista, la de los ancestros, las tribales africanas o la drusa. Nos hemos entrevistado con personas que creen en la reencarnación, y hemos hablado con psicólogos que practican las regresiones mediante hipnosis para tratar ciertas patologías. El libro de los muertos del Tibet, o las obras de Brian Weiss también nos han ayudado. Sin embargo, todo esto ha sido solo el punto de partida para una ficción donde prima la acción, aunque eso sí, con una reflexión sobre temas existenciales. ¿Cómo surge la idea de esta obra con un tema tan distinto a los que manejan los thriller actualmente? Juana Cortés – La idea fue de Luis. Cuando me la contó me pareció tremendamente original, muy novedosa. Para mí ha sido un reto sacar esa historia adelante y para ello crear todo un mundo. Luis Amavisca – ¿De verdad la ciencia no ha intentado investigar sobre el alma? Al margen de los “21 gramos”, poco nos han contado. ¿Podría estudiarse? Si tantos millones de personas creen en ella, ¿valdría la pena investigar? A partir de esta reflexión, se me ocurrió la idea: ¿podría la tecnología ayudarnos a saber dónde va el alma tras la muerte? ¿No sería algo increíble? ¿Cómo cambiaría el mundo un descubrimiento así? ¿Y si pudiéramos identificar al ser que tiene el alma de quien perdimos? Es su primer libro a cuatro manos… ¿Les ha resultado fácil trabajar juntos? ¿Quién cede antes ante un descuerdo? Juana Cortés – Sí, ha sido fácil. No ha habido apenas desacuerdos, teníamos claro que buscábamos lo mejor para la novela. Luis Amavisca – Ha sido una experiencia maravillosa. Para mí, que vengo de la literatura infantil, no solo era mi primera novela a cuatro manos, si no mi primera novela para adultos. Al principio el guion partía más de mí, pero rápidamente Juana se involucró en esto. Y con la escritura pasó lo mismo, comenzó Juana y yo me uní rápidamente. Es cierto que, aunque el lector perciba una lectura muy ágil, la trama a nivel creativo era compleja al ser una historia coral, con muchos personajes y localizaciones. ¿Qué hay de cada uno en los personajes de la novela? ¿Con cuál se identifican más? Juana Cortés - Hemos trabajado juntos la creación de personajes. Siendo dos autores y cada uno con un punto de vista, ha servido para enriquecerlos. En mi caso, me puedo identificar con Anna Cusak, en cuanto mujer, madre... También con su desarrollo emocional. Luis Amavisca – Me resulta muy difícil elegir uno. LEBAB El efecto luciérnaga es una novela coral donde en cierta forma los personajes son alegóricos. Anna y la fidelidad, la perseverancia. Michael y María representan el amor romántico que va más allá de la muerte. Quizás, si tuviera que escoger… Elise Mompou me fascina, una joven hacker que hará todo lo posible por ayudar a desvelar la verdad. Ella será particularmente relevante en los capítulos de acción, pero también es partícipe de una trama emotiva importante.
¿Quién pone las ideas y quién las reflexiones? Juana Cortés – Ha sido un trabajo compartido a todos los niveles. Como comentaba antes, la idea inicial fue de Luis, pero a partir de ahí el desarrollo fue conjunto. Con el desarrollo de la trama y de los personajes fuimos teniendo nuevas ideas, muchas conversaciones y reflexiones que han alimentado la novela. Luis Amavisca – La idea original fue una especie de detonante que nos llevó a un mundo diferente. Para crear el mundo Lebab necesitábamos una profunda reflexión, porque el descubrimiento de los miembros de la organización lo cambiaría todo. El libro es un thriller, pero con un gran trasfondo existencial. Durante muchas horas, Juana y yo hablamos de filosofía, de fe, de amor… pero también de desesperación, de cambios sociales, de tecnología. LEBAB es una novela poliédrica. Algunos lectores se sienten interesados por los lazos espirituales que narramos, por el amor más allá de la muerte. Otros por lo social, por un descubrimiento que podría cambiar la empatía a nivel mundial. Hay quien le atrae la posible teoría de la conspiración. Y muchos se interesan por el thriller trepidante o por la distopía. ¿A qué han dado más importancia? ¿a la trama, al ritmo, a los diálogos, a los mensajes implícitos…? Juana Cortés - Hemos intentado dar la misma importancia a todos los aspectos del libro. La trama es muy rica, porque es una novela coral, y la acción se desarrolla muchas veces al mismo tiempo. El ritmo es trepidante. Queríamos diálogos frescos. Y respecto a las ideas de la organización Lebab, el lector no puede evitar hacerse algunas preguntas. Luis Amavisca – Para nosotros era muy importante el aspecto emocional. En la historia de la literatura se ha hablado mucho de la pérdida y del duelo. Sin embargo, no se ha escrito sobre posibles reencuentros. ¿Qué habría del ser que perdimos en el bebé que lleva su alma? ¿Habría algo que reconoceríamos en ese bebé? ¿Y éste, sentiría algo cercano? ¿Cómo sería ese encuentro? Sin embargo, cuando Juana y yo nos planteábamos todas las posibilidades del argumento, decidimos que un thriller atraparía con más facilidad al lector. La trama partía de lo emocional, pero nos conducía a un gran secreto que podría cambiar el mundo y a una lucha por el poder. ¿Seguirán trabajando juntos? Juana Cortés – Cada uno de nosotros sigue su trayectoria, tenemos diversos proyectos individuales, pero si nos surge algo interesante, ¿por qué no? Luis Amavisca – LEBAB el efecto luciérnaga es un libro que abre y cierra, pero deja también ventanas abiertas. Ahora mismo sentimos que los personajes necesitan descansar, pero ¿quién sabe? Puedes comprar el libro en:
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