“Amores” es la tercera novela que la editorial Minúscula traduce al castellano y tienen otras dos preparadas para hacerlo. La novela se desarrolla a comienzos del pasado siglo, una época poco tratada en la literatura, quizá debido a los numerosos acontecimientos que comenzarían a sucederse a partir de la Gran Guerra. “Es una novela donde hay varios tipos de amores, una gran variedad de ellos, de ahí su título. Ahí amores románticos, tríos, en femenino singular o en masculino plural.
La novela se desarrolla de manera totalmente lineal. “Para mí era muy importante empezar contando la concepción de Adrien, aunque fuese en una violación. Mi idea no era contar la violación sino el momento de esa concepción”, apunta la escritora nada más comenzar la entrevista. Accidentada, por otra parte, porque por la mañana de ese día no pudo salir a tiempo de Bilbao debido al temporal que azotó la ciudad. “Lo que me interesa reflejar es la condición de Céleste, la verdadera madre de Adrien y la de Victoire, la segunda madre. Quería hacer un paralelo entre las dos condiciones de mujer”, subraya decidida.
Pese a la condición distinta de ambas mujeres, comparten un elemento común y es la falta de educación intelectual. A comienzo del siglo XX, las mujeres no accedían a la educación como en la actualidad. “Sin embargo, las dos mujeres tenían la percepción de que habían tenido mucha suerte en la vida, Victoire porque había conseguido un matrimonio ventajoso, con el notario Anselme, muy favorable económicamente hablando y Céleste porque al servir en una casa tan principal, había salido de la extrema pobreza familiar. Quizá por eso Céleste no entendía el abuso sexual que había perpetrado el notario. Ella no está segura de que se está sometiendo a su señor. Es parte de su papel”, explica la autora parisina.
Explorar la condición de esas dos mujeres es la intención de “Amores”. “Me interesaba poner en paralelo ambas condiciones femeninas. Por un lado, la criada, para la cual tener un hijo suponía perder el trabajo y, por otra, la de Victoire que su misión social era dar hijos al Anselme, su marido”, explica de manera minuciosa. Para escribir el libro, tuvo que documentarse sobre la educación de comienzos de siglo. “Por ejemplo- dice- en esos tiempos la mujer soltera no podía tener espejos de pie para verse, sólo con el matrimonio accedía a ellos”. Estuvo unos seis meses documentándose y dos años escribiendo la novela.
Al nacer el hijo de Céleste, Victoire lo adopta como si fuese suyo. “Siempre ha habido mucha hipocresía en las sociedades”, afirma tajante Leonor de Recondo. El hijo no es más que una transacción económica entre las dos partes. “Era una manera de salvar al niño y darle una educación que no habría podido tener si hubiese seguido en su entorno familiar”, apunta decidida. En aquello tiempos no existían las pruebas de paternidad que conocemos hoy y nadie podría saber con certidumbre de quién era exactamente el niño.
Para la escritora francesa, “el siglo no comenzaría hasta la Primera Guerra Mundial, hasta entonces se vivía en el siglo XIX. Luego hubo un periodo en que las mujeres tuvieron que desempeñar ocupaciones en muchas fábricas porque los varones estaban en la guerra. Fue un momento histórico que se desarrollaba entre un mundo anciano y otro moderno. Es cuando apareció realmente una revolución industrial que lo cambio todo”.
En esos años las mujeres utilizaban corsé. “Era algo muy duro para las mujeres, era algo así como el photoshop de hoy” apunta la escritora con cierto humor. Algo que utiliza a menudo en la novela. “El sentido del humor y los diálogos han de ser muy vivos para mantener la atención del lector. En los diálogos se escapan muchos secretos de lo que sucede en la narración”, subraya la autora de \"Amores\".
La escritora parisina suele tocar el violín y escribir todos los días. “Cuando empiezo un capítulo me gusta terminarlo en el día porque siempre hay un ritmo interno en cada uno de ellos. Además, durante la elaboración del libro, sigo tomando notas de lo que pueda ocurrir. En ocasiones, los propios protagonistas me dan la clave de lo que va a pasar”, expone razonadamente.
“La independencia financiera es la base de la libertad personal”
Para Leonor, la vida de las mujeres al comienzo de siglo era muy dura. Dependían económicamente, primero de los padres y después del marido. “La independencia financiera es la base de la libertad personal y las mujeres no eran libres porque dependían siempre del dinero del varón. La única excepción era la de las viudas que sí podían disponer del dinero de su difunto marido”, explica.
La autora francesa tiene muy claro el por qué escribe. “Me gusta hacerlo”, asevera. La principal característica de su literatura es la fluidez. “Trabajo mucho en ella, no me gusta que sobre ni falte nada y trabajo mucho el estilo para que el lector lea veloz mis páginas. También considero que la delicadez y la sensibilidad es muy importante. Se puede decir cualquier cosa con estas características, el problema es saber cómo decirlo”, concluye la escritora que ha conseguido infinidad de premios literarios en el país vecino y enamorar a miles de lectores.
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