Más de cien imágenes en blanco y negro tomadas en España, Francia, Italia y Grecia recorren las páginas de este volumen. Ciudades que junto a México y el sur de Estados Unidos conforman los lugares a los que el fotógrafo ha dedicado una especial atención a lo largo de su vida.
Plossu fotografía aquello que observa en una contaste búsqueda de la escala tonal exacta. Su obra pretende capturar esos momentos “de espera, aquellos que se sitúan entre dos acciones, dos lugares, dos tiempos; esos instantes de transición que a veces se convierten en paisajes entre dos mundos, dos conciencias”, como escribe Ricardo Vazquez en el prólogo del libro.
La hora inmóvil recoge paisajes desiertos, silenciosos, que pueden ser reales o imaginados y que resultan tan misteriosos como familiares. “Construcciones, tiendas, carreteras, zaguanes, vagones de tren, fábricas, orillas de mar o bordillos de acera se convierten en puertas que nos permiten pasar al otro lado del espejo” en estas fotografías de Plossu, según Vazquez.
Por su parte, Juan Manuel Bonet cuenta en su texto que Plossu busca en este trabajo “volar mentalmente hacia Marsella y otras ciudades del Midi francés, hacia Italia, hacia Grecia, hacia Andalucía y otras regiones de España. Mediterráneas, rubendarianas Tierras solares, sí, tierras de la cal y del sol, tierras de los cactus y de las cigarras, tierras de ese sole a picco que, con ilustraciones lineales de Morandi, cantaba en 1929 Vincenzo Cardarelli. El Sur: patria ideal, metafísica, abstracta, de este poeta de la cámara”.
La obra del fotógrafo francés Bernard Plossu (1945 Dá Lat, Vietnam) es una amplia respuesta a su vocación viajera. Con seis años regresa junto a su familia a París y en 1958 realiza un viaje iniciático al Sahara con una cámara Brownie Flash que le regala su padre. Durante su primera juventud asiste con asiduidad a la Filmoteca de París. Lo que allí ve le influye intensamente, declarando que su fotografía «es hija de ese cine de la Nouvelle Vague que se hacía durante los años 50 y 60 del siglo pasado. Un cine que era una manera de caminar con una cámara a la espalda y sin saber dónde estaba la magia. Porque una foto es una foto y no hay truco». En 1965 viaja a México y, desde entonces, ha fotografiado un gran número de países, con especial dedicación al Norte de África, los desiertos africanos y americanos y la Europa mediterránea. A partir de 1975, fecha de su primer viaje a Níger, comienza a trabajar en blanco y negro, buscando permanentemente la escala tonal exacta.
Su trabajo le ha hecho merecedor, en 1988, del Premio Nacional de la Fotografía de Francia. En ese mismo año el Museé National d’Art Moderne Centre George Pompidou le organizó una gran exposición retrospectiva de toda su obra. En 1993 fue la Fundación Gulbenkian quien presentó su fotografía en Lisboa. En 1996 realizó la exposición Los años almerienses con cámaras juguete en la sala Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid, y en 1997 el IVAM organiza su gran exposición retrospectiva en España. Plossu participó en PHotoEspaña 2001 con la proyección La Europa del sur contemporánea y en 2013 fue reconocido con el Premio PHotoEspaña.
El trabajo de Bernard Plossu está recogido en una amplia colección de libros entre los que destacan Le Voyage Mexicain 1965-1966, Contrejour (1979 y 1990); The African Desert, The University of Arizona Press (1987); Les paysages intermédiaries, Contrejour y Centre Georges Pompidou (1988); Françoise, Mestizo (1996); O país da poesía, Centro Portugues de Fotografia (1999); L’Europe Du Sud Contemporaine, Images en Manoeuvres Éditions (2002); y Europa, La Fábrica y Fundación Santander 2016 (2011).
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