El autor valenciano ha logrado con su primera novela un gran reconocimiento tanto de crítica como de lectores. Para formarse como escritor ha acudido a los cursos de literatura creativa que imparten Santiago Posteguillo y Antonio Penadés, con semejantes profesores, algo bueno se le tenía que pegar y eso es, precisamente, lo que demuestra en la narración de la epopeya de Baler. Un canto al honor de unos héroes, poco o nada reconocidos. Parece que nuestro país olvida a sus héroes y por ello Raúl Borrás San León ha escrito una novela llena de pasión para que no olvidemos a los que vivieron una gesta de leyenda.
En los últimos años se han publicado varios libros sobre los llamados últimos de Filipinas. ¿Qué le hizo retomar esta historia para escribir su libro?
Es curioso, una de las razones por las que elegí este tema fue la poca literatura existente. Comencé a documentarme allá por el 2009 y el primer manuscrito lo inscribí en el Registro del Propiedad Intelectual en el 2012. El asedio de Baler siempre me llamó la atención, tanto por su heroísmo como por lo poco recordado que era. También me atraía su ubicación exótica. Supongo que será culpa de Salgari. Yo también fui un tigre de Mompracem.
¿Qué cree que aporta de nuevo su libro?
He intentado exponer un punto equilibrado sobre el asedio. Mostrar su grandeza y sus miserias desde el rigor histórico que puede tener una novela. Y siempre desde el respeto que sus protagonistas merecen, pero sin caer en el chauvinismo
En el cerco de Baler hubo dos protagonistas claves: Enrique de las Morenas y Martín Cerezo. ¿Cómo definiría al capitán Enrique de las Morenas?
Creo que es importante destacar que hubo un tercer protagonista: el doctor Rogelio Vigil. Como médico fue fundamental para superar las múltiples enfermedades que les aquejaron. Además, colaboró de manera importante en las acciones militares. No hay que olvidar que terminó de segundo al mando. Volviendo al capitán, hay que decir que Enrique de Las Morenas, oficial experimentado, puso todo su empeño primero en mantener la efímera paz y después en la defensa a ultranza de la posición. Él, destinado para cubrir un cargo administrativo, en un principio no estaba al frente del destacamento y supo ganarse el cariño de la tropa. Fue el corazón de la resistencia. Su pérdida fue un duro golpe para los hombres.
M¿Cuáles son, en su opinión, las características principales personales del teniente Martín Cerezo?
Martín era un hombre tenaz, minucioso, con una voluntad numantina. Había ascendido a teniente desde soldado raso. Supo contagiar sus principios a los cazadores. A pesar de su carácter firme, la mayoría de la tropa lo recordaba con cariño. Si Las Morenas era el corazón de la resistencia, Martín Cerezo era su cerebro.
“En el Álamo los tejanos aguantaron trece días el asedio. Los llamados últimos de Filipinas resistieron durante trescientos treinta y siete días”
¿Cómo valora la gesta de la resistencia de Baler?
Ante todo es una gesta militar pocas veces vista a lo largo de la historia. Si la comparamos con otros asedios de la época, apreciamos más su magnitud. En el Álamo los tejanos aguantaron trece días, en Camarón, la legión extranjera francesa tan solo doce horas, en Rorke's Drift los ingleses dos días y en Pekín las fuerzas occidentales cincuenta y cinco días. Los llamados últimos de Filipinas resistieron durante trescientos treinta y siete días. Casi un año. La diferencia es notable. La gesta de Baler es un ejemplo de sacrificio y coraje.
"Esclavos del honor" está escrito casi como un diario o crónica, día a día. ¿Por qué ha utilizado esta técnica?
Primero para poder describir todo el asedio y no quedarnos en los acontecimientos más conocidos y segundo para dotar de ritmo a la novela.
Usted ha sido alumno de los talleres de literatura creativa de Santiago Posteguillo y Antonio Penadés. ¿Qué destacaría de todo lo que ha aprendido con ellos?
A buscar mi propia voz y a escribir siempre desde la honestidad y, por encima de todo, desde la humildad.
¿Qué opinión le merece un escritor de novela histórica como Santiago Posteguillo?
Aparte de ser una magnífica persona, es uno de los mejores escritores de novela histórica en España y pronto en Europa. Y si es grande como narrador, como maestro lo es aún más, posee una oratoria que embelesa. Aconsejo a sus lectores, y a los no lectores también, a que acudan a una presentación o conferencia suya. Es embriagador. Aúna sabiduría y pasión.
Santiago Posteguillo es una magnífica persona, uno de los mejores escritores de novela histórica en España y pronto en Europa.
¿Cree útiles los talleres de escritura?
Por supuesto. Aunque la formación de un escritor se basa en leer mucho y, sobre todo, escribir sin pausa, los talleres de creación literaria son una ayuda que debemos aprovechar. Son una suerte de atajos en tu formación, allí aprendes en semanas lo que de otra manera te costaría años. Y además te pone en contacto con otros alevines de escritores. En mi caso esto fue vital para mi formación. Aún mantengo contacto con la mayoría de compañeros de mi primer taller.
Ha estado casi ocho años para escribir “Esclavos del honor”. ¿Qué le ha costado más, documentarse o escribir el libro?
as dos son fases apasionantes para un novelista histórico. Creo que la peor parte es corregir. Si me permites he de decir en mi defensa que en estos ocho años además he aprendido a pulir mi prosa. Creía necesario mejorarla antes de escribir una novela. Durante este tiempo he realizado varios talleres de creación literaria y he escrito multitud de relatos.
Ahora que está tan denostado el término honor. ¿Por qué lo ha utilizado en el título?
Fue un consejo de mi amigo el escritor Sebastián Roa. Esclavos del honor es un verso de la Marcha de Cádiz. Una zarzuela que estuvo de moda a finales del siglo XIX. Con ella se despedía a los soldados que partía a Ultramar y fue tan famosa que llegó a ser propuesta como himno nacional. Creo que el título es muy acertado, pues encaja perfectamente con el espíritu de los últimos de Filipinas.
¿España es un país que olvida a sus héroes Sin duda, ¿cuánta gente conoce a Bernando Gálvez, Luis de Cordova, Blas de Lezo, Álvaro de Bazán o Vara de Rey? Son unos desconocidos para la mayoría de los españoles.
¿Somos un país especialista en causas perdidas? Las causas perdidas tienen un encanto que casan de maravilla con el carácter quijotesco español. Yo soy un enamorado de ellas. Citando a Héroes del Silencio: “Nunca desprecié una causa perdida. Nunca negaré que son mis favoritas…”
¿Podría valorar la película “Los últimos de Filipinas"?
Es una película con una producción notable y un espléndido grupo de actores. ¿Qué diferencias encuentra con su libro? La primera y obvia diferencia es el formato. En una novela de setecientas veinte páginas puedo abarcar muchas más tramas que en una película de dos horas. Así entiendo que eliminen algunos personajes históricos y que simplifiquen algunos paisajes. Lo que no comparto, y aquí viene otra diferencia importante, es el tratamiento que dan a algunos protagonistas.
Una vez publicada su primera novela histórica, ¿va a continuar escribiendo novelas históricas o va a decantarse por otros géneros?
Me encanta el género histórico, desde siempre, pero como escritor me ahoga un tanto el corsé que supone ajustarse a la Historia, por eso combinaré los géneros. Mi siguiente novela, casi la mitad está escrita, es contemporánea, pero la siguiente es una novela de aventuras en la España del XIX.
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