“Furias divinas” de Eduardo Mendicutti

Un grupo de transformistas deciden montar un local nocturno en un polígono del sur de España, en concreto Cádiz, ciudad y provincia castigada de manera inmisericorde por el paro. Este proyecto, que a primera vista puede parecer un disparate, es, desde luego, una locura que sólo un puñado de locas puede sacar adelante con gracia y buen humor, aunque tampoco está exento de mala leche.

Eduardo Mendicutti crea un escritor que nos cuenta en primera persona cómo se gesta el proyecto y cómo se lleva a término. Después da la palabra a ese puñado de transformistas que van relatando uno a uno el proceso que nos avanza el escritor. Los personajes abordan el relato de uno a uno como si fuese una charla entre dos de los integrantes del grupo. Una vez terminada su charla da paso a la persona que ha estado escuchando para relatar su experiencia.

Son diferentes tipos de almas, con diferentes formas de hablar y de narrar, que el escritor de Sanlúcar de Barrameda ha ido suplantando con gracia y brío. Porque la novela tiene un brío artístico y pendenciero extraordinario. Entre los artistas que desfilan por el libro están La Furiosa, un maquillador a domicilio y comunista de pro. También hay un simpatizante de Podemos, un mozo de comedor y un ex legionario, casado y con tres hijos que actúa con dos personalidades a la vez, hombre-mujer, mientras canta canciones de la Legión o de lo que se tercie.

Eduardo Mendicutti acomete con humor muchos de los problemas actuales que padece nuestra sociedad: el paro, los desahucios, etc. Y todo lo hace desde el humor, que cada vez es más descacharrante. En el último capítulo describe el asalto que este grupo de transformistas lleva en la Noche de las Diademas a una rancia casa señorial de lo más noble de la sociedad gaditana al grito de ¡Sí se puede! Por supuesto que se puede, pero las consecuencias no serán las previsibles y el pago les llevará al extremo contrario de lo ideado.

Novela corta, novela coral; Furias divinas es una estupenda lectura para pasar un buen rato donde lo importante es recuperar la alegría y el humor de aquellos añorados años ochenta y más ahora cuando todo es demasiado gris y triste. Eduardo Mendicutti nos ayuda a superar la depresión que nos produce esta crisis económica que parece que nunca va a acabar.