A la escritora nacida en Guadalajara, pero criada en Valencia, se la hizo muy patente en su vida las historias de Sandra y Julián, los dos protagonistas. “La primera tiene mucho de mí y el segundo lo tiene de mi padre. La novela trata sobre una amistad muy atípica en un mundo muy atípico”, analiza Clara Sánchez en la entrevista que tuvimos en una calurosa tarde veraniega en la cafetería de un conocido hotel de la Gran Vía madrileña.
"Es tanta la fuerza narrativa que tienen ambos personajes que tenía que seguir con ellos", dice. Y más ahora que están proliferando los grupos neonazis en diversas naciones europeas, como hemos podido ver en Alemania este fin de semana. “A esos cachorros los había descrito ya en la novela anterior y ahora, quizá haya menos, pero están saliendo a la luz de manera bien visible, como sucedió con el reciente caso de la librería Europa. Estos nuevos nazis son más fuertes que los propios nazis”, apunta la autora de “Cuando llega la luz”.
“Para mí, la novela es un organismo natural, un comportamiento produce al otro. Todo se complementa. Por eso, utilizo diversas voces en mis novelas. Me gusta la sensación de complementariedad que dan las dos voces, ya desde “Piedras preciosas” la utilizo. En “Lo que esconde tu nombre” utilicé las voces de Sandra y Julián, pero en esta ocasión utilizo una voz nueva, la de Lucy, que da una nueva perspectiva a la novela mucho más amplia”, nos adelanta la escritora.
Para Clara Sánchez los protagonistas han evolucionado, “Sandra ha madurado mucho, ha salido de sí misma, estaba siempre concentrada en sus problemas personales, en su embarazo; pero aquí ha perdido la inocencia, tiene alguien más de quién ocuparse y a quien proteger, sus deseos personales han perdido importancia”, opina atinadamente la escritora y continúa “A través de Lucy, la portadora de la luz en medio de todo lo que está pasando, aporta un candor nuevo, una sabiduría cotidiana que sabe como mezclar candor y sabiduría. Tenemos que protégenos para no malearnos hasta el fondo”.
“Julián tiene contenido un deseo de venganza y en esta novela se muestra mucho más. He disfrutado ejerciendo la venganza de Julián muchísimo, disfrutando de hacer lo que no haría en la vida. Tiene muchos atributos que vienen de mi padre. Por eso se lo he dedicado. La dignidad como persona... La novela tiene mucho de reivindicación de la vejez”, expresa Clara Sánchez con un tono reflexivo. Aunque en algún pasaje Julián se recrea en esa venganza, y con ella, la escritora ha disfrutado muchísimo escribiendo sobre ella.
En opinión de la autora en “Cuando llega la luz”, hay menor complicidad, con otro ritmo de narración que parte de la novela anterior, con vidas distintas que confluyen en un nuevo problema. Lo que sí hay es “mucha intriga, venganza, con personajes nada correctos, Julián no es nada correcto, pero sí es sensible”, apunta.
“Percibo la novela en general como un organismo que se pone en funcionamiento de una manera natural, se retroalimenta. La realidad se va organizando a través de dos voces. He aprendido que lo que salga de ti, de una manera natural, es lo que les va a llegar a los lectores, no tienes que estar buscando nada sino sentirte bien con los que escribes. He escrito lo que me apetecía escribir, eso es lo que el lector va a recibir de mí. Forzándolo yo me siento mal y el lector, luego, se va a quedar frío”, considera.
Tensión, intriga y amor son los elementos que va a encontrar el lector al leer “Cuando llega la luz”. “Mis personajes no son correctos, son imperfectos, llenos de debilidades. Julián, por ejemplo, es una persona que ha sufrido muchísimo pero no es nada correcto. He escrito una novela con personajes que se dejan llevar por sus deseos y, sobre todo, no he pretendido ser didáctica”, profundiza Clara Sánchez en la entrevista que mantuvimos.
“Mi novela es dónde la gente tiene rabia. Una historia de personas que tiene que reaccionar ante sucesos muy extremos, por eso, es diferente el ritmo de la narración que en la primera novela. La situación es distinta, ha cambiado. Ya no tienen la simbiosis que tenía en Lo que esconde tu nombre”, reconoce la autora.
Clara Sánchez nunca plantea las estructuras de las novela con intención de deslumbrar. “Me interesa encontrar la forma de decir lo que yo quiero decir. Algunos me dicen que uso efectos cinematográficos, yo prefiero decir que es un juego de espejos que me atrae mucho. La forma de narrar está formando el mundo”, sintetiza con precisión.
A la hora de definirse dice que no es nada barroca. “Tengo una vocación de naturalidad. Soy una autora cercana, cotidiana, que habla de lo normal y sencillo pero con un equilibrio poderoso y una narrativa que brota y hace mella ‘entre pecho y espalda’. No me gusta la ramplonería, ni la vulgaridad y, mucho menos, lo impostado”, razona y agrega “Me gusta que no parezca extraordinario, lo extraordinario”.
“Mis novelas no son realistas, siempre hay algo de extrañeza en ellas. Veo la vida más que extraña, con un puntito mágico. Es, precisamente, la imaginación la que nos hace un poco mágico”, concluye Clara Sánchez que reconoce que esta vez, el entrevistador la ha hecho pensar más de lo habitual.
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