La Contracultura –en España– tuvo en el deseo su más consistente motor. En los últimos años del franquismo, diversas vías de infiltración en el ámbito de la cultura popular parecen enviar el mensaje cifrado de una promesa: otra España es posible, capaz de encontrar una nueva identidad en lo contracultural. Sin embargo, nuestro presente cultural parece hablarnos de una promesa malograda, una decepción condicionada por una Cultura de la Transición que, en cierto sentido, intentó contener y controlar el inconsciente colectivo larvado en toda manifestación de la cultura popular.
\"Cómo acabar con la contracultura\" intenta recorrer el camino hacia esa decepción colectiva, a través de un viaje fragmentario y transversal que se detiene en algunos casos, fenómenos y figuras clave, pero sobre todo intenta responder a una pregunta: ¿Qué ocurrió con esa promesa?
Jordi Costa nos muestra así, el relato de la forja, surgimiento, deriva y muerte de una sensibilidad que se manifestó en formas múltiples y cuyo recorrido vino a coincidir con la agonía de la dictadura. «La promesa de un tiempo nuevo y el desencanto que aguardaba a la vuelta de la esquina», dice Jordi Costa. Así, algunos momentos fundacionales, como el estreno de Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), la revista El Víbora, Arrebato (1979) o el ataúd de papel maché construido por el pintor sevillano Ocaña en la galería Brosolí en 1981, sirven al autor para articular la historia de cómo se incubaron algunos fenómenos contraculturales en España. Al mismo tiempo, intenta reflexionar sobre los distintos relatos acerca de esta etapa de nuestro país. Aquellos que hablan de un tiempo donde la Contracultura se incubó en las catacumbas del franquismo y triunfó –el relato heroico de la Transición–, y los que apuntan más bien a «el fracaso de una revolución utópica que acabó siendo absorbida por el mismo enemigo que nación para combatir». Un enemigo que después de los años cambió de forma y pasó, como indica Jordi Costa, de la sotana y el atavío militar a la pana (social)demócrata. Esto es el paso del potencial libertario del underground a la atracción turística.
Sin embargo, Jordi Costa también se plantea otra posibilidad. Ninguno de los dos relatos es necesariamente cierto. Para el autor, y aquí radica el novedoso punto de vista de este libro, quizás es necesario más bien preguntarse si, al reiterar la idea de un fracaso o de una muerte de la Contracultura, no se está en el fondo «suscribiendo o perpetuando un cierto discurso oficial –el discurso del poder– al que le sirve dar por buena esa idea de capítulo cerrado, de fenómeno exento de todo potencial engendrador, de paréntesis histórico sin ninguna descendencia». Quizás, de esta manera, podemos decir que Cómo acabar con la contracultura es un recorrido cultural por las décadas de los años 70 y 80 en España, pero también un intento de preguntarse por el lugar de la Contracultura en el presente.
Jordi Costa i Vila (Barcelona, 10 de marzo de 1966) es un crítico cultural español desde 1981, sobre todo de cine, cómic y televisión, que ha ejercido también de guionista de cómic. Desde 1999 escribe crítica de cine para El País. Es autor de libros como Hay algo ahí afuera (1997), sobre el cine de ciencia ficción; Mondo Bulldog (1999), sobre la cultura basura o El sexo que habla, sobre el cine porno español, además de las biografías Carles Mira: Plateas en llamas (2001) y Todd Solondz: En los suburbios de la felicidad (2005). También ha sido comisario independiente de exposiciones.
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