A David Yagüe le fue a buscar la editorial La Esfera de los Libros para publicar su tercera novela. Ya tenía entre ceja y ceja la historia de esta “impopular” reina. Meses antes, el visigótico escritor José Soto Chica tenía preparada una novela sobre esta reina “Egilona, Reina de Hispania”. Una novela típica de las tres “s”: sexo, sudor y sangre. A la editorial no la importó y siguieron con el proyecto. Y el resultado es “La última reina goda”. “Los visigodos tienen fama de coñazos, pero ese periodo de la historia peninsular es fascinante. Hubo reyes increíbles y no se les ha novelado mucho. Aquí sigue habiendo un filón para el novelista y ese periodo guarda mucho paralelismo con los tiempos en que vivimos. Son unos siglos muy sugerentes y poco tratados”, dice el autor madrileño en una tarde soleada en un chiringuito cercano a la Feria del Libro donde, vimos pasar a muchos lectores que iban en busca de sus libros favoritos. Para David Yagüe, “la conquista de Hispania fue rápida porque muchos nobles primaron su poder personal por encima de los intereses generales. Tal fue el caso del noble Teodomiro, el obispo Oppas o el conde Casio, que dio origen a los Banu Qasi”. Demasiadas traiciones para un reino que vivía casi en una guerra civil, con demasiados levantamientos en sus tierras limítrofes. “Fue una historia de supervivencia ante el mundo islámico. Muchos nobles pagaron impuestos para no convertirse a la fe musulmana”, apunta sagaz el periodista. “Egilo fue la última reina visigoda y la primera señora de los musulmanes en Spania”Nadie se explica como el reino pudo caer en diez años y la Reconquista llevase ocho siglos. “No he tratado de contar la guerra. Ya ha habido muchos historiadores y novelistas que lo han hecho. Me he centrado en Egilo, la última reina visigoda y primera señora de los musulmanes. Todo un personaje”, señala David y continúa diciendo “Egilo no va a caer simpática a casi nadie. Otra cosa va a ser Baddo, su sirvienta y dama de compañía, ella es la personificación de la gente normal que vive momentos difíciles. Representa la inteligencia popular”. Por supuesto, por la novela desfilan los principales protagonistas de la invasión, como el Moro Muza, Táriq ibn Ziyad, el Tuerto o Abdel Aziz, el nuevo marido de Egilo después de Rodorico por el bando musulmán, y los restos de las tropas visigodas por el otro. Son Aquila y Tulga sus más fieles representantes. “En el siglo VIII, el reino visigodo de Toledo era muy rico y poderoso. Cuando los muslimes llegan a la península, nadie pensó que era para quedarse. Suponían que era más bien una razzia de piratas, pero la victoria aplastante que se produjo en Guadalete les hizo cambiar de opinión. Además, las numerosas traiciones, como la protagonizada por Oppas, hizo que los musulmanes pudiesen establecerse en la península. El propio obispo creía que se iban a volver a África después de los sustanciosos saqueos que protagonizaron”, cuenta el escritor. Muza fue llamado a Damasco para rendir cuentas de lo mucho que consiguió como botín de guerra.
“La última reina goda” es una novela histórica donde su autor utiliza otros registros. “En la novela histórica cabe todo, épica, terror, misterio, intriga, etc.”, afirma David Yagüe. Hasta novela negra. La obra está escrita en tercera persona con un narrador omnisciente, salvo el capítulo más largo donde el “lengua” Alí cuenta una investigación sobre quién divulga los bulos sobre el matrimonio de Abdel Aziz y Egilo. “Para mí, en un pequeño relato policiaco dentro de la novela. Había que resolver un pequeño misterio y él era el indicado porque estaba a caballo entre dos mundos”, expone. “Me pareció un juego divertido. Había que desvelar cierta información y esa era una forma diferente de darlo a conocer”, asevera con convicción. La novela está escrita con mucha emoción. “No sabemos mucho de lo que realmente ocurrió. Hay pocas crónicas, por eso, he puesto el acento en los sentimientos de la gente sencilla. Evidentemente, sus sentimientos son más puros que los de la gente con poder”, aclara el escritor. “Una lectura crítica de esas crónicas medievales, nos sugieren que algunos de esos líderes eran o muy buenos o muy malos, según quien las escriba. Lo que sí es palmario es que la muerte de Abdel Aziz es el primer magnicidio de los musulmanes en la península, y a manos de su mejor amigo”, concreta el autor madrileño. “Egilo fue una moneda de cambio del poder político. Los musulmanes le daban un valor simbólico. Fue la única mujer que aparece en las crónicas. Tuvo un papel bisagra entre dos mundos. El papel de una superviviente que hace lo que sea para salvaguardar a su hija y a su familia”, concluye David Yagüe que ha tratado de salirse de las descripciones típicas de la novela histórica. “Para mí, uno de los problemas de este tipo de novelas es que son muy lineales, avanzan de forma demasiado lenta y parecen escritas para especialistas. He querido romper con todo eso”, se despide para ir a visitar a algún amigo en las casetas de la Feria. Puedes comprar el libro en:
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