¿De dónde surge la historia de Huye sin mirar atrás? ¿Cómo se te ocurrió?
El argumento de esta novela surge de pequeñas historias que se han ido acumulando en mis cuadernos de notas y que la mayor parte de las veces tienen su origen en los años que he pasado en las aulas dando clase a chicos y chicas de la edad que tienen estos protagonistas. Además, hay determinadas obsesiones que me persiguen desde hace tiempo y que trato de “curar” a través de la escritura. Por ejemplo, el miedo a olvidar cómo era mi padre. También está en el origen de la historia la idea de incomprensión mutua entre los hijos adolescentes y sus padres. Cuando uno llega a la edad adulta empieza a comprender cosas que a los quince años resultaban angustiosas e inexplicables.
¿De dónde nace el personaje de Enrique, un chico que no es como los demás?
Enrique es un chico de quince años que tiene problemas de comportamiento con su entorno: se lleva mal con su madre, los resultados académicos son malos y no tiene apenas amigos. Esto no es nada extraordinario, pero en el caso de Enrique resulta que todos sus problemas surgieron a raíz de la muerte de su padre cuando el chico tenía diez años. Lo que le ocurrió es que se produjo un vacío en su memoria y eso afectó a su comportamiento. Hay chicos y chicas con problemas parecidos a los de Enrique, pero en cada caso el origen es distinto. Enrique es un ejemplo de que cada joven es un caso único e irrepetible y que no se deben emplear fórmulas universales para resolver los problemas, sino que debemos tratar de entenderlos primero para que ellos nos entiendan después.
¿Y Héctor, ese enigmático personaje que se instala en su casa y en su vida?
Héctor es el personaje que provoca el conflicto. Se podría decir que es el detonante para que la vida de Enrique se convierta en una huida permanente. Pero es una huida atípica, porque mientras huye sin mirar atrás va encontrando ante él parte de su pasado que había desaparecido de su memoria.
¿Cómo decidiste escribir para jóvenes?
Yo me hice escritor por la influencia que la literatura juvenil tuvo sobre mí. Les debo tanto a los escritores de literatura juvenil, que siempre me he sentido en deuda con el género. En realidad, a los quince años escribía para chicos de esa edad. Según fui creciendo, los argumentos y los lectores fueron cambiando. Y un buen día decidí volver a los orígenes de lector y de escritor. En realidad son los argumentos de las historias los que decantan un libro hacia la literatura juvenil o la literatura para el público en general.
¿Qué crees que pueden encontrar los jóvenes lectores en tu novela ‘Huye sin mirar atrás’?
Pueden encontrar una historia en la que se vean reflejados, en el conjunto de la novela o en una parte. Aparecen chicos de distintos tipos: de ciudad, de una pequeña aldea, tímidos, desenvueltos, buenos estudiantes, malos estudiantes. Creo que es fácil que algunos se reconozcan y se sientan parte de esta historia. Estoy seguro que muchos habrán sentido la punzada del amor, como le ocurre a Enrique en mitad de su huida. Pero, sobre todo, pueden encontrar una historia para pasar buenos ratos si el libro los atrapa.
Puedes comprar el libro en: