Licenciada en Filosofía y Letras. Ha escrito varias novelas y relatos consiguiendo menciones en prestigiosos premios literarios. Ahora deja a un lado la ficción para sumergirse en el ensayo histórico, aunque tiene algo de ficción su ensayo, para recordarnos a varias mujeres que tuvieron un papel relevante en Roma. En la entrevista nos descubre algunas de las claves de su libro y si quieren saber más el particular pueden visitar su blog que lleva el mismo nombre que el libro.
¿Cuándo surgió su amor por el mundo romano?
Mi interés se remonta muy atrás en el tiempo, pero el flechazo se produjo en el año 2000, cuando visité por primera vez Roma y quedé fascinada por esa ciudad. Entonces me dolió mucho comprobar que en los grandes monumentos, en los espacios emblemáticos que visitan cada año miles de personas nada, o casi nada, remitía a la memoria de las mujeres. Fue esto lo que me impulsó a concebir y escribir este libro. En él relato las experiencias de mujeres que nacieron y/o vivieron en Roma desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo XIX.
El papel de las mujeres romanas parece que está en su segundo plano pese al papel fundamental que desempeñaron. ¿Por qué cree que ha ocurrido esto?
Las mujeres desempeñan un papel fundamental en todas las culturas y en todos los tiempos. La cuestión es que los varones otorgaban el máximo valor social al ejercicio de la guerra y de la política, actividades de las que estaban excluidas las mujeres. Todo lo demás quedaba en un plano secundario y, en el caso de las tareas asignadas a las mujeres, desvalorizadas. Esto ocurrió durante toda la historia de Roma y, salvando las distancias, sigue ocurriendo hoy, en mayor o menor proporción, en todo el planeta.
¿Qué papel realmente jugaron las mujeres romanas?
Las matronas romanas –que eran las mujeres casadas- gozaron de gran influencia y prestigio desde la fundación de la ciudad. Tenían un fuerte sentido cívico y, de hecho, durante los primeros siglos de existencia de la ciudad, la salvaron del desastre en varias ocasiones. Durante la Antigüedad, los hechos de las mujeres influyeron en el curso de la historia de Roma y, desde luego, dejaron huella en la ciudad a través de los ritos, del calendario, de los templos. Desde entonces, y en todas las épocas, muchas mujeres se singularizaron por diversos motivos: religiosos, intelectuales, sociales, cívicos, bélicos. Pero han sido sepultadas por el silencio y ya se sabe que de quien no se habla, no existe.
¿Qué mujeres ha rescatado del olvido más absoluto?
Lamentablemente, muchas de las 44 protagonistas a las que acompaño en sus momentos críticos a través de este libro, son desconocidas para la mayoría del público, aunque algunas de las historias que relato han sido representadas en pinturas y esculturas a lo largo de la historia del Arte y se pueden ver en los museos: el rapto de las Sabinas, Lucrecia, Cornelia, la heroína Clelia, Pero, Virginia… Otras más próximas en el tiempo como Lucrecia Borgia, Paulina Bonaparte o la pintora Artemisia Gentileschi, son también bastante desconocidas, aunque sus nombres nos suenen un poco más.
Las mujeres no han sido el centro de atención para la inmensa mayoría de historiadores, antiguos y modernos
¿La historia romana y la historia en general está escrita por hombres?
Así es. Escritores antiguos, como Tito Livio y otros, hablaron de mujeres, aunque fuera brevemente y solo de aquellas que descollaron por algún motivo. Es a estos escritores a los que se tiene que recurrir para saber algo acerca de ellas. Las mujeres no han sido el centro de atención para la inmensa mayoría de historiadores, antiguos y modernos. Afortunadamente, algo está cambiando y en ello tienen mucho que ver las tenaces investigadoras actuales.
En su opinión, ¿qué mujeres romanas son más recordadas?
Probablemente aquellas sobre las que hay una cierta aura de escándalo: Livia, Agripina la menor, Cleopatra. De esta última, aunque obviamente no era romana, sino reina de Egipto, hablo en mi libro porque vivía en Roma cuando fue asesinado Julio César. Fue un golpe tremendo para ella.
Y, ¿cuál es la que más le atrae?
Cada una tuvo cualidades y vivió experiencias con las cuales empatizan los lectores. Es fácil empatizar cuando se pone de relieve el aspecto humano de aquellas remotas mujeres, el valor que se necesita para hacer lo que ellas hicieron, las encrucijadas morales ante las cuales hubieron de decidir. La conducta de la joven Pero, una matrona humilde, es una de las que más me conmueven.
"Mi libro no pertenece a ningún género y los contiene todos"
Su obra tiene pasajes de libro de viajes, de historia e, incluso, de ficción. ¿cómo definiría su estilo narrativo?
Diría que mi libro no pertenece a ningún género y los contiene todos. Es fruto de una doble pasión –por las mujeres y por Roma–y del modo en que he podido canalizarla para transmitirla a la mayor cantidad posible de personas.
Quería buscar la conexión emocional del lector actual con aquellas mujeres del pasado, sacarlas del anonimato y llamarlas por sus nombres para traerlas al presente, verlas como seres humanos, comprenderlas. Para ello he reconstruido sus sentimientos y sus pensamientos de acuerdo con lo que sabemos de sus respectivas épocas. Esa es la parte ficcional. Por lo demás, he procurado presentar las vivencias de cada una de ellas de manera interesante, intrigante incluso, con los recursos literarios actuales.
¿Por qué se ha fijado en los rincones romanos donde la mujer tuvo especial relevancia?
La ciudad de Roma, en constante transformación a lo largo de los siglos, es también protagonista de este libro. No es solo un paisaje urbano, sino el lugar donde todo ocurre, donde se fragua un imperio, una civilización; donde se ejerce el poder y donde discurre la vida cotidiana, donde se dirimen las tensiones sociales y políticas, donde se vive y se muere. Ese gran escenario vivo es el lugar de todos, hombres y mujeres, y eso he querido poner de manifiesto.
Su obra no tiene una estructura cronológica, cambia de siglo, de lugares. ¿Por qué ha utilizado esta técnica?
Para recuperar la memoria de las mujeres del pasado sobre el suelo de Roma, me parecía necesario vincularlas a lugares concretos. Por eso he buscado en la Roma actual los lugares físicos relacionados con cada una de ellas, bien porque allí hubieran estado sus hogares, o sus sepulturas o hubiera sido escenario de un suceso significativo en sus vidas. No es el tiempo, sino el lugar, lo que nos emociona, poder decir, por ejemplo: aquí fueron raptadas las Sabinas y saber cómo ocurrió y cómo ellas pudieron sentirse; este umbral cruzó por última vez la vestal Floronia para ser conducida al sitio donde sufriría el espantoso castigo de ser enterrada viva.
Los lugares, aunque estén muy transformados, permanecen y siguen siendo el escenario donde se manifiestan los cambios sociales, políticos, urbanísticos, donde se viven otras vidas. El narrar en un mismo espacio físico las experiencias de mujeres que vivieron en épocas muy distintas otorga a ese lugar y a esas historias una dimensión temporal que enriquece nuestra perspectiva.
Con este paseo por lugares emblemáticos de la ciudad eterna quería dejar constancia de que, en cualquier lugar de Roma y de cualquier época, se puede hablar de una mujer.
Las mujeres romanas sufrían importantes desventajas jurídicas respecto a los varones y esto repercutía en ellas a lo largo de sus vidas
¿Era el sistema romano injusto con las mujeres?
La noción de justicia se transforma y no significa lo mismo en cada momento histórico. Las mujeres romanas sufrían importantes desventajas jurídicas respecto a los varones y esto repercutía en ellas a lo largo de sus vidas. Siempre estaban bajo la autoridad de un varón, fuera su padre, su esposo o su hijo. Con todo, en este libro me interesaba resaltar no lo que podían o no podían hacer las mujeres, sino lo que hicieron, con permiso o sin él.
¿Qué debe la sociedad española a Roma?
Mucho. Toda la península ibérica formó parte del imperio romano al que dio tres grandes emperadores además de filósofos como Séneca, un poeta como Marcial, banqueros como los Balbo. Contamos con multitud de ciudades de fundación romana como Mérida, Lugo, León o Valencia. El legado romano, desde la lengua hasta el derecho, es inmenso. Nuestras antepasadas hispano-romanas conocían muchas de las historias que relato en este libro, admiraban a aquellas mujeres, que les eran sugeridas como modelos. Unos modelos que siguen, en cierto modo, vigentes.
¿Qué importancia da a Internet? ¿Y a los blogs culturales?
Mi blog, que abrí en 2006 y sigue activo, se llama “Mujeres de Roma” y en él he ido publicando relatos breves o muy breves, a veces vinculados a efemérides, a monumentos, a mitología romana o a personajes femeninos; también he incluido, aunque más raramente, algún texto de escritores clásicos, siempre en relación con Roma. A mi libro le he dado el mismo título por dos motivos: uno, porque se ajusta exactamente a su contenido, ya que, como hemos visto, sus protagonistas son mujeres específicas que nacieron y/o vivieron en la ciudad de Roma y, dos, porque muchas personas relacionan ese título conmigo y me parecía que podría ayudar a la difusión del libro.
Tanto internet como los blogs culturales son instrumentos muy válidos en la promoción y difusión de la cultura y juegan un papel importante, aunque estos últimos, después de una etapa muy intensa y productiva, han ido perdiendo fuerza en favor de las redes sociales. Veremos cómo evolucionan.
¿Va a seguir escribiendo sobre Roma?
Llevo muchos años haciéndolo y probablemente continuaré en el futuro. Y si no directamente de Roma, de otros lugares romanos. Y las mujeres serán siempre mis protagonistas.
¿Cuáles serían, en su opinión las enseñanzas que nos deja “Mujeres de Roma?
Que la cultura es una construcción de todos los seres humanos; que los hechos de las mujeres son tan dignos de memoria como los de los varones; que excluir a las mujeres del discurso de la historia no solo es injusto, sino empobrecedor. Que Roma y sus mujeres tienen aún mucho que enseñarnos si queremos aprender.
Puedes comprar el libro en: