Una novela intimista construida con maestría, que explora diversos tiempos y lugares (España, la Guerra Civil, el París de los años veinte, Nueva York...) y plantea una historia de amor descarnado, imposible por la propia naturaleza humana, por la inseguridad, por el miedo; por la incapacidad de reconocer que tal vez el error fue no amar.
«La tarde de otoño estaba fresca. La humedad de la lluvia aún pendía del aire. Las hojas caídas se arremolinaban en las aceras del bulevar de su vieja ciudad. Martín y Blanca Luz empezaron a caminar, el uno al lado del otro, como aquella otra tarde en que volvieron juntos a casa por primera vez, no demasiado deprisa, disfrutando del paseo y de la atmósfera que se esponjaba a su alrededor.»
Blanca Luz Miranda es una empresaria de éxito. Su objetivo: amasar una gran fortuna para comprar arte. La adquisición, en una subasta de Nueva York, de uno de los cuadros más inquietantes del pintor Martín Pendragón cumplirá el sueño de esta anciana de ojos enigmáticos. En esa misma sala una periodista observa la escena con interés, está convencida de que tras ese pago millonario se esconde un secreto y hará todo lo posible por descubrirlo. Lo que no sabe es que será Blanca Luz quien decida cómo se escribe su historia.
Marta Quintín Maza nació en Zaragoza un 6 del 6 del 89 y cuando tenía cuatro años la subieron a una mesita de su clase de párvulos para que les contara a los demás niños una historia de su elección. Eligió la de Cenicienta. Desde entonces lo único que recuerda del resto de su vida es haber contado unas cuantas más. Como aquellas con las que ganó varias veces el premio Tomás Seral y Casas de relato corto o las que ha recogido como periodista en la agencia EFE, la Cadena SER, y la NASA española, o esa otra que se llama Dime una palabra y que es su primera novela publicada al calor de los rascacielos de Nueva York. La historia más reciente de todas las que ha contado es El color de la luz. El resto están por venir.
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