Javier Sierra llevaba mucho años en las quinielas del premio. El ser autor de la editorial Planeta le hacía ser candidato aunque no se presentase. “He esperado a tener una buena novela, que fuese muy potente para presentarme. Algo que fuese digno y creo que esta novela lo es. Para mí, la mejor que he escrito hasta la fecha”, desgrana con humildad este escritor que ha sabido conjugar lo misterioso y lo inefable con la acción y lo accesible. “Aunque tengo que reconocer que la novela trata temas que son muy míos, de los que he escrito en muchas otras ocasiones. "El fuego invisible" tiene todas las características de mi obra y una profunda carga literaria”, señala con afabilidad.
El autor de “La cena secreta” dice estar sorprendido de la enorme dosis de afecto que he recibido por parte de los lectores, de los libreros y de la gente por la calle. “Me han felicitado profesores míos de la infancia y compañeros del colegio, muchísima gente a la que no veía hacia mucho tiempo. Estoy muy emocionado. El momento más emotivo de mi vida”, confiesa sorprendido ante la respuesta de conocidos y desconocidos.
Pese a ser un autor de bestseller reconocido en medio mundo, sigue teniendo vocación de aprender. “Con cada novela empiezo de cero”, confiesa humilde y continúa diciendo “mis obras son tanto ensayo como novela, pero este último género, para mí, son palabras mayores”. Siente mucho respeto por la ficción, precisamente el género que más fama le ha dado y con el que ha conseguido mejores ventas de sus libros.
“El fuego invisible” guarda muchas referencias con alguna novela anterior suya. Hace guiños, por ejemplo, a “Las puertas templarias” incluyendo algunas ilustraciones o a “La cena secreta”. “En el cuadro en que se basa dicha novela, no aparece el grial por ningún parte”, puntualiza. Javier Sierra es un experto en hacer pensar al lector en los enigmas más insondables, en dejar muchas puertas abiertas para que el leedor escarbe en otros textos suyos o en los clásicos. La cultura griega y hermética está muy presente en su nueva novela, sobre todo las enseñanzas de Parménides de Elea.
Precisamente fue el filósofo griego el primero en intentar explicar de dónde vienen las ideas. “Cuando escribo, siempre me enfrento a la chispa creativa, de dónde nace una idea, es algo especial que tiene una conexión con el más allá. En este libro hay mucho de eso, quería dar un giro más a mi narrativa tratando sobre dónde vienen las ideas”, expone durante la conversación.
Para llevar a buen término lo que tenía pensado escribir utiliza a varios personajes muy especiales. David Salas en un profesor español del Trinity College que viaja a España para conocer más sobre su abuelo materno. En España contacta con Victoria Goodman, escritora de misterio amiga de su abuelo y que le introduce en una academia muy enigmática llamada La Montaña Artificial, en recuerdo a esa montaña que hay en un extremo del parque del Buen Retiro. “Muy poca gente sabe que esa montaña es artificial y que su interior es totalmente hueco. Cuando se construyó por orden de Fernando VII la montaña era espectacular, con cascadas y muchísima vegetación, al lado había una gran montaña rusa que servía de distracción a la nobleza”, refiere Javier Sierra con su conocido tono, que hace que despierte nuestra curiosidad. Lo enigmático está más cerca de lo que creemos.
“El thriller es el lenguaje literario contemporáneo”
El escritor y periodista televisivo sabe manejar a la perfección los tiempos, tanto en sus novelas como en la televisión. Como reconoce, “soy un escritor que puedo escribir sobre lo que quiero y mi intención es aprovechar el premio para seguir creciendo y escribiendo lo que me gusta”, certifica. Pero siempre con unas premisas mínimas porque, en su opinión, “el thriller es el lenguaje literario contemporáneo. Vivimos en una sociedad donde la adrenalina lo controla toda. Padecemos una sobredosis de realidad y racionalidad, donde todo está compartimentado. En las novelas siempre tienen que ocurrir cosas ya que hay poco tiempo para la lectura, por eso, no nos podemos permitir el lujo de perder un sólo lector”, reflexiona el autor de “El fuego invisible”.
Observa Javier Sierra que en su novela hay varias ópticas para entenderla. Además de los misterios, no podemos dejar pasar por alto toda esa investigación que ha realizado de los frescos de varias iglesias oscenses y leridanas donde aparece el grial pintado. “Apareció por primera en la iglesia leridana de Santa María de Tahull en 1123, donde una dama lo sostiene, en el transcurso de tan sólo cincuenta años, aparece el grial en siete iglesias más, todas muy cercanas unas de otras", expone.
“Esas pinturas quieren reflejar un punto de intersección entre lo divino y lo humano. Entre el objeto sagrado y la intervención humana. ¿Es eso precisamente la creatividad, una chispa divina?”, se pregunta el escritor ganador del último Premio Planeta. Las claves de esa chispa divina se encuentran en “El fuego invisible”. Después de esto, pocos lectores se podrán resistir a leer el libro de Javier Sierra. No dejemos que la rutina de lo cotidiano arruine nuestra visión de la vida.
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