El acto fue presentado por José María Gil Robles, secretario general de dicha institución, qie estuvo acompañado por David Blázquez, director de programas y por la periodista de El País y corresponsal en Moscú, Pilar Bonet, quién recordó que la conoció hace ya treinta años en el estreno de la adaptación teatral de uno de sus libros, La guerra no tiene tostro de mujer, “era actual entonces y es actual ahora”, afirmó.
Svetlana Alexiévich ha explicado que sus libros tratan de explicar el "interior de cada uno" de los ciudadanos rusos. "Ahora todo el mundo habla de Putin, pero no se trata de él ni de sus visiones ni de su complejo de inferioridad: en muchas personas hay un Putin pequeño y juntos forman un colectivo", explicó en el acto. En sus libros siempre ha querido dejar claras las distintas versiones de los ciudadanos sobre Rusia. “Yo tengo como regla que cada uno diga su verdad. Así, creo, se compone la imagen real de la vida. Mis libros son el foco de mi visión del mundo pero me gusta incluir todas las voces en ellos, si no lo hiciera así, no sería ecuánime. Después es el lector el que decidirá cuál es su percepción”, desgranó en el coloquio que mantuvo con la periodista Pilar Bonet.
En alguna ocasión, reconoce, tuvo discusiones con las personas que entrevistó, “pero las incluí en mis libros para dar un fiel reflejo de lo que yo llamo la caldera rusa, donde siempre se cuece algo”, dijo. También señaló que las autoridades rusas están obsesionadas con tres temas principalmente: con los homosexuales, con salvar a Occidente y el sentimiento de derrota por un enemigo externo.
“Hay más gente fracasada que exitosa. Cuando comenzó la liberalización de Gorbachov, todos creíamos en un socialismo más justo y más democrático. Luego todo fue cambiando”, apuntó y añadió con un tono pesimista “el materialismo nos ha salvado de la guerra civil y del fanatismo de las ideas”.
También, ha denunciado la complicidad con el régimen de la actual élite intelectual rusa, todos ellos incluidos en la figura de "persona de confianza del presidente". "Uno no quiere que le quiten el teatro, el otro que se vean perjudicados los negocios de su hijo... ahora la gente tiene mucho que perder, antes solo las ideas", se quejó. Aún así, “la gente se siente humillada, pobre y desilusionada con Putin. La idea de salvar al mundo ruso ya no arrastra a tanta gente”, opina.
Respecto a cómo se ha recibido la concesión del premio Nobel en Rusia, Svetlana Alexiévich ha contado cómo ha sido acusada de "calumniar al pueblo ruso". "Pero es una reacción normal, porque en este país no ha habido ni un solo premio aceptado por el pueblo salvo el del comunista Sholojov".
Alexiévich, que lleva publicados cinco libros con más de 200 traducciones y cuya obra más reciente editada en España es 'Los muchachos de zinc' (Debate, 2016), ha defendido que su obra se engloba dentro de la literatura y no del periodismo. "Es un nuevo género que yo llamo 'literatura de voces', que ya apuntaba, por ejemplo, Kapucinski. Me dedico a la literatura pero dentro de un género al que no estamos acostumbrados".
En sus libros hace hablar a la gente corriente para explicar la historia de la antigua Unión Soviética, desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad. Cuando decidió empezar la llamada "Enciclopedia de la utopía roja" con el volumen "La guerra no tiene rostro de mujer", buscó a las mujeres que habían combatido en las filas del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, de las que prácticamente no se había hablado. "Para escuchar las voces lo primero que hay que hacer es liberar a las personas de sus cánones, sus prejuicios. El premio más importante, después de que tú también hayas dejado tus patrones de lado, es que alguien te diga, después de hablar: Estoy explicando algo que ni yo mismo recordaba”, concluyó
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