Álex es un antiguo celador de hospital que en un determinado momento de su vida decide encerrarse en su casa y no salir más, decide centrarse en sí mismo y no volver a salir a la calle. Las compras las hace por Internet, depende de la Red para subsistir. Su economía la salva por los ahorros de años de trabajo y por una floreciente cría de grillos que vende a una tienda de mascotas y que recogen regularmente.
Esas ganas de permanecer solo en casa le hace que un buen día decída pedir los servicios de una prostituta. Entre los miles de anuncios que inundan los periódicos españoles se fija en uno que dice: soy alta, muy alta, muy alta. Ante esa descripción no puede por menos que ponerse en contacto con la mujer y ver qué es lo que ofrece esa furcia que, en principio, tenía sentido del humor.
Cuando llega la puta a su casa se da cuenta el porqué del anuncio. La prostituta medía 2,07 metros. Una altura digna de una pívot de baloncesto. Bien proporcionada, la mujer le pareció digna de admiración y, poco a poco, fue requiriendo sus servicios con mayor asiduidad.
Una puta muy alta está dividida en tres capítulos muy diferenciados. En el primero, es un narrador omnisciente el que nos cuenta las motivaciones de Álex para llamar a la prostituta y lo que piensa sobre la vida. Describe cómo es su vida, cómo se desenvuelve y cómo llega a la decisión de llamar a una profesional que le atenúe la soledad en la que vive. También nos describe cómo se imagina Álex a los vecinos de su casa, sus elucubraciones mentales sobre las personas que viven a su alrededor sin tan siquiera conocer de vista.
Los dos siguientes capítulos están escritos en primera persona y es una larga conversación entre los dos protagonistas, Álex y Sandra –quizá no sea su verdadero nombre y nunca sabremos si es así-. Sandra se nos desvela como una sólida narradora que le va contando sus anteriores experiencias sexuales con diferentes clientes. Ha sido amante de todo tipo de personajes, desde el inocente alumno de sus clases de inglés hasta el corrupto banquero que termina dando con sus huesos en la cárcel. Todo un repertorio de personajes arquetípicos de nuestra sociedad se dan cita en las páginas del libro. Es una crítica sobre todos los males que padecemos y para ello utiliza el humor más ácido. Sobre todo, cuando trata a un supuesto autor de bestseller. Esas páginas son las más divertidas y no están exentas de la autocrítica a la profesión de escritor.
Paulatinamente, Sandra se va haciendo con el control de la novela y el protagonismo pasa de uno a otra, según nos va mostrando Pau Arenós la relación que mantienen. Si bien mantiene que “hablar es más difícil que follar”, Sandra se convierte en una habladora interesante y lúcida. Con una narrativa muy periodística y, en ocasiones, muy poética, el autor nos hace pasar un rato muy entretenido y nos hace reflexionar sobre los problemas de incomunicación de nuestra sociedad altamente tecnificada.
Pau Arenós nació en Vila-real (Castellón) en 1966. Es redactor jefe de El Periódico de Catalunya, columnista, entrevistador y reportero. Escribe sobre cultura gastronómica desde mediados de los años noventa y ha publicado diez libros, entre los que destacan Los genios del fuego (mejor libro del mundo de chefs de 2000), La cocina de los valientes (mejor libro español de historia de la gastronomía de 2012), Hecho en casa, Los once y el libro de cuentos El topo a la luz del día.
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