Dolores Conquero es periodista y escritora. Durante gran parte de su carrera ha trabajado para diversos medios de comunicación donde se especializó en reportajes y entrevistas. Ha escrito diversos libros, incluido poesía. En la entrevista, la autora cántabra, nos desvela algunos de los secretos más íntimos de estas fascinantes mujeres que decidieron romper moldes y vivir la vida que a ellas les apetecía.
¿Cómo surgió la idea de escribir "Amores contra el tiempo"?
Yo creé hace cuatro años un blog en el que analizaba cómo se trataban las relaciones en las que la mujer era mayor que el hombre. Contaba historias de parejas famosas pero también dedicaba post a películas y libros sobre el tema, incluso a alguna ópera. Fue mucho más tarde cuando surgió la idea de escribir las biografías de mujeres que a lo largo de la Historia hubieran pasado por algo así.
¿Cómo seleccionó a las mujeres que ha biografiado?
Además de por ser interesantes en sí mismas, procuré que fueran de épocas y sectores diversos, para dar una visión amplia y por aquello de hacer el libro más ameno.
¿Ha dejado alguna mujer que le gustaría haber tratado?
Alguna escritora como Marguerite Duras, sí, pero no podía ponerlas a todas y además ya tenía a otra escritora: Agatha Christie.
La sociedad ve lógico que el varón sea más joven que la mujer.
En caso contrario, ¿cómo se comporta? Pues este un ejemplo claro de machismo. Al hombre le ha venido muy bien que esto sea así, porque alarga su vida amorosa y tiene opciones (siempre en teoría) a los 20, a los 40, a los 60. A la mujer, en cambio, la sociedad la ve de otra manera cuando tiene una edad y todo es más difícil. El culto a la juventud de nuestros días tampoco ayuda. Hay excepciones, claro, pero son contadas, y el solo hecho de cómo se habla de ellas ya es revelador de esta diferencia.
A la mujer, la sociedad la ve de otra manera cuando tiene una edad y todo es más difícil
¿La familia tiene mucho que decir?
Sí, claro. La de la mujer, la de su pareja… incluso la propia mujer se lo piensa mucho antes de meterse en una relación así, porque no siempre es fácil y a veces no le compensa.
Usted cuenta que Marie Curie y Dolores Ibárruri tuvieron tantos problemas que incluso renunciaron para siempre a tener vida amorosa.
Sí, pagaron muy cara la osadía de amar a quien les viniera en gana. Eran mujeres que llegaron a lo más alto en sectores tradicionalmente vetados a las mujeres, pero fueron ferozmente atacadas por su vida personal y, de diversa forma, llegaron a la conclusión de que no les compensaba. No sé de ningún hombre que haya tenido que hacer lo mismo sólo para seguir trabajando y avanzando en lo suyo.
Agatha Christie vivió rodeada de misterio toda su vida, hasta llegó a desaparecer en un hotel. ¿Fue un misterio la relación con su segundo esposo, el arqueólogo Max Mallowan?
Si entendemos como un misterio eso que hace que dos personas congenien y no se cansen nunca de estar juntas sí, pero la de esta pareja fue una historia feliz que les enriqueció a ambos. Max era un hombre moderno que nunca se sintió amenazado por la fama de su esposa y ella no habría escrito todas esas novelas ambientadas en Oriente Medio si no lo hubiera acompañado a él en muchos de sus viajes. Se llevaban 14 años y ella tuvo muchas dudas al principio, sobre todo cuando descubrió que él y su sobrino habían ido juntos al colegio. Felizmente, las superó.
“Además de sus historias personales, trazo un retrato de estas nueve mujeres y de la época que les tocó vivir”
En el libro también reivindica figuras como la de Gala, la esposa de Salvador Dalí.
Detesto los prejuicios y las etiquetas que con tanta facilidad se ponen y tanto cuesta cambiar. Gala no era una mujer de sonrisa fácil y no caía bien, pero en absoluto era la arpía que se ha dicho. O, cuando menos, merece ser contemplada en su complejidad. Si era tan avara y materialista como se suele decir, ¿por qué en las cartas que se cruzó con su exmarido, el poeta Paul Eluard, le dice tantas veces que le ha mandado dinero a él y a su nueva esposa? Cosas como esa están ampliamente documentadas en el libro, sí, porque además de sus historias personales, trazo un retrato de estas nueve mujeres y de la época que les tocó vivir.
¿Cuánto tiempo ha necesitado para documentar las nueve biografías de su libro?
Pues bastante. Me encerré, literalmente, durante varios meses para hacerlo, pero mucha documentación “la traía ya puesta”, claro. De hecho, el libro está lleno de referencias cruzadas y de curiosidades. Todo esto de Gala, por ejemplo, lo conozco bien porque desde los 15 años soy lorquista y Lorca me llevó a Dalí. Además, en su día tuve la suerte de conocer y tratar a Pepín Bello, genial amigo de ambos y de Buñuel.
¿Cuál de sus protagonistas le ha costado más escribir?
Quizá la de Dolores Ibárruri, porque ella no quiso hablar nunca de su historia con Francisco Antón y fue muy difícil descubrir qué había pasado exactamente. Había testimonios muy valiosos, como los de su fiel colaboradora Irene Falcón o el libro que le dedicó Manuel Vázquez Montalbán, Pasionaria y los siete enanitos, pero falta saber de primera mano lo que ella sintió.
A pesar de eso, muchos descubrirán aquí cosas insólitas sobre esta mujer que alcanzó la categoría de mito.
Mucha gente no sabe que de niña y adolescente fue profundamente religiosa, o que disfrutó enormemente de la maternidad (y que vivió el dolor de perder a varios de sus hijos de niños). También se suele creer, erróneamente, que la izquierda era más permisiva para estas cuestiones personales. Pues no: tan machista era la izquierda como la derecha, y eso de que una mujer tan poderosa tuviera un amante, y además mucho más joven que ella, era algo que no gustaba nada, ni a unos ni otros. Sin embargo, mientras la criticaban e intentaban apartarla del poder, hombres de ambos bandos hacían lo que querían con su vida amorosa.
Si tuviese que seleccionar una de estas grandes mujeres. ¿Con cuál se quedaría?
Si me lo permite, elegiría a dos: Agatha Christie, porque disfrutó mucho de la vida y ha sido una delicia sumergirme en su vida, y Coco Chanel, porque he descubierto que la mujer independiente y rompedora que fue no logró eclipsar nunca a la niña abandonada que día tras día esperó, inútilmente, que su padre volviera a buscarla.
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