"Mientras duermen los murciélagos", discurre en el Berlín de finales de la Segunda Guerra Mundial
La acción se inicia en Berlín, en 1945, cuando un bombardeo aliado destruye la Casa del Artista en la que viven grandes figuras del espectáculo ya retiradas. Juan Carlos Barrachina, considerado el mejor trapecista del mundo, es el único joven que se encuentra allí durante la catástrofe, y toma la decisión de huir rumbo a España junto con los diecisiete ancianos supervivientes para dejar atrás una ciudad asediada y golpeada cada día por la aviación aliada. Se inicia así un inquietante viaje en autobús por la Alemania nazi, la Francia ocupada y la España de posguerra. Además, la Gestapo los persigue por la desaparición de un misterioso sobre perteneciente al mismísimo Führer.
Emilio Aragón nos traslada a una Europa sumida en la Segunda Guerra Mundial en la que, como se puede ver en la novela, la población civil y no combatiente también recibe los ataques del enemigo (Estudios posteriores de estadística demostraron que los bombardeos se ajustaban a modelos teóricos de distribuciones aleatorias, por lo que nadie tenía ni idea de lo que estaba bombardeando, sino que soltaban las bombas sin intentar centrarse en los principales objetivos militares). Pero dentro de una situación tan radical, siempre queda espacio para el humor, como nos demuestra Miliki en este libro.
El humor, junto con la amistad, el amor, la ternura, la solidaridad, el compromiso o el compañerismo son los elementos que llevan la voz cantante en esta novela y que el autor nunca deja desfallecer por muy adversas que sean las circunstancias. De este modo, nos trasladamos a una época oscura pero utilizando un circo como telón de fondo, algo bastante excepcional si lo comparamos con otras novelas ambientadas en la misma época, en las que el horror, la tragedia o la muerte son nuestras compañeras a lo largo de la narración.
Así, haciendo gala de la gracia innata que siempre le ha caracterizado, Miliki nos cuenta una historia en la que es constante la lucha entre la luz del humor y las sombras proyectadas por las circunstancias que se atravesaban en aquella época, metaforizadas en la figura del murciélago, ya que este animal, de manera popular, simboliza todos los males del mundo. De esta manera, sólo estamos seguros cuando duermen los murciélagos.
Finalmente, en cuanto a los personajes, Miliki consigue crearlos de todas las variedades posibles, pasando por retratar de un modo sublime las diversas personalidades de los diferentes artistas de circo que aparecen en la novela (en las que queda plasmada su amplia experiencia en el mundo del circo), hasta soldados alemanes, desde el simple hombre que cumple con el deber de defender su país hasta los despiadados y sanguinarios asesinos de la Gestapo.
En definitiva, Emilio Aragón nos sorprende con una novela entretenida, inquietante, amable y enternecedora acerca de un viaje en el que los artistas de circo protagonistas se encontrarán con todo tipo de peligros en forma de bombas, espías nazis, maquis, destrucción y hambre.
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