“La profecía” de S. J. Parris

S. J. Parris localiza la acción en el siglo XVI en Londres

Londres, siglo XVI. Una conspiración que pretende derrocar a la reina Isabel I se ha cobrado su primera víctima. Junto al cadáver se encuentran un rosario, varios signos astrológicos y una muñeca con cierto parecido a la reina atravesada por un alfiler. Todo parece indicar que se trata de una amenaza a la monarca, tal vez el primer indicio de una conspiración para derrocarla. Giordano Bruno, el filósofo e investigador que resolvió un complejo caso de herejías y traiciones en Oxford, es contratado para hallar a los culpables y desbaratar la trama conspiradora. Bruno descubre que la dama de honor iba a encontrarse con su amante cuando fue asesinada, y que este le había regalado un anillo con el emblema de María Estuardo, la enemiga política de la reina, un espejo y una botella de perfume con veneno en su interior. ¿Quién es el hombre que cortejaba a la dama de honor de la reina y que acabó con su vida?

La profecía nos presenta una compleja trama que se desarrolla en la convulsa Inglaterra del siglo XVI: la fe anglicana aún caminaba con pies de barro tras la ruptura de las relaciones diplomáticas y religiosas entre el rey Enrique VIII de Inglaterra y la Santa Sede y los católicos trabajan en diversos frentes para restaurar su fe y logran avanzar y ganar adeptos para su causa poco a poco. Esta línea principal de lugar a una conspiración a gran escala que quiere derrocar a la monarca protestante del trono en la que participan desde los nobles locales hasta grandes monarquías de continente como la francesa o la española.

De este modo, nos embarcamos en el proceso que investiga estos hechos con las técnicas utilizadas hace unos cinco siglos para detener a los cabecillas que planearon el magnicidio. Este es el mejor punto de la novela, ya que muestra en todo su esplendor la gran dificultad que se tenía en esa época para llevar una línea de investigación sólida y para recabar pruebas concluyentes, algo no tan sencillo como ahora y en lo que el instinto y las dotes deductivas de cada uno jugaban el papel más importante al iniciar un caso casi sin pruebas en la escena del crimen.

Además, la autora nos hace partícipes de este proceso de investigación desde una perspectiva en primera persona de un personaje peculiar, un doctor en filosofía que abandonó el monasterio en el que vivía recluido y que fue excomulgado de la Iglesia, por lo que vemos cómo las ideas bullen en la cabeza de un personaje ilustrado de la época y podemos seguir la trama principal desde su propia mente.

Finalmente, hay que destacar la gran ambientación de la novela, ya que logra recrear la ciudad de Londres en el siglo XVI de un modo maravilloso de tal modo que consigue ser un magnífico ambiente para complementar y dar vida a esta novela.

En definitiva, La profecíacombina una época del pasado de un modo excelente con una investigación absorbente e intrigante para dar lugar a una espectacular novela histórica.

Críticas literarias

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