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Peter Berling, el escritor que nos hizo amar el grial

Peter Berling, el escritor que nos hizo amar el grial

viernes 24 de noviembre de 2017, 01:00h

El pasado 21 de noviembre fallecía el escritor y actor alemán Peter Berling. Este autor, enamorado de Roma, vivió desde los años 60 en la capital italiana. Era un enamorado de la ciudad y de su gastronomía, paseaba su gran humanidad por las calles del foro itálico con parsimonia y templanza. En ocasiones, solía pararse en alguna de sus innumerables terrazas a tomarse un vino blanco y disfrutar del lento ajetreo de la ciudad a la que amaba.

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Si había otra cosa que amaba era la historia y, en concreto, la novela histórica. Fue autor de, una más que interesante, pentalogía titulada  “Los hijos del grial” que fue un éxito de ventas en más de media Europa, sobre todo sus tres primeros volúmenes, después fue decayendo paulatinamente e intentó hacer alguna que otra novela más actual saliendo de aquel siglo XIII que tan bien conocía y de aquellas historias de cátaros que le subyugaron durante media vida suya.

La primera vez que vi a Peter Berling en la pantalla fue en 1972, como uno de los actores secundarios de la película Aguirre, la cólera de Dios de su compatriota Werner Herzog, allí vimos a un joven y ya orondo actor desenvolverse con brillantez en la selva americana. Me volví a encontrar con él cuando Jean-Jacques Annaud le escogió para interpretar a un voluminoso monje en El nombre de la rosa, posteriormente siguió interpretando muchos papeles secundarios en películas tan magníficas como La última tentación de Cristo o Gangs of New York. En total, participó como actor y realizador en casi cien cintas cinematográficas pero donde logró más reconocimiento fue como novelista.

El verano de 1994 fue para mi la época del descubrimiento de Berling como novelista, acababa de salir su novela histórica “Los hijos del grial”, donde su protagonista, casualmente monje, Willem van Roebruk tenía el encargo de cuidar a dos infantes que eran conocimos como los hijos del grial. Ese monje pícaro, comilón y bastante lujurioso, que me imaginaba muy parecido a su autor, nos hizo recorrer media Europa huyendo de los enemigos de los esos jóvenes supuestos descendientes de María Magdalena. Si el término grial procediese de sang-real, como sostienen bastantes investigadores, esos dos jóvenes llevarían la sangre de Cristo en sus venas.

En Alemania se publicó la novela en 1991 y se tardó casi tres años en publicar en castellano. Fue Mario Muchnik el editor que se atrevió a hacerlo, gracias a la ayudad de la editorial Anaya. El verano del 94 todos los comentarios literarios versaban sobre la voluminosa novela del escritor alemán que había nacido en tiempos del Tercer Reich en una pequeña población de Prusia Occidental, hoy Polonia. Las aventuras que Berling nos contaba en su libro sorprendieron a los lectores españoles que descubrieron un escritor de novela histórica con chispa, guasa y mucho erotismo.

El verano siguiente fue para Sangre de reyes y el otro para La corona del mundo, con esta novela, su estrella empezó a decaer y las ventas ya no fueron tan importantes como en la primera entrega de la serie. Pese a eso continuó escribiendo historia de cruzadas, de templarios y de cátaros, todas ellas con un fuerte componente de aventura, humor y sexo.

El martes nos dejó Peter Berling, tenía 83 años de edad. Me lo imaginó montado en un asno marchando con paso cansino hacia una montaña que se oculta entre nubes cerca del cielo, al igual que sus personajes huyendo de la parca. Su humanidad y bonhomía queda en mi recuerdo como aquella mañana que presentó a los medios de comunicación “La condesa hereje” en un conocido local de la calle O´Donell de Madrid. A estas alturas ya sabrá el secreto que guardaba ese grial al que tanto escribió.

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