Fran (17), nini, y Agustín (43), en su crisis de mediana edad, dejan de respirar y siguen su vida como si nada hubiera ocurrido. En una sociedad deshumanizada, su existencia es estadísticamente irrelevante, por lo que no advierten la diferencia, dadas sus circunstancias. Mientras sufren la metamorfosis, Ricardo (30), doctorado en Antropología, se infiltra en un grupo de pokeros e investiga extraños fenómenos que desembocarán en un estado revolucionario.
Como avanzaba al inicio, Yo, Z es una novela de zombis escrita desde la perspectiva del zombi. Dos hombres, un padre y un hijo, que dejan de respirar pero, pese a este pequeño contratiempo (por denominarlo de alguna manera), continúan con sus vidas como buenamente pueden. Y todo ello sin que ninguna de las personas a su alrededor noten un gran cambio en ellos.
Así, con un toque documental, Luis Cerezo expone la anatomía de la descomposición social a través de la zombificación de unos individuos estadísticamente irrelevantes. Para narrar esta historia, los registros con los que trabaja el autor abarcan un rango que va desde testimonios o entrevistas hasta chats por internet, pasando por monólogos, estudios sociales y archivos confidenciales que recogen lo que pasó a denominarse “El fenómeno de Barcelona”.
Los múltiples estilos que aparecen en Yo, Z vienen aderezados con un estilo irónico, descarnado, realista y con toques de humor que se van sucediendo uno tras otro según avanza la trama, mientras vemos cómo unos muertos vivientes tratan de integrarse (sin aparentes dificultades que procedan del exterior) en una sociedad que ya está muerta y que no es capaz de darse cuenta del cambio sufrido por estos individuos hasta que ya es demasiado tarde. Pese a que los personajes en los que se centra esta novela no pueden ser más diferentes los unos de los otros, vemos cómo, en el trasfondo de esta sociedad deshumanizada, la gran verdad es que hay muchas más cosas que los unen de las que los separan.
En definitiva, Yo, Z es una elegía a la Barcelona deshumanizada. Una vertiginosa metáfora de nihilismo y caos que les arrastrará en una espiral de intriga, humor negro y violencia desde la perspectiva de un zombi.
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