P. ¿Cómo descubres que tienes un TOC?
R. Hace aproximadamente seis años -y prácticamente de un día para el otro- una serie de síntomas muy específicos se hicieron presentes. Pensamientos irracionales poblaron mi mente de modo inesperado provocando pánico y ansiedad. Me vi a mi misma realizando acciones rituales y evitaciones de todo tipo. Y lo más angustiante es que involucraban cuestiones vitales de lo cotidiano como beber, comer, asearme, dormir o salir a la calle. Para intentar neutralizar el pánico asociado a estos pensamientos intrusivos, evitaba cualquier contacto con los objetos y situaciones temidas y realizaba diferentes rituales que modificaban radicalmente mi desempeño habitual. El cambio de conducta fue espectacular, a tal punto que perdí funcionalidad casi por completo.
P. ¿Cómo afectaba este trastorno a tu vida diaria?
R. Los espacios habitables de la casa fueron reduciéndose estrepitosamente, a tal punto de quedar confinada al borde de la bañera: único asiento admitido por el TOC en un momento de fuertes síntomas. Como mi diagnóstico es TOC severo y sufro de varios subtipos, los temores de contaminación se combinaban con los de superstición desplegando complejas acciones rituales y compulsivas como: lavado repetido de prendas (a mano) hasta agotar mis brazos y salir a la calle con la ropa empapada; dificultad para comer por temor irracional a que el alimento estuviese contaminado o fuera malvado; imposibilidad de tomar contacto con objetos de uso diario como vasos, artículos de cocina, picaportes, inodoros, botellas, asientos, etc; dificultad para contactar físicamente con otras personas; rituales compulsivos de baño y aseo. Todo lo cual repercutía en mi vida laboral, social y afectiva y en la consecución de las funciones vitales básicas como la alimentación y la hidratación. Si lograba comer, lo hacía parada en algún punto de la casa, o sólo en restaurantes a los que me llevaba obligadamente mi familia cuando el diagnóstico de desnutrición amenazó con poner en riesgo también mi salud física. La variedad de pensamientos irracionales obsesivos y compulsiones asociadas convirtió mi vida (y la de mis allegados) en una verdadera tortura.
P. ¿Por qué decides contarlo en este libro ToCada?
R. TOCada es un relato urgente y sensible, escrito al paso de la experiencia vivida, -es decir- en tiempo real. Comenzó sin saberse libro, como un recurso deseperado para auto-ofrendarme reaseguro frente al miedo. Escribía cosas como: “Recién subí las escaleras con un vaso en la mano. Pero el vaso no tocó la pared contaminada. ¿O sí?. No, no. No la tocó”. Luego, a medida que el tratamiento terapéutico específico iba dando sus primeros resultados, escribía desde la frustración por el tiempo perdido, desde el enojo que me provocaba no poder controlar el sinsentido. Y sólo luego de mi segundo tratamiento en los Estados Unidos, cuando la recuperación ya era un hecho, pude procurar un escribir más fluido, más estético, a través del cual contar la vuelta al mundo, al afuera, a los amores, al contacto con los riesgos inherentes a la vida. Como un bebé con recuerdos del pasado, todo de nuevo, como si nunca y como si siempre.
P. ¿Se puede uno curar de un TOC? ¿Quedan secuelas?
R. A mi entender, el TOC es un trastorno crónico, lo cual no quiere decir que no exista la recuperación. De hecho, es posible recuperar muchísima funcionalidad y retornar a una vida entendida como normal. Para que esto sea posible, es fundamental realizar el tratamiento específico diseñado para combatir al TOC. Se llama EPR (Exposición y Prevención de la Respuesta) y ha sido desarrollado por la escuela Cognitiva-Conductual de psicología. Como vocera y Embajadora de Compromiso HIspánico de la International OCD Foundation de Boston (Fundación internacional de TOC), tengo el privilegio de concurrir a importantes conferencias en Estados Unidos. La comunidad científica en total consenso, indica este tipo de psicoterapia para el tratamiento exitoso de esta enfermedad. Además se agrega medicación en los casos que haga falta. Pero el epicentro de un tratamiento adecuado es la EPR. En lo personal, me ha cambiado completamente la vida y me ha permitido recuperar mis proyectos, mi bienestar y mi sonrisa.
P. ¿Qué es para ti la música? ¿Te ayudado también a enfrentarte a la enfermedad?
R. Aún en los momentos más sintomáticos de mi enfermedad, la música me ofreció el espejo necesario para recordar quién soy. El TOC es una patología egodistónica, esto significa que no está asociada a las características particulares de la personalidad de quien la padece. Por lo tanto, el paciente percibe como relativamente ajeno su comportamiento, pero al mismo tiempo se ve a sí mismo comportándose de un modo diferente y muy desgastante. La música fue -para mí- la brújula y el ancla con que siempre estuve en contacto con mi verdadera identidad. Además, el TOC cercena el deseo y contiene una creatividad muy rígida. Hacer canciones y habitar escenarios, por más dificultoso que fuera, me permitió conectar con la elasticidad más vital de mi creatividad. Mi música fue vitalidad en tiempos en los que casi todo era dolor y frustración.
P. ¿Qué le aconsejarías a una persona que se da cuenta de que tiene un comportamiento similar al que explicas en el libro?
R. Lo más importante es acudir de inmediato a un centro o profesional especialista en EPR y tratamiento de TOC. Para poder acceder a esta posibilidad, es muy importante no sentir vergüenza ni intentar ocultar los síntomas frente al entorno. Comunicar lo que está ocurriendo es el primer paso para pedir ayuda. Del mismo modo, si un familiar percibe este tipo de comportamientos en su ser querido, es fundamental no demorarse especulando o intentando minimizar la situación. Existen en España profesionales idóneos capaces de tratar el TOC de manera adecuada. Además, ofrezco a los afectados y sus familiares comunicarse conmigo para recibir asesoramiento. El TOC se trata y se puede recuperar potestad sobre nuestra vida.
P. ¿Cuáles son tus planes de futuro? ¿Vas a volver a escribir?
R. TOCada está en pleno movimiento, así que por ahora estoy muy conectada con este libro en particular que tan especial es para mí y para mis lectores y lectoras. Tengo contacto directo con muchísima gente afectada y tengo la fortuna de poder contar mi historia y continuar mi tarea de concienciación en los medios. Por otro lado, estoy trabajando en nuevas canciones y retomando los shows en vivo. Ya tengo ganas de volver a escribir, así que seguramente en breve retome la escritura también.
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