“Hippie”, de Paulo Coelho

El escritor brasileño, afincado en Suiza, ha tenido que recorrer un original periplo personal hasta llegar al lugar que ocupa en las letras universales. Parte de ese camino lo cuenta en tercera persona en su última novela “Hippie” que he tenido la oportunidad de leerla dos meses antes de su puesta a la venta en España en uno de los últimos pueblos hippies de España, Vecindario. Población que resiste al paso del tiempo gracias a la fe de un puñado de personas provenientes de diversos países del mundo que mantienen la llama del hippismo de los años sesenta-setenta como aquella población del norte de la Galia aguantaba el predomino de los romanos.

Paulo Coelho conoce bien nuestro país, son varios los viajes que ha realizado al rio Piedra o por el camino de Santiago. Pero en esta ocasión ha querido contar el germen de su formación y no sólo literaria, sino vivencial. Ya desde joven fue una persona rebelde que tuvo algunos problemas psiquiátricos, por los que tuvo que ser ingresado en diversas instituciones sanitarias de su país. En “Hippie” cuenta algo de ello, pero en lo que se centra, sobre todo, es en los viajes de iniciación.

El autor de “El alquimista” relata su primer viaje por América Latina a través de los Andes en busca de las ciudades perdidas de Perú y Bolivia. Esto lo hace alternando dos tramas, por un lado, tenemos la actual que se desarrolla en Ámsterdam donde ha ido para conocer Europa como puerta de Oriente y la que va recordando de lo que tuvo que pasar por tierras americanas, donde llegó a dar con sus huesos en una cárcel brasileña al ser confundido por un presunto terrorista demócrata -así estaban las cosas en Brasil-, que luchaba contra las dictaduras latinoamericanas tan en boga en aquellos años.

Paulo Coelho al adoptar la tercera persona para escribir su novela, se convierte a sí mismo en un personaje de ésta, toma distancia sobre sí mismo, Paulo es el protagonista absoluto de una novela coral por donde pasan personajes insólitos de diferentes países. Lo más reseñable de este movimiento hippie era su universalidad, personajes de diferente procedencia geográfica convivían como si fueran hermanos, compartiéndolo todo. Quizá, demasiado.

La historia que relata es la de un Magic Bus, aquellos autobuses escolares, convenientemente decorados con símbolos hippies, que atravesaban todo Estados Unidos o Europa hasta llegar a la India o Nepal, lugar principal de peregrinación de los hippies de aquel entonces. En uno de ellos, se subió Paulo Coelho con la intención de ir en busca de su porvenir, que pretendidamente estaba en Nepal, pero los dioses del destino no le llevaron hasta su pretendida meta porque ésta estaba a mitad de camino. Toda una metáfora que podemos aplicarnos a casi todos las personas.

La filosofía sufí está muy presente en el libro como lo está la hippie. Aquellos viajeros buscaban una forma de vivir diferente, más acorde con los sentimientos humanos. Coelho nos va dejando a lo largo de la novela muchas perlas de su cosecha, como nos tiene ya acostumbrados hace muchos años. Yo les dejaré una sola con el ánimo que la apliquen, tanto para leer el libro como para su vida: “el peor de los asesinatos es el que acaba matando nuestras ganas de vivir”. “Hippie” es, precisamente, el antídoto para todos aquellos que ya están cansados de vivir y soportar golpes de una sociedad cada vez más deshumanizada en el sentido orteguiano. Lean el libro y disfruten con lo que cuenta, una nueva visión del movimiento hippie pero, también, de una forma de vivir que ha pervivido en el corazón de muchos.

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