\"Objetos perdidos\", en una selección de poemas y aforismos, que más que \"Objetos perdidos\", se va convirtiendo, parafraseando a la escritora Rosario Raro, en “sujetos encontrados”.
¿Qué significa la poesía en tu vida, Lupe? ¿Por qué crees que te ha elegido?
La literatura, y dentro de ella, la poesía, ocupa un lugar esencial en mi vida, hasta el punto, que, si no escribo o leo, me siento como pez fuera del agua. Leer es un alimento que necesito, tanto como escribir, una necesidad vital que me ayuda a reflexionar, a poner orden y a comprender (o no comprender) el mundo en que vivimos, tanto de manera interior como exterior.
Y ¿por qué me ha elegido? No podría decirlo, no lo sé, pero sé que la literatura es una mujer misteriosa y sus razones tendrá. Fui consciente desde siempre de que quería escribir y que una de las tareas que debía hacer era dar mi voz al mundo, bien sea en mi propio nombre o en el de otras personas. No sé por qué es así, pero así es, es como una vocecita interior que me dice: “escribe y habla”. Y a veces también me dice: “escucha y cierra la boca”.
¿Cuáles son las palabras que más aparecen en tu obra?, ¿lo has pensado alguna vez?
Más que pensarlo, alguien me lo dijo, y si no recuerdo mal fue Pedro de la Peña, quien se tomó la molestia de contabilizarlas. La palabra que más aparece es VIDA, así con mayúsculas. Y no me extraña porque creo que mi poesía es vitalista, que la vida es un regalo, eso que llaman los budistas el “precioso renacimiento humano”, y que, como dijo el poeta: “la vida es bella porque es vida”, aunque a veces duela.
Yo diría que tienes un estilo fresco, directo, con mucho humor. No obstante me interesa mucho saber cómo percibes tu escritura.
Me gusta lo natural, y no me gusta lo artificial. No soporto las flores artificiales, ni me siento cómoda con los convencionalismos, ni con el exceso de intelectualidad o el retorcimiento. La razón y el corazón creo que deben equilibrarse y se engrandecen con una dosis de humor, que tanto falta en la literatura española. El humor es el antídoto a la cursilería. Además, me gusta sentirme cómoda, mostrarme como soy, y lo que siento, sea lo que sea, si gusta bien, si no, también, puliendo los poemas, pero sin dobleces. Prefiero la luz, a la oscuridad, me interesa más lo verdadero, lo auténtico, lo libre. En mi casa siempre hemos jugado mucho con las palabras, nos hemos divertido de verdad, y nos hemos reído a carcajadas leyendo a Pitigrilli, a Jardiel y a otros autores o autoras. Me gusta mucho cuando consigo arrancar una sonrisa a alguien que lee o escucha la parte del Abecediario porque es un momento de distensión y de amistad. No soy buena para analizar mi poesía, la percibo como algo natural porque escribir es algo natural para mí, y ahora me interesa más el efecto que produce en los demás, porque ¡ojo!: la poesía tiene efectos secundarios.
Parece que viviste un gran momento cuando coordinaste el ciclo de poesía escrita por mujeres valencianas en lengua castellana, Ventanas, que más tarde quedaría reflejado en la antología del mismo nombre: Ventanas (Torremozas, 2007). Pero ahora atraviesas otra buena etapa porque acabas de publicar un ensayo sobre La imagen de la mujer en la poesía de Neruda y esta antología, titulada \"Objetos perdidos\". ¿Cómo vives tú este momento?
Lo vivo con satisfacción, alegría y tranquilidad. La verdad es que ha venido rodado y es fruto de muchos años de oficio, poco a poco, “verso a verso”. El libro de la Imagen de la mujer en la poesía amorosa de Neruda es el resultado de una investigación muy rigurosa porque fue el tema de mi tesis doctoral. Tirant Lo Blanch publicó una versión divulgativa porque le pareció muy interesante y su director, Salvador Vives, pensó que era un tema poco investigado. Y Objetos perdidos es como un hijo deseado, que crees que ya no vas a poder tener, y llega, sin esperarlo, al conocer a Gabriele Nero y su editorial El Doctor Sax, que apostó de inmediato por los poemas. Ha sido, además, un honor ser la primera y única española que edita con él, y parece que ambos libros están teniendo buena acogida. Como sabes este camino es largo y creo que es un momento dulce porque se empiezan a recoger frutos y lo vivo también con agradecimiento.
Transcribo a continuación los versos finales de “Háblame como lluvia”, ¿cómo nació concretamente este bello poema?, ¿cuál es su historia?
Háblame como lluvia.
Todas las utopías reunidas en una:
dime que el amor triunfa,
dímelo muchas veces,
háblame como lluvia,
aunque sea mentira.
Es una historia interesante y tierna: Karen Blixen, la autora de Lejos de África (novela que también se llevó al cine: Memorias de África) contaba que, de vez en cuando, le gustaba recitar poemas a los nativos, en mitad del campo, cerca de su granja. Cuando recitaba un verso que rimaba, los niños se reían mucho porque decían que la rima sonaba como lluvia. Y cuando querían que ella les recitase más poemas, le decían: “Háblanos como lluvia”. Me pareció una escena tan poética y cinematográfica al mismo tiempo, que decidí escribir este poema .
Si tuviera que describirte, diría que eres una persona, entre otras cosas, apasionada, valiente, solidaria... Y quizá esto explicaría, en parte, por qué razón se te considera una persona auténtica. Pero… ¿qué nos dirías tú acerca de ti misma?
Diría que me gusta disfrutar de la vida y hacer disfrutar a quienes vengan conmigo. Diría que me importa el mundo en que vivimos y me gustaría aportar algo positivo. Diría que mi modo de ser es una mezcla de los genes que he heredado y la educación que he recibido, y en eso soy una persona afortunada. Aunque una cosa es como te ves, otra cómo te ven, y otra más, cómo te gustaría verte, claro. Prefiero que me definan los demás, la verdad, nunca se es muy objetivo cuando tratamos lo propio. Sencillamente, me gusta no esconderme, ni siquiera mis defectos, y también la elegancia de la discreción, cuando es el momento. Se trata de empatizar con las personas y no poner las barreras de lo individual, ese egoísmo tan propio de este tiempo. Lo que me importa del ser humano es eso, su humanidad. Me gustan las personas buenas, creo que la bondad está infravalorada y habría que colocarla en el lugar que merece.
Destacaste en la presentación de tus Objetos perdidos, en la librería Bartleby, el pasado 27 de marzo que este libro era muy especial para ti por varios motivos, recuérdanos cuáles.
Sí, lo es, sin duda, por varias razones. Primero porque reúne mi poesía esencial en una larga trayectoria de 30 años, y esto se agradece. Además, está publicado en una editorial muy nueva, original, y coherente con mi modo de ser, a la que intuyo además un gran futuro; y, por si fuera poco, aparecen las ilustraciones de mi querida hermana Mayte, que no tuvo la oportunidad de ver publicados sus fantásticos dibujos a tinta porque murió muy joven. Esto me parece increíble, que tantos años después, puedan, por fin, conocerse sus dibujos, junto a mis poemas, lo que demuestra que el amor transciende la vida, y esto me emociona.
Como persona comprometida que eres me gustaría saber tu opinión: sobre qué le haría falta al mundo para que fuera un lugar mejor. Y dónde pondrías, tu granito de arena, para contribuir a ello.
Esta es una pregunta inteligente y difícil. ¿Te acuerdas de la canción de los Beatles All you need is love? Pues podríamos aplicarlo, pero no solo necesitamos amor, sino comprender la importancia de la empatía humana, en una dimensión mucho más amplia. A esta civilización le falta reflexión y autoconciencia, y le sobra codicia. Tenemos todos los recursos necesarios para vivir bien y, sin embargo, esa misma codicia provoca que se repartan mal esos recursos y que en lugar de cuidar el lugar donde vivimos, no se nos ocurra nada más inteligente que destrozar el planeta. Somos seres tremendamente contradictorios, distópicos. Creemos que la tecnología nos va a hacer más felices y, sin embargo, en su mayor parte (no toda) nos hace más egoístas, en una realidad que no queremos ver, y en la que vivimos con un ritmo acelerado y vamos deprisa, sí, muy deprisa y muy agobiados, pero… ¿hacia dónde? Aún estamos en el paleolítico de la sabiduría interior. Creo que nos hace falta sabiduría y nos sobra ignorancia y codicia. Nos hace falta volver la mirada hacia nosotros y reflexionar o darnos cuenta de lo que significa una buena vida y el lugar que ocupamos en el mundo. Es posible una forma de vida más sabia, mejor y más justa. Es posible, pero no nos lo creemos.
Respecto a cómo aporto mi granito de arena, creo que, en este momento lo hago en dos direcciones: por una parte, enseño Ética en la Universidad Europea de Valencia, y, aunque a veces me sienta como Don Quijote contra los molinos de viento, intento enseñar el valor del respeto[1]. Mi otro granito de arena es escribir sobre el mundo en que vivimos dar mi voz como una mujer, feminista sin duda, que tiene algo que decir, de forma contundente o poética, según lo exija la propia forma. Y, por último, intento estar allí donde me llaman y ayudar en la medida que pueda, me parece muy importante, en este sentido, pasar a la acción, en mi caso desde asociaciones varias, bien sean nacionales o internacionales.
Y, ahora para ir finalizando, explícanos en qué proyectos andas metida, porque sé que no paras, que eres inquieta.
Sí, lo soy, me gusta tener siempre un proyecto ilusionante. Hace un año comencé mi primera novela, y voy por el segundo borrador. Tengo dos obras de teatro a medias, un libro de relatos en stand by, el primer capítulo (coautoría) de una serie de TV piloto en negociaciones, y poemas sueltos que voy guardando “en la cazuela”. Ahora mismo estoy centrada en la novela, que ha sido un deseo largamente acariciado, y lo combino con las clases y la vida familiar, en una especie de malabarismo circense monoparental. Voy lenta pero segura, mientras alrededor suceden cosas, muchas cosas, como, por ejemplo … la vida… que, como dice mi hermana Marta, un lío tras otro.
Para poner el punto final a esta entrevista, me gustaría que transcribieses algún poema breve y algunos de tus aforismos o definiciones que podemos encontrar en \"Objetos perdidos\" (El Doctor Sax, 2018).
Lo importante
Y tendrás que aprender a ser tú misma:
aceptarte o luchar,
saberte sola.
Del fracaso o la gloria
nos queda la experiencia
y algo más
que un corazón latiente debajo de la ropa.
Y tendrás que aprender a hacerte fuerte
que no te quiebre nadie,
mantenerte.
De todos los momentos de la vida,
sobrevivir y dar la cara importa.
Amar es lo que importa,
finalmente.
De Miniaturas:
“Cuando vamos de viaje, la mirada merienda”.
“Solo hay un camino
y es hacia adelante”.
De Abecediario
Charco: no tiene más que agua en el cerebro.
Informe semanal: el hombre sigue siendo un animal.
Voluptuoso: palabra de poeta.
That´s all!
[1] Ética y desarrollo profesional, Lupe Bohorques (Coord.), ed. TIrant lo Blanch, 2014.
Puedes comprar el poemario en:
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