Edición testing
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“Lo importante es tener salud, y lo demás ya se arreglará”. Pero… ¿y si no se arregla? Es que todo resulta tan obvio que se trastoca y acaba produciendo ansiedad y el efecto contrario al que se pretendía.
| Señor B. Algunos desastres de una guerra |
El escenario sembrado de hojas de papel que son cadáveres. Hay que determinar de quiénes son.
Cada vez que pienso en lo nuestro, no acabo de creérmelo. No es posible que alguien me quiera, que me haga sentir emociones, que nos propongamos un proyecto de futuro.
Desde que nacemos estamos abocados, dirigidos, hacia algo. En muchas ocasiones, a expectativas que se escapan de nuestros intereses, a intereses familiares o ajenos, a deseos inalcanzables, a forjarnos un futuro que puede ser completamente distinto a lo que pretendíamos.
| La cordura loca de Lady Macbeth |
¿Qué es la belleza sino la implícita salvación que atesora el arte? El arte. Su alma. Fragancias de lo vivido y sufrido. Racional y bello a la vez. Lucha de sombras, temores y fantasmas. Conciencia del yo. Trastero de tinieblas. Luz y oscuridad de la vida. Como dijo John Keats: «¿Es el arte un vuelo hacia lo sublime o simplemente una evasión temporal de la experiencia?» Esa dualidad es la que está presente en este nuevo mapa de las emociones al que Irina Kouberskaya nos somete en La cordura loca de Lady Macbeth. Un espacio para la reflexión de lo que es bello en sí mismo, porque nos muestra aquello que no vemos, o mejor dicho, que no queremos ver.
Todo ocurrió en 1951. En Albania, rodeados de alambradas, bajo una dictadura que impide ser libre al protagonista de esta historia durante 40 años.
Programa doble con intermedio, pero sin descanso. En inglés que todos entendemos, es decir, en inglés básico, que no pobre, en blanco que no en gris, en castellano que no en chino.
Van Gögh llora en su estudio y le duele la cabeza, los muebles se mueven en la estancia y le atormentan. Tiene lágrimas de sangre en los ojos mientras sus manos pincelan el lienzo que le agrede. Van Gögh vaga en sueños por la noche y por el día pelea con su mente. Tiene la mirada perdida y triste. Van Gögh no pide nada, pero aúlla en silencio su soledad de muerte. Van Gögh no descansa, solo necesita un amor sin fiebre, un pequeño beso en la frente.
| BUENAVENTURA (Monólogo para ser amable) |
No tengo necesidad de explicarme ante Deus. Las cosas son así y así suceden, y no tendría Deus por qué enojarse. Es que son muchos frentes abiertos. Que si mi abuela, que si las llamadas de teleoperadora, que si Pedro o san Pedro, que si sola, que si desesperada, que si esquizofrénica, que si obsesionada, que si juzgada.
Primo Levi. Y era como un junco que se levanta a pesar del viento en contra y de la ciénaga que lo acoge. Era como las cenizas esparcidas de los cuerpos calcinados, que forman una niebla que se mete en los ojos y nos hace llorar sin remedio. Era el olor a quemado, la delgadez de los cuerpos, el frío, la soledad, el hambre, la tortura de la inquietud de no saber qué ocurrirá luego.
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