Una mujer humillada que a veces desea la venganza y otras espera el olvido, que se rebela y luego renuncia. Una mujer que ha perdido lo único que amó y piensa que, en realidad, nunca lo tuvo. Escribe diarios de su pasado, avanzan y retroceden, son planes para el pasado, una forma de saber qué sucedió y se conozca quiénes fueron los culpables de su desgracia.
Desea acabar con el enmudecimiento al que desde niña le ha obligado su clase social. Pero hay algo que ella no sabe o no se atreve a decir, como si sus palabras fueran el prólogo de unas verdaderas confesiones y el reconocimiento de una liberación imposible.
En la línea de escaparates iluminados y sucesivos, una mujer que pasa, un reflejo, guantes, bolso, abrigo, la cabeza alta, soy ella. Oigo pasos y son mis pasos, mis tacones altos, me detengo, cierro los ojos, avanzo a ciegas sin correr peligro, la calle está vacía. El viento es cortante, cuando empiece a amanecer hará aún más frío, deseo decir a voces ven, abrásame con tus manos heladas, despiértame de una vez. Soy yo esta, que avanza o retrocede, y es igual porque no va en ninguna dirección.
Fernando Sánchez Pintado (Madrid, 1950), licenciado en filosofía, es escritor y editor. Ha publicado las novelas Un tren puede ocultar a otro (Endimión, 2004), favorablemente acogida por la crítica por su «carácter reflexivo y su prosa envolvente que no da nada por definitivamente zanjado» (F. Solano); Contrariar al zurdo (Barataria, 2006), «una novela de carreteras secundarias, dialogada y concéntrica en las obsesiones de sus personajes» (A. Cabo); Performance (Barataria, 2010), un relato mordaz sobre «el ansia de poder, y la inanidad de las instituciones culturales que crecen a su sombra» (V. Claudín); y La última vez que veremos el mar (Pasos Perdidos, 2015), una narración en la que regresan el pasado y el amor que se creían olvidados, y la imposibilidad de borrar la culpa.
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