"Hambre a borbotones" es una novela que no da tregua al lector, a cada vuelta de página el autor sorprende con unos giros inesperados en la trama. Hace del canibalismo y los asesinatos en serie el leit motiv de la novela. Y lo mejor es que nos amenaza con continuar esta historia tan desasosegante y original conformando una trilogía. En la entrevista nos cuenta todos los pormenores de su novela.
¿Cómo se le ocurrió la historia de Hambre a borbotones? Siempre me han atraído las historias sobre canibalismo. Pero todas ellas, tanto las literarias como las cinematográficas, tienen un tratamiento cercano con lo sórdido donde los protagonistas son siempre dementes antisociales. Yo me propuse escribir una historia sobre caníbales donde nada de eso sucediera: mis caníbales son probablemente más despiadados que otros, pero, al tiempo, viven en sociedad sin estridencias: tienen empleos convencionales, pagan impuestos e, incluso, son algo conservadores en algunos aspectos de la vida.
Parece que se apunta a la costumbre nórdica de las trilogías de novela negra. ¿Cuánto le queda de contar de la familia Bonet? En realidad, casi todo, porque los Bonet necesitan una docena de libros para reflejar en ellos la complejidad de sus códigos morales. Cada miembro de la familia Bonet es diferente al resto, pero todos poseen un denominador común: son gente normal y corriente, pero con una visión absolutamente depredadora del entorno. Sin perder nunca la sonrisa, por supuesto.
¿En qué género encuadraría su novela en el negro, en el de terror o un híbrido de ambos? Yo creo que es una novela negra y así lo defiendo. Sobre todo por la necesidad imperiosa que existe de renovar un género que se agota por momentos. Las novelas negras que se escriben y publican hoy en día son un calco las unas de las otras y responden a caminos trilladísimos: poli con problemas, víctima femenina joven y atractiva, un absurdo interés por reflejar en el texto la injusticia social de nuestros días, etc. Como lector, me aburre soberanamente esa visión de la literatura negra.
En su novela tanto el sexo como la violencia se expresa de forma muy manifiesta. ¿No teme asustar o abrumar al lector? No, por Dios, no... Escribo para un público adulto, inteligente y desprejuiciado. Un público que, además, está literariamente educado y que sabe qué es pactar con un escritor unas coordenadas narrativas. Yo escribo pulp, en el mejor sentido de la palabra. No quiero reflejar los problemas de mi sociedad en mis novelas, ni quiero realizar crítica política, no quiero que mi texto deje, en el lector, un poso para la reflexión. Quiero proporcionar experiencias literarias únicas a través de una escritura de calidad especialmente concebida para ello. Así que sí, hay sexo explícito y mucha violencia, pero porque todo eso mola dentro de un contexto ficticio. Y me asusta que los escritores de ficción estén renunciando a ello en aras de una corrección política que no sé yo si el lector culto está realmente solicitando...
Retrata un ciudad de manera minuciosa pero no sabemos muy bien dónde situarla si en el sur, el este… ¿Dónde lo hace usted? En ningún lugar en concreto, y creo que esa es parte de la gracia. Centenario podría ser tu propia ciudad. La antropofagia y el canibalismo son temas poco tratados en nuestra literatura. ¿A qué se debe? Y ¿Por qué lo hace usted? Se debe a que son profundamente perturbadores y a que, aunque a pequeña escala, existen y resultan siempre tremendamente sórdidos. Hace tres años, se juzgó en Alemania al llamado Caníbal de Rotemburgo y una de las pruebas que se exhibieron en el juicio fue un vídeo donde el caníbal se comía a un tipo. Aquel vídeo sólo lo vieron once personas y estoy completamente seguro de que a ninguna de las once les apetecía un pelo hacerlo. ¿Por qué? Porque la antropofagia es uno de los tabúes humanos más sólidos. Sin embargo, en el terreno de la ficción todo vale. Y en el terreno de la ficción, lo que resulta inadmisible en la vida real puede molar mucho. ¿Y no es ese el trabajo de los escritores? ¿Conseguir que el lector se sorprenda gozando a lo grande con algo que en la vida real consideraría abominable?
Estos antropófagos son muy exquisitos, viven bien, comen bien, beben bien. ¿Los hay en nuestra sociedad y no nos enteramos? Ya he puesto el ejemplo del Caníbal de Rotemburgo. El año pasado, también en Alemania, se juzgó a Detlev Guenzel, un expolicía que se comió a un tipo con el que había contactado a través de Internet. Lo curioso de estos casos es que suele existir consentimiento por ambas partes. Hay chalados que desean comer gente y gente que desea ser comida. Y hay foros en Internet para poner en contacto a los unos con los otros. No es algo excesivamente difícil de encontrar, si te pones a ello.
Otro tema es el de los asesinos en serie. ¿Vivimos en una sociedad demasiado neurótica? No, no lo creo. La inmensa mayoría de la gente es gente normal que distingue perfectamente la realidad de la ficción, lo que es realizable de lo fantasioso. Y, luego, claro, hay unos cuantos chalados haciendo chaladuras, algunos de los cuales son realmente peligrosos.
¿Cómo definiría a sus personajes? Son personas completamente normales y sin ningún tipo de tara ni trauma. Comer carne humana es para ellos parte de una larga tradición familiar que se vive de una forma entrañable. Carecen de una moralidad convencional, pero aman con intensa pasión. Tanto en "Hambre a borbotones" como en las novelas siguientes de la trilogía, el amor es uno de los ejes centrales de los relatos.
¿Qué personaje es al que ha cogido más cariño? Al principio, me gustaba Alicia Bonet, pero su carácter frío y controlador ha hecho que pierda algo de interés por ella y ahora me decante por Clara Bachiller. Ella es el personaje más completo y complejo de todos, porque al mismo tiempo es muy fuerte, pero también muy vulnerable. En la segunda parte de la trilogía, "Monstruoso corazón ardiente", ella asume el protagonismo de la historia. Suyo es el corazón ardiente. Y lo es de una forma delirantemente monstruosa. Os va a encantar.
¿Por qué ha decidido pasarse al género negro? Creo que los escritores deberían ser como los directores de cine, que hoy hacen un western, mañana un thriller y pasado una peli de ciencia ficción. Me gustan todos los registros de género, como lector y como escritor.
¿Cuál es su plan para la continuación de los siguientes libros? Voy a centrarme más y más en contar una historia de amor. Pero con una trama tan negra, tan retorcida y tan rebosante de violencia y perversión que nadie va a quedar indiferente. Os vais a divertir muchísimo.
¿Qué se siente al estar nominado al Premio Memorial Silverio Cañada 2016 de la Semana Negra de Gijón? Un placer enorme. Me dio la noticia Toni Hill mientras estaba tomando el sol en la playa y me quedé absolutamente pasmado. No es algo que entrara dentro de mis planes, si te soy sincero... Pero estoy encantado, claro, cómo no voy a estarlo. Iremos a Gijón con los dedos cruzados a tratar de que, desde el cariño y el respeto a todas las propuestas literarias, el género negro comience a renovarse desde los cimientos hasta el tejado.
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